En todo el territorio nacional las tortugas de río son consideradas un delicioso manjar, al punto en el que están en grave peligro de extinción. María Torres está convencida de que para hacer cualquier trabajo de conservación es indispensable la dedicación y el compromiso comunitario, más aún en el caso de las tortugas.María es bióloga de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, con amplia experiencia en educación ambiental en áreas rurales y urbanas. Aunque ha trabajado en la conservación de varias especies, le atrae especialmente trabajar con tortugas porque el éxito de conservación de la especie depende de las personas.En el marco de Héroes al Rescate Animal, María tiene el reto de sensibilizar a las comunidades ribereñas en Casanare y Vichada sobre el consumo responsable de tortuga de río. El primer paso es liberar 1.500 tortuguillos en un recorrido en una embarcación o “falca” por el río Meta mientras realiza talleres de concientización a niños y pobladores locales. El éxito del proyecto estará representado en encontrar en esas mismas playas, ocho meses después, un mayor número de nidadas de tortuga que puedan ser trasladadas al Bioparque Wisirare para su cuidado. A sus desafíos se sumó la pasada Semana Santa, época en la que tradicionalmente el consumo de tortuga se dispara.