Este 22 de febrero, los fieles de la religión católica conmemoran el Miércoles de ceniza, día que marca el inicio de la Cuaresma, es decir, el periodo que precede a la Semana Santa. De acuerdo con la tradición, esta ceremonia da inicio al tiempo de reflexión y penitencia antes de la Pascua cristiana o Domingo de Resurrección.

Los católicos celebran el Miércoles de ceniza exactamente seis semanas y media antes del Domingo de Resurrección, día con que finaliza la Semana Santa. La jornada se caracteriza por la imposición de una cruz negra en la frente, la cual se elabora a partir de la hojas de palma quemadas durante los oficios del Domingo de Ramos.

Según reseña National Geographic, los orígenes de la Cuaresma se remontan al año 325 d.C., “cuando se utilizaba más comúnmente como fase de preparación para los bautizos. La duración de la festividad es un homenaje al ayuno de 40 días de Jesucristo cuando recorrió el desierto después de ser bautizado y antes de comenzar su ministerio. Los cristianos consideran este periodo como una prueba divina de la espiritualidad de Jesús y de su capacidad para resistir la tentación”.

La celebración del Miércoles de ceniza marca el inicio de la Cuaresma. | Foto: ALEXANDRA RUIZ

En la actualidad, el Miércoles de ceniza es considerado como una fecha para que los fieles muestren su arrepentimiento y den inicio a un periodo de reflexión. “En la imposición de la ceniza, el sacerdote traza una cruz sobre la frente de los fieles, mientras repite las palabras ‘conviértete y cree en el Evangelio’ o “recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir’, para recordarnos que nuestro lugar definitivo es el Cielo”, detalla el Opus Dei en su sitio web.

Respecto al uso de la ceniza, se trata de un recurso antiguo para simbolizar la penitencia. Por ejemplo, los judíos se cubrían con ceniza cuando hacían algún sacrificio. De igual manera, en los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un hábito penitencial, demostrando así su voluntad de conversión.

Lecturas y oraciones para el Miércoles de ceniza

Oración para el Miércoles de ceniza

¡Señor, que sea capaz de comprender que el polvo de las cenizas viene de las ramas de olivo, esas ramas verdes y florecientes que te jalonaban cuando entrabas en Jerusalén antes de tu Pasión! ¡Yo también estaba allí elevando las palmas para luego abandonarte! ¡Yo también te las puse a los pies para que entraras en Jerusalén para dar tu vida por mi! ¡Ahora, Señor, veo estas cenizas como una bendición para transformar mi vida, para caminar hacia Ti, para renovar mi corazón, para hacer nueva mi vida!

¡Que esa cruz de ceniza en la frente sirva para recordarme que no debo ser un cristiano muerto, sino un cristiano que brote alegría, esperanza, fe, caridad! ¡Ser ramo verde de esperanza para el prójimo, no morir en la tristeza ni en el desencanto, sino en la esperanza y en la confianza! ¡Que la ceniza que hoy me impongan, Señor, me recuerde que debo caminar en la humildad y en la sencillez, apegado a Ti, alejado de la soberbia y el egoísmo, del individualismo y la autocomplacencia, para vivir estos cuarenta días de desierto para morir y renacer de nuevo a luz de la Pascua de Resurrección, para comprender que soy un hombre frágil y pequeño que necesita de tu presencia, que te necesita para caminar por la vida, que no debo preocuparme de lo mundano que tanta paz me quita, qué tantos agobios me producen, porque un día seré polvo de ceniza, pero mi alma estará contigo en la eternidad añorada!

¡Hoy, Señor, doblaré mis rodillas ante ti, te descubriré mi desnudez y mi fragilidad, abriré mi corazón y clamaré ante Ti: “tú nunca desprecias un corazón contrito y humillado”! ¡Haz que sea capaz, Señor, a la luz de tu Espíritu Santo, de ver mi vida a la luz de tu figura!

Los fieles católicos asisten a esta misa para la imposición de la ceniza. | Foto: ALEXANDRA RUIZ

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto

Hermanos:

Nosotros somos embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios. A Aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por Él.

Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque Él nos dice en la Escritura: “En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí”. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.

La ceniza representa penitencia y la voluntad de creer en el Evangelio. | Foto: 2023 Getty Images

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.