En los últimos meses del año y hasta finales de abril, el país y los vecinos tropicales se convierten en un hogar temporal para cientos de aves que migran desde sus hábitats naturales en época de invierno, para acceder a recursos alimenticios y ambientes cálidos, mientras empieza la primavera en sus países de origen. Los colores, las alas, la diversidad y el plumaje, se convierten en protagonistas no solo en los humedales y parques de Bogotá, sino en los distintos paisajes de Colombia.
Al país, llegan exactamente 275 especies de estas aves que, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, utilizan para su movilización rutas que pueden ser latitudinales de larga distancia, transfronterizas y locales. Sobre la diversidad de estas aves migratorias conversaron la doctora Natalia Ocampo, ecóloga experta en conservación de aves y Memo Gómez, experto en fotografía de aves, en Encuentro Sostenible. Le recomendamos: ¿Qué hay detrás de la adopción y el abandono animal en Colombia? De acuerdo con Ocampo, estas visitantes “empiezan a abandonar sus hábitats naturales, la mayoría desde Norteamérica, entre septiembre y octubre y llegan a los países tropicales para alimentarse. No se reproducen, solo comen y sobreviven. Finalmente, en marzo y abril vuelven a sus territorios”. En Colombia y el resto de países a los que migran, estas aves, según explicó Ocampo, encuentran una gran variedad de recursos para su alimentación como frutas e insectos, por lo que para ellas es mucho mejor volar grandes distancias hasta el trópico para sobrevivir y regresar a reproducirse. “Allá hay menos depredadores que en el país, por lo que aquí no tienen crías", explicó.
En la imagen dos ejemplares de Tringa. Foto: Memo Gómez. De acuerdo con Gómez, hay algunas especies que realizan estos viajes durante la noche, mientras que otras prefieren hacerlo durante el día. Así, “utilizan unas rutas en particular: la del Pacífico, la del Atlántico y la del Mississippi”, comentó. Sobre estas rutas, la guía de especies migratorias del Ministerio de Ambiente y WWF, afirma que ellas “pueden llegar al país usando el corredor del Pacífico y cruzar la cordillera para seguir hacia la Amazonia. O pueden llegar por la costa Caribe y luego usar los corredores andinos en su ruta hacia el sur. La mayoría de ellas usan las costas, bosques o humedales colombianos como lugar de descanso y alimentación”. Le sugerimos: Cinco proyectos de protección animal radicados en el Concejo de Bogotá De acuerdo con Ocampo, las aves que visitan el país son muy diversas. “Somos el hogar de la mitad de la vida de ellas. Llegan en bandadas mixtas. Una de las especies que más vemos en el país son las rapaces. Bogotá al ser tan urbana, permite ver algunas reinitas, como la reinita de Canadá en algunos árboles”, comentó. Gómez añadió que se trata de una lista enorme. “También podemos ver a las playeras, a las atrapamoscas, a los colibríes, a las gaviotas y un montón de otras familias como las gallinas ciegas”, dijo.
En la imagen una reinita gorjinaranja, también denominada reinita de fuego. Foto: Memo Gómez. Ellas llegan a distintas partes del país, dependiendo de las condiciones que mejor se acomoden a su forma de vida, según los expertos. “Casi todas las regiones de Colombia reciben aves migratorias. Por ejemplo, la mayor concentración de playeras se da en el Pacífico, parece como si fueran insectos. Las reinitas prefieren los bosques de niebla, los bosques andinos cerca a Bogotá o los que están en otras cordilleras. Hay otras especies que prefieren tierras bajas, como las amazónicas. Y también hay algunas que prefieren los cultivos de café con sombra, o los cítricos”, explicó Ocampo. Este, que es un espectáculo sin precedentes de casi seis meses, se ha visto afectado por el cambio climático, pues según describió Ocampo este fenómeno "está afectando los tiempos de migración ya que el otoño y el invierno están empezando tarde, causando que las aves también lleguen tarde a los del trópico”. Según comentó la experta, la situación afecta también el regreso a sus países, puesto que al arribar tarde a esta parte del mundo, retornan con tardanza a sus países y pueden encontrarse con la eclosión de algún insecto. “Este desbalance está afectando el éxito reproductivo de muchas aves. Otras deciden no migrar porque creen que el invierno no va a llegar y este las coje durante la migración”, explicó. Le puede interesar: EN VIDEO: la iniciativa que impulsa el reciclaje en los colegios rurales de Usme También, el aumento de fenómenos naturales como los tornados y huracanes las están afectando. “Ellas están volando y se topan con ellos. Muchas mueren al ser arrastradas, otras terminan en sitios donde les es imposible sobrevivir”, explicó Ocampo.
En la imagen un atajacaminos común, conocido como añapero yanqui o añapero boreal. Foto: Memo Gómez. Para el fotógrafo Memo, los cambios que ha podido observar con su lente se relacionan con las grandes sequías y los incendios. “Muchas veces he viajado, esperando avistar algunas especies. Sin embargo, están cada vez más reducidas. Fui a lugares donde había variedad de aves, regresé años después y me topé con un escenario completamente distinto: árboles rostizados, bosques quemados y, obviamente, sin aves”, describió. Otro de los efectos del aumento de temperatura es que las zonas que durante mucho tiempo fueron frías han comenzado a calentarse. Esto ha ocasionado, según señalaron los panelistas, que las aves comiencen a moverse hacia arriba de las montañas. “Ellas terminan yendo a territorios donde hay otras especies y se convierte en un peligro, además de que en algún momento van a quedarse sin espacio”. De acuerdo con Gómez, este cambio se ha notado no solo en las aves, sino en las especies en general. “Cuando yo empecé a bucear para captar la fauna marina, antes de fotografiar aves, en 1978 más o menos, veía una gran diversidad. Ahora, a veces ni se ven estos animales”, comentó. Por eso, para proteger la avifauna, los expertos compartieron algunas recomendaciones con los espectadores: Mantenga a los gatos dentro de los hogares ya que son buenos cazadores y muchas veces atrapan a las aves cuando estas descansan del vuelo. De acuerdo con Ocampo, para vislumbrar una cifra de este hecho, en Norteamérica mueren al año 3,4 billones de aves por cuenta de los felinos. “Si se encuentra un ave de estas, probablemente esté cansada, no herida. Póngala en una bolsa de papel, o en una canasta con huecos. Déjela tranquila y en unos veinte minutos intente soltarla. La mayoría se recuperan muy rápido del choque muscular que sufren”, recomendó Ocampo. Eduque y no ofenda. De acuerdo con Gómez, muchas personas las lastiman porque desconocen mucho de ellas, por lo que compartir material para que estas personas puedan conocer más al respecto resulta muy positivo. Haga ventanas seguras. Muchas aves terminan chocándose con las ventanas de los edificios porque, al ser transparentes, no logran visualizarlas. “Ponga puntos, rayas, haga de estas un objeto visible para las aves”, dijo Ocampo. Tómese el tiempo de conocer estas especies. “Entre más conocemos algo, más lo conservamos”, señaló la ecóloga. “Produzcamos pero no acabemos con la naturaleza. La industria es importante, pero también la naturaleza”, señaló Gómez. “No compre aves como mascotas, no incentive esa cultura. Ellas nacieron para ser libres”, finalizó la ecóloga.