“El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”. Esto es Macondo, un pueblo cualquiera en el caribe que parece ser el comienzo y fin del universo. El lugar donde los personajes  de Gabriel García Márquez crecieron y murieron durante generaciones de familias marcadas por el peso de la soledad, la inminencia de la muerte y, sobre todo, lo inevitable del amor. Macondo, además, es un lugar prolífico donde la magia de familias que viven  un centenar de años se une con la exuberancia del caribe. De manera más literal, Macondo es uno de los árboles más bellos e imponentes que crecen en la Sierra Nevada de Santa Marta. Lamentablemente, como explica Santiago Madriñán, botánico colombiano y profesor de la Universidad de los Andes, “sus poblaciones han sido diezmadas, no por su madera, la cual no es muy apreciada, sino por la transformación de su hábitat en potreros y extensas plantaciones de banano". En un ejercicio minucioso Madriñán no sólo recopiló la historia del árbol de Macondo, sino que hizo una ennumeración de todas las plantas que viven en el pueblo garciamarquiano dando ejemplos, además, de cuando aparecen en la obra del Nobel. Es así como encontramos a la acacia, el ají, el ceibo, el almendro, la azucena, la begonia, etc. Estos son algunos ejemplos de esta detallada búsqueda natural: “Begonias Begonia spp. (Begoniaceae) Género pantropical de hierbas cultivadas para jardinería, de follaje y flores vistosas. Remedios había llevado a la casa un soplo de alegría. Se había instalado con su esposo en una alcoba cercana al taller, que decoró con las muñecas y juguetes de su infancia reciente, y su alegre vitalidad desbordaba las cuatro paredes de la alcoba y pasaba como un ventarrón de buena salud por el corredor de las begonias. “Guayabo Psidium guajava L. (Myrtaceae) Árbol nativo, cultivado por sus frutos carnosos, muy aromáticos, utilizados frescos en la producción de jugo, y cocidos formando una jalea espesa (dulce) o bocadillos semisólidos. A veces [a Amaranta] le dolía haber dejado a su paso aquel reguero de miseria, y a veces le daba tanta rabia que se pinchaba los dedos con las agujas, pero más le dolía y más rabia le daba y más la amargaba el fragante y agusanado guayabal de amor que iba arrastrando hacia la muerte.” Pero además el texto contextualiza al lector en la geografía y el clima de la zona. Para ver el artículo  La Flora de Macond,o  publicado en el "Boletín Bibliográfico y Cultural" de la Biblioteca Luis Angel Arango en el número especial en homenaje a Gabriel García Marquez, completo haga clic aquí.