Un balance positivo en materia de recursos destinados a causas sociales voluntarias por parte del sector empresarial se registró el año pasado. De acuerdo con el Índice de Inversión Social Privada, que contó con la participaron 102 compañías, en 2019 se destinaron 1,3 billones de pesos para tal fin. La medición, realizada por la firma Jaime Arteaga & Asociados (JA&A), en alianza con SEMANA SOSTENIBLE y con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), compara este monto con el presupuesto del Sector de Integración Social de la Alcaldía de Bogotá y lo equipara también con el 35 por ciento del presupuesto total de la alcaldía de Barranquilla. De acuerdo con el Índice, que evalúa cinco dimensiones que tienen igual peso en la medición (Alineación, Gestión, Sinapsis, Focalización y Reconocimiento), son 25 las compañías que destacan por tener las mejores prácticas en materia de inversión social. En los primeros 10 lugares se ubican: Alpina, Natura, ISA, Cementos Argos, Celsia, Corona, Sura, Promigas, Postobón y Enel. El análisis indica que la inversión en acciones sociales de las empresas analizadas, equivale al 3 por ciento del Ebitda de estas compañías y llega a 9,6 millones de personas, cifra que evidencia la importancia del trabajo desarrollado por estas organizaciones en las diferentes regiones y comunidades que hacen parte de su área de influencia. Anamaria Martínez, subdirectora de reputación corporativa de JA&A, dijo que más de la mitad de la inversión social privada proviene de sectores como: minero energético, que participa con 43 por ciento; agroindustria, alimentos y bebidas (15 por ciento) y financiero (8 por ciento). Le sigen la actividad industrial, servicios, salud y otros. De igual manera, las actividades a las que destinaron sus recursos están encabezadas por aquellas que contribuyen a la competitividad. Es así como la formación e investigación, el desarrollo socioeconómico, la infraestructura y el desarrollo rural concentran casi el 75 por ciento de los recursos invertidos por estas grandes compañías.
Los encuentros con las comunidades son parte del trabajo de las empresa en sus áreas de influencia. Reunión en Cerrejón. Foto: Jaime Arteaga & Asociados Un tema clave que se ha empezado a indagar a través del IISP, es el rol de las empresas dentro de un contexto de postconflicto. De acuerdo con los datos recolectados en el análisis, el 12 por ciento de la inversión que realizan las compañías se hace en las zonas más afectadas por el conflicto. El año pasado, el 45,1 por ciento de las organizaciones empresariales realizaron inversión en municipios que tienen Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), reportando 152.000 millones de pesos a los mismos. Esta cifra, según el informe de Jaime Arteaga & Asociados, equivale a 1,5 veces el presupuesto anual de la Agencia de Renovación del Territorio, encargada de liderar la implementación de estrategias para estas regiones. Inversiones en medio ambiente En materia medioambiental también es muy importante el aporte realizado por el sector privado. De acuerdo con el Índice, la suma destinada a este propósito también alcanzó los 1,3 billones de pesos el año pasado, de los cuales el 85 por ciento correspondió a inversiones obligatorias y compensaciones, es decir, que están acordadas previamente con las empresas o se encuentran reglamentadas. Sin embargo, el restante porcentaje está relacionado con inversión voluntaria, un monto superior a los 207.000 millones de pesos. Le recomendamos: Conozca el índice de las empresas que realizan inversiones sociales en Colombia Dentro de los temas donde las empresas realizan sus principales aportes se encuentran: reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, generación de energías limpias, y gestión y protección del agua.
La reforestación es una de las estrategias en las que trabaja el sector empresarial. La trazabilidad de datos con que cuenta el índice desde el 2017, evidencia cómo las empresas avanzan progresivamente en la gestión de su inversión social. Cada vez más compañías implementan mecanismos formales para evaluar el retorno a la inversión social, pasando del 37 por ciento en 2017, al 44 por ciento en el 2018 y al 51 por ciento en 2019. El IISP evidencia que otro de los aspectos donde han mejorado las compañías a lo largo de estos años, es en la manera en que focalizan sus recursos y proyectos para impactar a las poblaciones y comunidades. Mientras en el 2017, en promedio, el 53 por ciento de la inversión se realizó con población vulnerable, para el 2019 ese número ascendió al 59 por ciento. En cuanto a la inversión social destinada a población rural, aumentó del 29 por ciento en 2017, al 38 por ciento en 2018 y al 43 por ciento, en 2019. Grandes retos Si bien son importantes los avances registrados por las empresas dentro de las cinco dimensiones que evalúa el IISP, aún existen algunas brechas en las que deben seguir trabajando e implementando esfuerzos para mejorar, según las conclusiones de Jaime Arteaga & Asociados. Algunos de ellos se centran en aprovechar más las alianzas, aumentar las compras locales como contribución al desarrollo, pasar del dicho al hecho cuando se habla de inclusión de género y hacer propia la lucha contra la discriminación. En el primer aspecto, del análisis se puede concluir que es importante realizar proyectos sociales de manera conjunta con terceros, pues esto beneficia en gran medida a las compañías, ya que además de mejorar la propuesta de valor del proyecto, reduce sus costos, transfiere conocimiento entre las partes e incrementa sus niveles de alcance e impacto. Le sugerimos: Crece inversión social de las empresas privadas Según el IISP, en el 2017 en promedio sólo el 23 por ciento de las actividades de inversión social se hacían en cooperación con otros privados, hoy este porcentaje llega a 43. Así mismo, la cantidad de iniciativas de inversión social privada que se implementan en alianza con el gobierno pasó del 13 por ciento en 2018 a 25 por ciento el año pasado. Sin embargo, de acuerdo con los análisis, aún es muy bajo el porcentaje de alianzas de inversión social privada con entidades de cooperación internacional, que sólo representa el 7 por ciento de todas las iniciativas registradas. Al respecto, Martha Aponte, subidrectora de la Misión de USAID en Colombia, considera que el papel de la cooperación internacional debe servir como catalizador de buenas iniciativas y proyectos que surgen del sector privado. Otro de los grandes retos que tienen las empresas es el aumento de las compras locales para incentivar el desarrollo. Según el IISP, la totalidad de las empresas dicen tener estrategias de fortalecimiento a sus proveedores. No obstante, hay una reducción del porcentaje de compras hechas a proveedores nacionales, al pasar de 76 por ciento en 2018 al 68 por ciento en el 2019. Frente a este tema, María López, presidente del Grupo Semana, manifestó que en la actual coyuntura que vive el país y ante la inminente caída económica que se registrará por cuenta de la pandemia, se hace necesario comprar colombiano y reactivar las economías locales. "Se debe apoyar la producción local y trabajar con justicia social, es la mejor manera para sacar a Colombia adelante luego de esta emergencia", dijo. Equidad de género Este tema cada día toma más relevancia, sin embargo se sigue quedando corto. En el mundo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de participación femenina en la fuerza de trabajo es tan solo del 48 por ciento, 27 puntos menos que la tasa de participación de los hombres. Este hecho pone en evidencia que la situación de las mujeres en el mundo laboral es un problema generalizado.
Red de mujeres de Buriticá. Foto: Jaime Arteaga & Asociados De acuerdo con el IISP, el 88 por ciento de las empresas dicen tener políticas de diversidad de oportunidades; no obstante, aún hay una brecha grande que suplir, pues solo el 39 por ciento de los profesionales contratados directamente por las compañías son mujeres. El porcentaje de participación de las mujeres al nivel profesional es más bajo en el sector minero energético y de alimentos y bebidas con 31 por ciento, respectivamente. Según el Índice, en el total de las empresas analizadas, el 33 por ciento de las directivas son mujeres. La participación de la mujer en el nivel directivo es más baja en el sector industrial (23 por ciento) y en el minero energético (24 por ciento). Entre tanto, el 20 por ciento de los miembros de junta directiva son mujeres. El sector salud saca la cara por las mujeres. En esta actividad el género femenino representan el 59 por ciento de los profesionales, 53 por ciento de los directivos y el 40 por ciento de los miembros de sus juntas directivas. A juicio de María López, la toma de decisiones en las empresas tiene que tener mayor equidad, pues es inaceptable que estos indicadores sigan siendo bajos. Un último reto es el relacionado con la discriminación que continúa registrándose en pleno siglo XXI. De acuerdo con el índice, el 1 por ciento de los empleados directos de las grandes compañías tienen alguna condición de discapacidad, 6 por ciento de la inversión social tiene como prioridad las comunidades étnicas y el 2 por ciento se destina a población migrante de Venezuela. Ninguna empresa indicó que su inversión social tuviera dentro de su foco a las comunidades LGBTI. Recuperación sostenible En el marco de la presentación de los resultados del IISP, se realizó un análisis en torno a los retos que tiene el mundo luego de la emergencia sanitaria en materia de recuperación sostenible. Jerusalén Hernández, directora de Sostenibilidad de la multinacional KPMG, dijo que a partir de esta nueva realidad las compañías se deben plantear hacia dónde quieren ir y hacia dónde van a enfocar las inversiones. "Es necesario tomarse el tiempo y valorar el trabajo a realizar en un futuro que tiene muchos desafíos como el cambio climático, recuperación económica, salud, reducción de la pobreza, entre otros". En su concepto, todo el entorno productivo del mundo se está replanteando como recuperar la normalidad y la necesidad de transformación en todos los sectores es determinante, por ello es muy importante preguntarse a dónde se quiere volver, porque las decisiones que se tomen hoy van a llevar a lo que se haga mañana. Para Hernández, es necesario acelerar el procesos de transformación para salir de esta crisis mucho más fuertes.