“La vida cambia en un segundo”, reconoce Gloria Iraidis Camargo, la mamá de Paula Durán, justo antes de bajarse del avión en San Francisco, California, para visitar a su hija, a quien el 6 de enero le pronosticaron un mes de vida como consecuencia de un cáncer terminal.
Después de un largo viaje, la vio, la consintió y le prometió que nunca la volverá a dejar sola. Juan Diego Alvira registró cada instante de ese recorrido que se convirtió en una montaña rusa de emociones.
Unas de las frases que repitió Gloria Iraidis, o Iris, como le dicen sus familiares, fue que tenía el corazón a mil y que todo estaba en las manos de Dios. Viajó con la fe intacta y con la expectativa de que ocurriera un milagro que salvar a su hija, cuyo estado de salud se ha venido deteriorando con el paso de los días.
“Yo sé que con la presencia de nosotros ella se va a mejorar y con la ayuda de Dios”, le dijo Éder Durán, el papá de Paula, a Juan Diego Alvira. Un hombre de pocas palabras, que lució muy reflexivo durante todo el trayecto.
Iris fue mucho más emotiva y expresiva en esa larga travesía para encontrarse con su hija, que empezó el jueves 19 de enero a las 3:30 a. m. y terminó este viernes 20 hacia las 2:00 a. m.
Uno de los momentos más emocionantes del viaje fue el reencuentro de Iris con sus nietas en el aeropuerto, justo después de bajarse del avión. Se dieron un abrazo largo y rápidamente terminó llena de bombas y flores. “No tengo palabras, estoy en shock. Ellas eran mi vida cuando se vinieron y tengo mi corazón a mil”, dijo con una enorme sonrisa después de nueve meses de haberse separado, cuando su hija y su familia decidieron probar suerte en Estados Unidos.
“Llegaron los refuerzos para la guerra. Vamos a donde esa mujer que nos está esperando con los brazos abiertos”, expresó Sergio Vega antes de salir del aeropuerto internacional de San Francisco rumbo a Concord, California, que es la ciudad donde tienen su casa y donde yace Paula después de que los médicos, a principios de enero, informaran que médicamente no tenían nada más que hacer.
Finalmente, llegó el momento más esperado: la llegada de Iris a la casa donde estaba Paula. “De verdad que tengo sentimientos revueltos”, dijo Iris, y no era para menos, iba a encontrarse con su hija en una condición que nunca se imaginó, pero al mismo tiempo iba a conocer a Juan José, el bebé que nació en medio de todas estas circunstancias.
En la casa había una nutrida presencia de la prensa: toda Colombia y gran parte de América Latina pendiente de ese momento, esa imagen conmovedora que, por decisión de la familia, se dio a puerta cerrada.
Sin embargo, Juan Diego Alvira logró desde afuera un breve detalle del momento en el que Iris se arrodilla al lado de la cama, saluda a Paula y le toma la mano.
Después de unos minutos, Iris salió de la habitación visiblemente impactada por ese encuentro que había tenido con su hija. Contó apartes de la conversación que tuvo con ella: “Llegó mi mamá. Le dije, ‘¿Cómo está hija?’, y me dijo: ‘bien, ma’. Le dije: ‘Nos vamos a recuperar, nos vamos a tomar’… es que son muchos medicamentos. Bueno, hoy toca digerir un poquito esto. Esta noche voy a hacer oración. Mañana empezaré un esquema que como mamá planifiqué”.
El esquema tiene que ver con una dieta especial de alimentación, mucha oración y mucho amor de mamá: “Oración, alimentación, oración, terapia, consentirla, que me sienta. Traigo como un menú. Y pues voy a ser yo la que se encargue de esto: de su comida, de todo lo que se pueda”.
Durante el recorrido junto a Juan Diego Alvira, Iris fue casi una celebridad. Varias personas se le acercaron para expresarle su solidaridad y apoyo, pues la historia ha conmovido a todo el país y mucha gente la conoce. Justo antes de salir del aeropuerto de Bogotá, una joven le dio una estampita de Jesús para que lo tuviera presente siempre en sus oraciones. Iris y su familia son muy apegados a Dios y eso les ha dado aliento para ir sorteando estas circunstancias difíciles.
Desde que se conoció esta historia, la representante Saray Robayo se puso en contacto con la Cancillería colombiana y gestionó todo el proceso para que los padres de la joven Paula Durán pudieran tener la visa humanitaria. Así mismo, logró que una aerolínea hiciera la donación y lidera una serie de ayudas económicas para que puedan permanecer en Estados Unidos sin problemas.
Paula Durán, de 27 años, fue diagnosticada con cáncer terminal en California (EE. UU.), en donde vive con su esposo. Su historia se conoció en redes sociales, desde las que pidió ayuda al presidente de ese país, Joe Biden, para que se les otorgara una visa humanitaria a sus padres y que de esta manera ellos pudiesen viajar y acompañarla en su proceso médico.
A través de un live en Instagram, el periodista Juan Diego Alvira tuvo recientemente la oportunidad de entablar una conversación con Sergio Vega, quien es el esposo de Paula Durán, la colombiana que reside en Estados Unidos.
En medio de la conversación de Alvira, Vega reveló algunos detalles sobre el momento en el que Paula conoció a su tercer hijo, además de los avances que ha tenido su lucha para conseguir la aprobación de Estados Unidos para las visas humanitarias; incluso, reveló el momento exacto en el que la salud de su esposa comenzó a flaquear.
Vega comenzó contando su travesía para llegar a Estados Unidos, indicando que tuvo que salir del Huila luego de comenzar a recibir amenazas de grupos delincuenciales de la región, mismos que no estaban de acuerdo con los aportes a los jóvenes y niños que este hombre, junto con otros socios, estaban logrando a través de una organización y el deporte.
Vega resaltó que en medio de su viaje dejando Colombia, no lo hizo solo, sino que su esposa Paula y otros familiares se aventuraron a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, donde se entregaron a las autoridades migratorias. “Durante el camino tuvimos muchos tropiezos, nos quitaron mucho dinero, pero, pues llegamos a la frontera”, indicó Vega en la entrevista, recalcando que fue un camino peligroso y una experiencia que no repetiría.
A pesar de lo difícil que fue el camino y la llegada, Vega mencionó que comenzaron a trabajar y a iniciar de nuevo su vida junto con sus pequeñas hijas. Pues bien, fue justamente cuando Paula comenzó los controles por el embarazo de su último bebé que las cosas comenzaron a tornarse oscuras para esta familia.
Sin embargo, de un momento para otro, Paula comenzó a tener más complicaciones de las normales en su embarazo, por lo que acudió varias veces al hospital. “Llegó la doctora llorando, fue el primer choque, dijo que ella tenía un tumor en el cerebro, fue una noticia...”, contó Vega, recordando los momentos dolorosos que vivió cuando comenzaron los trágicos diagnósticos que, además, ponían en riesgo a su tercer bebé.
“Ahí es donde vemos que, en medio de esa tormenta, hay una luz de esperanza. Nace Juan José. Ellos me dicen que es muy riesgosa la cesárea porque su esposa tiene preeclampsia, pancreatitis, tiene un tumor y no saben si es maligno o benigno”, continuó contando Vega, insistiendo en las complicaciones del parto, pero la alegría que trajo su bebé.
En los momentos siguientes al nacimiento de Juan José, Vega insistió en que tuvo que ‘duplicarse’ y comenzar a hacer el trabajo que hacía su esposa con las niñas, y además cuidar del bebé, por lo que ahora también entendía el arduo trabajo de las madres.
“Ella estaba intubada, yo no le veía los ojos a ella desde antes que ingresáramos al hospital. Juan José nace el martes y a ella se lo llevaron más o menos el viernes. Yo estaba ahí con ella, ella está en coma, inconsciente; le pusieron el niño al lado, ahí en los brazos, y esa mujer abrió los ojos. Todos los que estábamos ahí empezaron a llorar, increíble. Al otro día la desintubaron, porque ya reaccionó”, reveló Vega sobre el momento en el que Paula conoció a su hijo, mismo que logró una mejora inmediata en su salud.