Debby Neal-Strickland se casó, diez años después de su primera cita, con su novio de toda la vida, Jim Strickland, en una iglesia de Florida, en Estados Unidos. Sin embargo, lo asombroso de esta historia es que tan solo dos días después decidió pasar por el quirófano para donarle un riñón a Mylaen Merthe, la exesposa de su nuevo marido.
Todo empezó cuando Mylaen, de 59 años, empezó una larga lucha contra una enfermedad renal, pero con el pasar de los años su situación no mejoró. En noviembre del año pasado, la mujer ingresó al hospital, donde le dijeron que sus riñones apenas funcionaban al 8 por ciento de su capacidad total.
Inmediatamente su familia, decidió apoyarla y suministrarle un riñón, pero ninguno fue compatible. En ese momento, Debby, la actual esposa de su exmarido, se ofreció como voluntaria para donarle uno de sus riñones, algo que nadie se esperaba.
Jim y Mylaen llevaban casi veinte años separados, pero forjaron una amistad mientras ambos criaban a sus dos hijos. En ese lapso de tiempo, Jim se enamoró de Debby, por lo que empezó a relacionarse respetuosamente con Mylaen, aunque nunca llegaron a ser completamente cercanas. Sin embargo, Debby decidió ofrecerse como voluntario una vez supo que Mylaen estaba a punto de convertirse en abuela por primera vez, pues su hija estaba en embarazo.
Debby dijo que en ese momento se imaginó a la hija de Mylaen dando a luz a su primera hija, pero sin su madre presente, por lo que afirma que Dios le dijo: “Eres compatible y necesitas hacer esto”. Por ello tomó la decisión.
No obstante, esta no es una actitud nueva en la familia formada por Debby y Jim, pues han decidido criar a seis hijos: una niña de seis años con autismo y cinco adolescentes. Además, algunos nietos son biológicos de Debby y otros, adoptados. Sin embargo, aunque Debby tiene un gran amor por ayudar a los demás, recordó aquellos años en los que vio morir a su hermano por una fibrosis quística mientras esperaba un trasplante de pulmón. En ese momento ella le ofreció uno de sus pulmones, pero no era compatible.
En el momento en que Debby se ofreció, ambas emprendieron largas sesiones de pruebas de sangre y tejidos para corroborar la compatibilidad del órgano. Después de meses y de demoras generadas por la pandemia de la covid-19, el trasplante se fijó para dos días después de la boda de Jim y Debby.
En ese momento, la pareja pensó en posponer la boda, pero sus amigos y familiares les recordaron que ya habían esperado 10 años por ese momento, por lo que decidieron seguir adelante con la ceremonia.
“Fue el día más asombroso de mi vida, hasta dos días después. Ese también fue el día más asombroso de mi vida“, dijo. Tan pronto como recuperó el conocimiento, la nueva novia preguntó por Mylaen. Unos pisos más abajo, Mylaen también les suplicaba a las enfermeras: “Necesito verla. Eso fue lo primero que salió de mi boca“, aseguró.
Los protocolos de la covid-19 eran estrictos, pero a Jim finalmente se le permitió llevar a su nueva esposa a la habitación de su exesposa. “También teníamos nuestras máscaras, así que lloramos y, por supuesto, nos dolía el estómago a causa de la cirugía”, dijo Mylaen.
Las mujeres se hacen llamar hermanas de los riñones, oran unas por otras, arrullan a sus nietos y están planeando un gran viaje familiar al lago Rabun, en Georgia, este verano. “De esto se trata el mundo. Familia. Tenemos que mantenernos unidos “, dijo Mylaen. “Ella me salvó la vida”, concluyó.