La búsqueda de un nuevo empleo no es una tarea fácil, por eso, es necesario tener en cuenta algunas recomendaciones para aprovechar las opciones disponibles en el mercado laboral.

Uno de los criterios que se toman en consideración a la hora de presentarse a una vacante es la hoja de vida. Tanto así que este documento puede convertirse en la llave de entrada a una compañía o, por el contrario, cerrarle las puertas por completo a un aspirante.

En este sentido, es primordial construir una hoja de vida que logre conquistar a los reclutadores, no solo por el resumen de las habilidades y el perfil profesional de la persona, sino también por su adecuada presentación y orden.

Y es que, precisamente, el reto más grande al elaborar una hoja de vida es lograr consignar toda la información básica, educativa y profesional, pero que sea sencilla de comprender para quienes la reciben. En ocasiones, los formatos, la letra, el diseño y los colores escogidos pueden dificultar la lectura de un buen curriculum vitae.

Shot of a young businesswoman looking stressed while using a laptop in a modern office | Foto: Archivo Semana

Siguiendo esta línea, tampoco es recomendable preparar un documento con el detalle de la experiencia académica y laboral, el cual termine siendo un mamotreto, interminable de leer.

Por ello, se sugiere que una buena hoja de vida debe contener solo dos páginas, en las que se ubiquen claramente los distintos puntos clave para el entrevistador y la compañía.

De acuerdo con el blog de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, una hoja de vida debe tener la información asociada a: el perfil del candidato, es decir, una descripción breve de las características más relevantes del profesional en relación con la vacante que aspira.

También, debe incluir los datos básicos de la persona, esto quiere decir: su nombre, dirección e información de contacto. Otros datos más específicos solo deben ser suministrados en tanto lo solicite la empresa, indican desde la institución educativa.

Es de gran interés para los reclutadores conocer la formación profesional, por lo que en la hoja de vida debe figurar el último nivel académico cursado y el lugar en el que se estudió. Conforme se va avanzando en la trayectoria académica, se recomienda ir quitando algunos ítems.

Por ejemplo, indican desde Korand Lorenz, si la persona ya cuenta con un título de pregrado, es preciso quitar la información referente a la formación básica primaria y bachillerato, a menos que aporten una cualidad de valor para la vacante a la que está aplicando la persona.

Asimismo, tienen que detallarse los cargos que se han desempeñado a lo largo de la experiencia laboral, siendo enfáticos en las funciones y los logros alcanzados durante el periodo trabajado. Claramente, se debe indicar las respectivas compañías y, de ser necesario, los datos de contacto de los jefes inmediatos.

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Por su parte, el blog de Goodwill Community Foundation menciona que un ítem infaltable en la hoja de vida es el de referencias. Alineado al punto anterior, los reclutadores necesitan contar con una forma de verificar la información consignada en la hoja de vida, por lo que facilitar los datos de las últimas experiencias laborales, así como de algunas referencias personales, podría ser de gran ayuda para avanzar en el proceso.

Con respecto a los detalles más de diseño, se aconseja escoger un tipo de letra que no entorpezca la lectura, como Times New Roman u otra tipografía frecuentemente utilizada en el campo laboral. Además, es preferible optar por un tamaño de letra no tan pequeño, aunque se considere que así cabe más información, ya que puede dar una apariencia desordenada.

Un truco es usar los formatos de negrita o mayúsculas para dividir la información de cada ítem y crear una estructura fácil de seguir para el lector.