En un hecho sorprendente, tres obreros que realizaban una excavación profunda de un terreno, con el fin de reforzar una vivienda en el barrio Alcalá, al sur de Bogotá, hallaron restos óseos fósiles que aparentemente podrían ser piezas de la mandíbula de un mastodonte, un animal prehistórico.
Los trabajadores de la construcción le contaron al medio Citytv que durante varios días se encontraron varias piezas que asemejaban ser huesos, pero no pensaron que se trataría de un hallazgo paleontológico.
Sin embargo, cuando se disponían a desechar los escombros se sorprendieron porque encontraron una mandíbula y unos dientes de un animal gigante.
Consultados por el canal local, voceros del Servicio Geológico Colombiano informaron que ante este tipo de eventos se debe seguir un protocolo para proteger las piezas encontradas. Por ello, les recomendaron a los ciudadanos que se topen con posibles bienes de interés geológico o paleontológico notificar a las autoridades locales y a esta institución del Gobierno nacional.
El Servicio Geológico Colombiano les confirmó a los obreros que las piezas halladas en el barrio Alcalá podrían ser de un animal prehistórico: “De manera preliminar, se puede determinar que la pieza corresponde a la mandíbula izquierda de un mastodonte, siendo la parte anterior la que tiene el molar con las cúspides más desgastadas, lo más probable es que sea Nastiomastodon platensis”, precisó un vocero de esta institución.
A mediados de septiembre, un niño de 12 años llamado Camilo Andrés Roa, y su abuelo Gonzalo Roa Hernández, descubrieron un fósil de la era Cuaternaria en la vereda Agualinda, en Norte de Santander.
Se trataba del colmillo de un mastodonte, que tiene una longitud de 1,86 metros, hallado en una quebrada llamada La Ciénaga, en momentos en que el menor y su abuelo iban tras unas cabras.
En ese momento, el diario La Opinión, de Cúcuta, reseñó que en un principio el niño y su familiar pensaron que lo hallado era una piedra o un poste de energía, pero al observarlo detenidamente lograron constatar que se trataba de algo que se asemejaba a un hueso.
Una vez les informaron a expertos en arqueología sobre este impresionante hallazgo, determinaron que se trataba del colmillo de un haplamastodon, un mastodonte americano, y el fósil fue llevado al Museo Arqueológico y Paleontológico de Agualinda.
“Nosotros vimos una punta y yo le dije: no, no, eso es un hueso. Me llené de emoción y de una vez me surgió la idea de contarle a la presidenta –de la JAC– para que lo sacaran”, dijo el niño al medio de Cúcuta.
Emocionado, el menor también indicó que jamás había visto un fósil en tierra. “Hace tiempo lo vimos y le avisamos a la presidenta de la Junta, quien en ese momento se había sometido a una operación. El niño me decía: vamos nosotros y lo sacamos, pero no nos atrevimos porque no sabíamos cómo sacar eso. Hasta que finalmente un grupo de vecinos fue a traerlo”, agregó el abuelo.
En el museo a donde fue llevado el colmillo del mastodonte también hay piezas de gran valor, como fósiles de conchas marinas, moluscos marinos y megaterios. De hecho, Saddy Molina, fundador del Museo Arqueológico y Paleontológico de Agualinda, recalcó que Norte de Santander es una de las regiones de mayor riqueza arqueológica en Colombia.