El jaguar (Panthera onca) es considerado un bien de lujo para los mercados asiáticos. Es una especie emblemática en América, con presencia en 18 países y una población que se calcula en 163 000 en América del Sur. Su situación, según la Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es de “Casi Amenazado”, sin embargo, en varios países ya se le considera en un nivel mayor de riesgo. La reducción de su hábitat es la principal amenaza, pero, en los últimos años, el tráfico de sus partes hacia países asiáticos es otro de los peligros que debe enfrentar la especie. Pieles, colmillos, garras y cráneos son algunas de las partes del felino más cotizadas en el mercado ilegal.

El jaguar es una especie emblemática en Latinoamérica. Crédito: Kipu Visual. Mongabay Latam conversó con científicos sobre las estrategias que se están realizando para conservar a esta especie en seis países de la región: Perú, Bolivia, Venezuela, Guyana, Surinam y Ecuador. Aquí un panorama de la situación del gran felino de América. El tráfico hacia países del Asia Hace siete años se encontraron las primeras evidencias del tráfico internacional de jaguar en Bolivia y Surinam. De estos países se enviaba partes del felino a los mercados asiáticos.

Dos cachorros de jaguar fueron rescatados este año de una vivienda en Junín, Perú. Foto: Serfor “Desde el 2014 tenemos cerca de 700 colmillos decomisados, incluido una incautación que se realizó en China y que tenía como origen Bolivia”, comenta Ángela Núñez, bióloga especialista en jaguares e investigadora del tema tráfico en el Proyecto Operación Jaguar, en Bolivia. Científicos de los seis países mencionados , coinciden que existe un vínculo entre el tráfico de jaguar y el hecho de que existan empresas de infraestructura China en la Amazonia. Liliana Jáuregui, experta en justicia ambiental de la UICN explica que se ha “normalizado el tráfico de animales, en Latinoamérica. Estamos acostumbrados a ver este tipo de escenas”.

Un estudio científico publicado en junio de 2020 en la revista Society for Conservation Biology analizó las relaciones entre el tráfico de felinos salvajes y las inversiones chinas en Sudamérica y América Central. La investigación concluyó que el tráfico de esta especie ha aumentado y que los trabajadores involucrados en esta actividad ilegal son ciudadanos chinos que llegan a la Amazonía y zonas de alta biodiversidad para trabajar en los megaproyectos. Le recomendamos: El plan para salvar al jaguar, el tercer felino más grande del planeta Aunque el tráfico de partes de jaguar es una amenaza constante, existen otros peligros para este felino. En Guyana el problema es el conflicto con ganaderos y agricultores, y los mineros de la selva, que asesinan al felino por atacar al ganado, los cultivos o a las mascotas. Una mirada regional En cada país las cifras son distintas pero no por ello menos alarmantes ya que en todos los países el tráfico ha ido en aumento.

Los colmillos son una de las partes del jaguar mejor cotizadas en el mercado ilegal. Foto: Earth League International. En Perú, el segundo país con mayor población de jaguares luego de Brasil, se realizaron 86 decomisos asociados al felino entre el 2015 y 2020. Los colmillos, garras, pieles, grasa, cráneos se venden en mercados, centros de artesanía y hoteles, a pesar de ser un delito penal. En un recorrido por 21 de estos lugares en Iquitos, capital de la región amazónica de Loreto, se detectó por lo menos 96 partes de jaguar en venta, indica una estudio de cuatro meses realizado por Wildlife Conservation Society (WCS) en Perú y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). En Bolivia, según el Ministerio del Ambiente y Agua, desde el 2014 se han iniciado más de 20 acciones penales por comercio ilegal de colmillos de jaguar y cinco ya recibieron sentencia. En Surinam, la UICN ha encontrado evidencias de tráfico desde el año 2003. En Venezuela no existe una cifra oficial de decomisos pero se piensa que hay un peligro constante en el uso de las partes del animal para la santería.

El jaguar habita en 18 países de América Latina. Foto: Lynn M. Stone / WWF En Ecuador no se han encontrado grandes evidencias de tráfico de partes de jaguar pero las alertas continúan encendidas por la fuerte presión de deforestación y pérdida del hábitat de este mamífero. “En la zona del Chocó, el hábitat del jaguar ha alcanzado el 90 % de deforestación por el avance de la ganadería y la agricultura, como el cultivo de la palma africana”, comenta Galo Zapata Ríos, director científico de WCS en Ecuador. “Este es un corredor importante del jaguar entre Ecuador y Colombia”, agrega. En búsqueda de mayor protección Aunque la Lista roja de la UICN lo ha catalogado como una especie Casi Amenazada, la comunidad científica considera que falta información para establecer si debe permanecer en esa categoría o subir al nivel de Vulnerable.

Huella de jaguar (Panthera onca), sur del lago de Maracaibo, Venezuela. Foto: Maria Fernanda Puerto. Datos reveladores como la reducción de un 60% de su hábitat original en todo el continente, demuestran el peligro al que está expuesta esta especie emblemática de Latinoamérica. Ante esta ausencia de data, países como Bolivia, Venezuela y Ecuador han comenzado a generar información que pueda ayudar a categorizar a esta especie dentro de sus territorios. Le sugerimos: ¿Qué tienen que ver las inversiones chinas con el tráfico de jaguares? Cada país tiene una categorización distinta sobre la población. Por ejemplo, en los libros rojos de la fauna silvestre de Bolivia, Venezuela y Ecuador se considera como Vulnerable; pero en la costa de Ecuador el jaguar está categorizado en Peligro Crítico. En Perú, el jaguar aparece como una especie Casi Amenazada, por ello, científicos de WCS Perú buscan reunir estudios de los últimos años para elevar su nivel de protección.

Veintiseis de las 34 subpoblaciones de la especie se ubican en zonas transfronterizas. Foto: Proyecto Sebraba. La Alianza Latinoamericana para la Conservación del Jaguar en México declara que a pesar de “los gritos de auxilio de los países latinoamericanos no se ha logrado variar su nivel de protección”. La comunidad científica explica que elevando la protección al nivel Vulnerable se puede contar con mayores recursos para su conservación y llamar la atención pública y de las instancias políticas para generar medidas de protección. Un panorama sobre el hábitat del jaguar “Definitivamente la conservación del jaguar tiene que tener un enfoque transfronterizo”, explica Galo Zapata de WCS Ecuador.

En el año 2018 se unieron 14 países de Latinoamérica para poner en marcha el Plan Jaguar 2030. Foto: Julie Larsen Maher. En Perú se han identificado en los últimos años, cinco Unidades de Conservación del Jaguar (UCJ). “Estos deberían ser protegidos pero no han logrado salir del papel para ser reconocidos por el Estado”, asegura José Luis Mena, director de la Iniciativa de Especies de WCS Perú. En Bolivia, los estudios se han concentrado sobre todo en dos áreas protegidas: el Parque Nacional Madidi y el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa Iya del Gran Chaco. También habita en espacios conservados como la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, donde el jaguar se desplaza a sus anchas, aunque no se tiene una idea clara de su abundancia. “Fuera de las zonas protegidas el jaguar corre más peligro, y no se realizan muchos estudios sobre la especie”, comenta la científica Ángela Núñez. Operación Jaguar, un proyecto de UICN que se desarrolla en Bolivia, Guyana y Surinam, apunta a la conservación del felino y busca identificar las zonas más vulnerables para enfocar sus esfuerzos en ellas.

En China son altamente demandados los colmillos de jaguar. Los utilizan en medicina  por sus supuestas propiedades curativas, afrodisíacos y amuletos | Foto: Ecobol. Ecuador ha empezado por actualizar el plan nacional sobre el jaguar para ubicar las investigaciones que existen y determinar quiénes estarán involucrados en los nuevos estudios. En Venezuela no existe un plan nacional para la conservación de felino. Sin embargo, científicos como María Fernanda Puerto, busca identificar, con la ayuda de imágenes satélitales, algunas rutas para conectar poblaciones de jaguar. “Se debería proteger el corredor que existe hasta Colombia, pero ya ha habido un rechazo de esta propuesta en el Ministerio de Ambiente de Venezuela”, dice la experta. Le puede interesar: Indígenas y áreas protegidas son vitales para salvar al jaguar amazónico En Surinam, un equipo de las organizaciones Panthera y Conservación Internacional han apoyado al gobierno para diseñar la estrategia de monitoreo nacional y, desde octubre de 2019, se instalaron cámaras trampa en los hábitats del jaguar.

El jaguar está categorizado como Casi Amenazado por la UICN: Crédito: Kipu Visual. En tanto, el gobierno de Guyana está sistematizando datos sobre la situación de los jaguares en cuatro comunidades indígenas. La información proviene de investigaciones con cámaras trampa y drones. La alianza contra el crimen En el año 2018 se unieron 14 de los 18 países que tienen población de jaguar en su territorio con el fin de poner en marcha el Plan Jaguar 2030, una hoja de ruta para la conservación de la especie en 30 paisajes donde habita, con zonas de conservación (UCJ), corredores que unen territorios y la protección de su hábitat en áreas naturales protegidas. Según el mapa de subpoblaciones de jaguar en el continente, elaborado por Alianza Latinoamericana para la Conservación del Jaguar, 26 de las 34 subpoblaciones de la especie se ubican en zonas transfronterizas. En ese sentido, Rob Wallace, científico que ha estudiado al jaguar desde hace más de 20 años, resalta la importancia del trabajo en conjunto entre países.

Lugares utilizados por traficantes para el pedido, compra, acopio o envío de partes del jaguar. Elaboración del mapa: Proyecto Operación Jaguar. Otros avances se han logrado con cámaras trampa. En Bolivia, por ejemplo, se ha evaluado cómo ha evolucionado la densidad de la población del felino con estos equipos. Según una investigación de WCS en 2001 había medio jaguar cada 100 kilómetros cuadrados, para 2008 eran dos y en 2014 fueron entre 5 a 6. En el 2019, luego de varios años de caza severa, se comenzó un nuevo monitoreo. Frente a este panorama, es relevante que los países trabajen en conjunto y realicen mapas sobre las poblaciones en el continente. También es fundamental la creación de estrategias internacionales de conservación como el Plan Jaguar 2030 o la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Este artículo fue tomado en su versión otiginal de: https://es.mongabay.com/2020/11/jaguares-america-latina/