Los habitantes de Arkhangelsk, en el noroeste de Rusia, pueden decir con certeza que se hizo justicia luego de que un tribunal condenara a cadena perpetua a Eduard Seleznev, de 51 años, conocido como el ‘Caníbal de Arkhangelsk, tras asesinar, cocinar y comerse partes de los cuerpos de tres de sus amigos.
Entre los años 2016 y 2017 en la ciudad rusa de Arkhangelsk se reportó la desaparición de tres personas de 59, 43 y 34 años. Se trataba de los amigos del caníbal.
En medio de ese periodo, los investigadores lograron establecer que Eduard Seleznev se había mudado a la vivienda de uno de los desaparecidos y le aseguraba a su familia que su compañero de apartamento se había marchado a trabajar a otra ciudad.
En medio del proceso investigativo, las autoridades rusas hallaron en dicha vivienda algunos restos en avanzado estado de descomposición y cortados de tal forma que dificultó inicialmente su identificación. Sin embargo, la policía ya empezaba a tener indicios de qué había pasado.
Acorralado, Seleznev confesó que había apuñalado a sus amigos -que inicialmente habían sido reportados como desaparecidos-, luego de que se desmayaran de tanto tomar alcohol. Narró ante el Tribunal que hirvió los cuerpos y utilizó los restos como comida, y otras partes las arrojó en bolsas plásticas a un río.
Además, en su frío y cruel relató reveló que sus hábitos alimenticios incluían también gatos, perros, pájaros y otros animales que cazaba en las calles.
En medio del juicio, el hombre intentó argumentar que padecía problemas mentales y que todo lo había hecho tras seguir “unas voces” que rondaban su cabeza. Sin embargo, los psiquiatras forenses no le creyeron y lo declararon “cuerdo y plenamente responsable de sus actos”.
Luego de evaluar las pruebas, la Corte Suprema de Rusia decidió que Seleznev deberá cumplir la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Medios internacionales aseguran que el caníbal ya había pagado una condena de 13 años de cárcel por doble asesinato.
En otro atroz crimen, un juez de la Corte de la Corona de Sheffield, en Reino Unido, declaró a Pawel Relowicz culpable de violar y asesinar a la estudiante Libby Squire. El hombre, un carnicero padre de dos hijos, es un inmigrante polaco de 26 años.
Los hechos se presentaron la noche del 31 de enero de 2019 en Kingston upon Hull, al este de Inglaterra. Ese día, Libby Squire, de 21 años, fue vista por última vez, después de que no le permitieran el ingreso a un club nocturno, mientras estaba en supuesto estado de alicoramiento.
Fue allí cuando Pawel Relowicz habría encontrado a la estudiante deambulando por una calle y se ofreció a llevarla en su vehículo hasta su casa. Según declaraciones del hombre –que trabajaba como carnicero en una ciudad vecina, era casado y con dos hijos– “buscaba a una mujer para tener un sexo fácil”.
Sin embargo, la joven nunca llegó a su vivienda y siete semanas después su cuerpo sin vida fue hallado por unos pescadores en un río y tenía un collar de oro con la letra ‘L’ en el cuello. Aseguran que el cadáver estaba bastante desfigurado para concluir puntualmente cómo fue asesinada; sin embargo, contenía esperma de Relowicz.
En medio del proceso judicial, el hombre afirmaba que no había violado ni asesinado a Libby Squire, sino que mantuvo sexo consentido con ella y luego la dejó en una carretera. No obstante, en medio de la investigación hallaron que Pawel Relowicz había sido condenado nueve veces por delitos sexuales cometidos entre los años 2017 y 2019.
En la vivienda del asesino los investigadores encontraron una bolsa con juguetes sexuales, ropa interior femenina y fotografías robadas de estudiantes. “En Libby Squire encontró la oportunidad que estaba buscando y fue más lejos de lo que había hecho antes, llevándola lejos, violándola y matándola”, dijo el fiscal, Richard Wright.
La joven era estudiante de filosofía y religión. Las personas que la vieron por última vez aseguraron que trataron de ayudarla, pero estaba bastante alterada debido a su estado de embriaguez. Entre tanto, el asesino fue visto “paseando por el área de estudiantes” como si estuviera buscando una oportunidad para hacer algo.