El Cangrejo Rojo Americano (Procambarus clarkii), una especie invasora que puede generar diversas afectaciones a los ecosistemas nativos, ha sido avistado por comunidades que habitan en inmediciones al Lago de Tota, en Boyacá, lo que genera alerta en torno a qué tan grave puede ser su presencia en este lugar. Frente a esta situación, la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá), informó que un grupo de funcionarios de esta autoridad ambiental adelantará monitoreo en la mencionada laguna para identificar la ubicación actual y detallada de esta especie invasora en los municipios de Aquitania, Cuitiva y Tota. De acuerdo con la entidad, trabajarán en la búsqueda de nuevos sitios que reporten presencia de la langostilla roja, con el fin de obtener un conocimiento más acertado sobre su comportamiento y los impactos negativos que pueda ocasionar al ecosistema acuático y la biodiversidad en el Lago de Tota. Ante la posibilidad de que una situación como esta pudiera presentarse, la entidad emitió una circular externa en julio de 2019, con el propósito de informar las características de la especie, impactos que generan al medio ambiente, la salud humana, recomendaciones y prohibiciones. Le recomendamos: El cangrejo rojo: una amenaza para los ecosistemas de Bogotá De igual manera, Corpoboyacá en alianza con la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), ejecutó un convenio para el desarrollo del proyecto denominado “Uso del Cangrejo Rojo Americano, (Procambarus clarkii) en la formulación de dietas para trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) y como mecanismo para el aprovechamiento y control de una especie invasora”.
El Lago de Tota es uno de los ecosistemas acuáticos más importantes de Boyacá. Foto: Corpoboyacá. Según informó la Coporación, en el presente año se llevará a cabo la segunda fase de este proyecto para definir el manejo puntual de la especie en los ecosistemas donde se ha encontrado. Ante la alerta que se ha generado por la presencia de este animal, la autoridad ambiental hace una serie de recomendaciones con el fin de que las comunidades las tengan en cuenta. La primera de ellas es que en caso de encontrar ejemplares de esta especie, no transportarlos a nuevos cuerpos de agua. Tampoco manipularlo directamente con la mano. De igual manera, les recomienda a los municipios realizar control y vigilancia en cuanto al comercio de animales vivos en acuarios, restaurantes, actividades de transporte de mercancías de origen acuícola, especialmente, en los sitios donde esta detectada la especie. Adicionalmente, informar a las autoridades ambientales sobre su presencia. No emplearlos como mascota, pues pueden escaparse y colonizar nuevas áreas. Cangrejo rojo en Colombia Esta especie invasora, que es nativa de los Estados Unidos y se distribuye entre la costa del Golfo de México hasta la Florida, tiene un alto índice de adaptabilidad puesto que es capaz de crecer en sitios de aguas estacionales y sobrevivir en periodos secos por más de cuatro meses.
El cangrejo rojo se ha visto en parques y humedales de Bogotá. Foto: Secretaría de Ambiente de Bogotá. Según Jhon Cesar Neita, investigador líder de la colección de entomología del Instituto Humboldt, quien realizó una investigación bibliográfica sobre los estudios y artículos de esta especie invasora, la introducción de este ejemplar en el país puede tener impactos en la biodiversidad nacional y en los ecosistemas debido a la depredación y competencia que genera. Le sugerimos: ¿Por qué es tan peligrosa la presencia del cangrejo rojo en Bogotá? De acuerdo con el experto, esta especie fue introducida al país en 1985, cuando fue permitida la expedición de un registro sanitario como especie experimental para cultivo con fines comerciales en el Valle del Cauca. Sin embargo, después de presentarse una fuga accidental de individuos, estos se dispersaron por los municipios de Palmira, Jamundí, Cali, Guacarí, Yotoco y Guadalajara de Buga, y en la cuenca del río Cauca. Hoy ya se encuentran en otros departamentos como Cundinamarca. En 2004 este crustáceo fue registrado en la sabana de Bogotá. Cuatro años después, fue visto en la laguna de Fúquene y en las zonas del río Suárez, que baña los departamentos de Boyacá y Santander.