En 2016 Nadia Sánchez encontró su propósito de vida. Trabajaba en Washington, Estados Unidos, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero empezó a sentirse en una caja de cristal. No le faltaba nada y, a pesar de los momentos difíciles que tuvo que vivir por su salud, encontró la motivación en su interior para seguir adelante. Sin embargo, algo faltaba en su vida.
Siempre se ha inclinado y trabajado en proyectos sociales, tanto en Colombia como en el exterior y sentía que era el momento de gestar algo grande, dirigido a las mujeres de su país. Le recomendamos: Ella es Astronauta: el programa que llevará a 32 niñas colombianas a la Nasa Ese año pasó algo en particular. Los colombianos estaban en medio de un proceso de paz que cambiaría por completo el rumbo del país, pero a Nadia le llamó profundamente la atención que no había ninguna mujer en los negociadores. “¿Cómo están haciendo un proceso de paz sin mujeres cuando son las más afectadas por el conflicto armado?”, se preguntaba desde el exterior.
Nadia Sánchez en uno de sus trabajos con mujeres de Magdalena. Foto: Cortesía Nadia Sánchez Luego de eso conoció la historia que la destrozó de una mujer en el Magdalena, víctima, precisamente, de ese conflicto. Empezó a pensar en la enorme brecha social que existe en Colombia y llegó a la conclusión de que quería acabar con ella, o al menos lograr que muchas más mujeres tuvieran las oportunidades que ella pudo, dignificar su historia y ayudarlas a salir a adelante. Fue en ese momento que nació She Is, un proyecto que inicialmente presentó en el BID para poder ascender en su carrera pero que “afortunadamente rechazaron”, como dice ella, pues de lo contrario no existiría la fundación como lo que es hoy en día. She Is busca empoderar a las mujeres que han vivido en contextos difíciles, brindándoles una atención íntegra, ayudándoles a encontrar el propósito de su vida para seguir adelante a pesar de las adversidades. Una iniciativa que hoy, cuatro años después, ha impactado a más de 1.300 mujeres que, según explica Nadia, “ya no son esas víctimas de la guerra sino las sobrevivientes y empresarias”.
Nadia Sánchez, a través de su organización She Is ha transformado la vida de mujeres rurales en territorios como Putumayo (foto), Magdalena, Guajira. Foto: Cortesía Nadia Sánchez Hoy en día palabras como feminismo y empoderamiento son tan usadas que muchas veces pierden incluso su significado real. ¿Cuál es el concepto que tiene Nadia Sánchez de empoderamiento femenino? Es lograr tener esas herramientas para proyectar la seguridad y la fuerza. Empoderar a una mujer significa eso, darle las herramientas para que pueda acceder a grandes oportunidades, pueda alzar su voz y mantener una buena calidad de vida. Empoderar a una mujer significa mostrarle cuáles son sus derechos y dignificarla para que pueda vivir en equidad e igualdad. En Mi Niña Interior dices que es necesario recordar lo que muchas veces queremos olvidar: el dolor, la tristeza, los momentos difíciles, pues ahí es donde muchas veces se encuentra la fuerza para seguir adelante. ¿Cómo transformar la adversidad en felicidad y motivación? Hay que transformar ese dolor o esa experiencia de vida siempre en motores o locomotoras de impulso. Todos tenemos situaciones adversas, obstáculos, dolores, heridas muy grandes, pero la clave está en avanzar mucho más rápido que el dolor. Tenemos que programarnos con actitud positiva, y eso es algo que aprendí de las mujeres víctimas del conflicto en nuestro país, pues muchas han logrado transformar su dolor a través del tejido y de sus saberes. Ellas fueron encontrando un propósito de vida y pudieron superar mucho más rápido el dolor y eso es clave, porque nos olvidamos que precisamente nuestro empoderamiento consiste en aceptar la adversidad, en aceptar el dolor, pero transformarlo en oportunidades. Puede leer: La colombiana que dedica su vida a la conservación del Amazonas SEMANA SOSTENIBLE: ¿Cómo está Colombia en materia de empoderamiento femenino? NADIA SÁNCHEZ: "Ha avanzado significativamente, pero aún es insuficiente y lo seguirá siendo mientras se siga hablando de la mujer como un tema transversal y no prioritario. El tema no puede quedarse como una moda. El empoderamiento debe ser el ADN de cada persona, de cada institución, para lograr esa real equidad de género que buscamos. Empoderar a una mujer es empoderar a una niña, es invertir en sus oportunidades, y eso genera un desarrollo sostenible. Sin embargo, vamos por muy buen camino con mujeres muy grandes que lideran este empoderamiento femenino en el país. Por ejemplo, Colombia tiene una vicepresidenta y cada vez más mujeres están llegando a esos puestos u otras ocupaciones que antes nos costaba mucho más". SS: Desde su trabajo en She Is, ¿Cuál es el diagnóstico que tienes sobre la mujer en Colombia? NS: "Cuando iniciamos hace cinco años con la fundación, una de las banderas o propósitos, era, precisamente, lograr que las mujeres emergentes o invisibilizadas tuvieran un papel en Colombia. Las víctimas del conflicto armado, mujeres rurales, indígenas, afro, todavía son relegadas y siguen buscando mucho más espacio en la sociedad. En los últimos años ha habido un boom porque más mujeres han podido llegar a espacios que normalmente eran ocupados por hombres, pero aún hay una brecha inmensa y eso es triste. La mujer en Colombia, además, representa un crecimiento económico y no solo en cuanto al aumento del PIB. Puede generar un núcleo familiar fuerte, construir sociedad, paz, acceder a la educación, porque la mujer que genera ingresos o tiene un papel relevante en la sociedad va a permitir que su familia también tenga acceso a esas nuevas oportunidades. Avanzaremos realmente como país cuando entendamos que invertir en las mujeres y niñas se vuelve inevitablemente un proceso sostenible a largo plazo".
Uno de sus logros ha sido traer el Women Economic Forum a Latinoamérica. El año pasado se celebro su primera edición en Cartagena y este año tendrá lugar los 6 y 7 de noviembre de manera virtual. Foto: WEF Latinoamérica 2019 SS: Duró tres años tocando puertas para abrirle paso a She Is en Colombia y se las cerraban. ¿Cree que el hecho de ser mujer tuvo algo que ver en eso? NS: "Algo que les pasa tanto a hombres como a mujeres, es que “uno no es profeta en su propia tierra”. A mi me pasó, pues al principio me apoyaron más desde el exterior que en Colombia. Pero creo que sí influyó en gran parte ser mujer, líder y joven, porque aún la credibilidad y el machismo estaba latente. A veces la gente se guía mucho más por un título y un ego, en vez de ver el impacto y la transformación que has hecho en las vidas de otras personas. Sin embargo, nunca lo vi así y seguí adelante porque si quería empoderar a más mujeres no me podía dar por vencida precisamente por eso. Yo estaba segura de lo que era y de mi propósito, entonces nunca me rendí. Cuando nos creamos lo que somos vamos a lograr redefinir los estereotipos en la sociedad". SS: Un emprendimiento va mucho más allá de una inversión. De hecho, para que sea sostenible a largo plazo es importante que haya una motivación real, y eso es a lo que más le apuesta She Is, a que las mujeres encuentren ese propósito en su interior. ¿Cuáles son esas herramientas que les dan para lograrlo? NS: Cuando recorrí los territorios entendí que la pobreza era mental. Encontramos que lo primero que las mujeres querían era transformación de la misión y visión en su vida. Entonces creamos un modelo 360 para trabajar con ellas, un círculo que se parte en cuatro pilares: construcción de paz y memoria histórica, objetivos de desarrollo sostenible, educación financiera y emprendimiento para la vida, y finalmente Gaviotas de Paz, para que ellas sigan volando como embajadoras y mentoras, compartiendo en sus escenarios lo que aprendieron. Es un proceso de ocho meses con entre 600 y 700 mujeres, en el que insistimos mucho que emprendan de acuerdo a la zona donde están. Entonces generan proyectos productivos de agro, de transformación textil y luego se fortalecen con cadenas globales de valor. En todo ese proceso ellas reciben absolutamente todo,desde capacitación en tecnología, hasta herramientas para ser emprendedoras y unirse entre ellas. Nos dimos cuenta que eso puede generar una disminución masiva de violencia intrafamiliar, porque la mayoría de las mujeres en el campo dependen económicamente de sus esposos o están ligadas a ellos por eso. Le sugerimos: El capitán que luchó por la naturaleza de la bahía más linda de América SS: ¿Cómo demostrarle a tantas mujeres que sí se puede? NS: Eso sí puedo y todo es posible es como un mantra que deberíamos repetir todos los días. Los límites los impone uno mismo y más que decirle a las mujeres que todo se puede, entendí que lo que nosotras necesitamos son modelos a seguir. Entonces creo que para lograrlo hay dos cosas claves: primero, debemos cambiar los imaginarios y eliminar la pobreza mental. Segundo, potencializar y visibilizar a las mujeres y niñas de los territorios porque ellas son el ejemplo a seguir, ahí está la construcción de paz.
"El empoderamiento debe ser el ADN de cada persona, de cada institución, para lograr esa real equidad de género que buscamos". Foto: Cortesía Nadia Sánchez SS: La pandemia recrudeció la brecha social y evidenció los obstáculos que tienen que enfrentar las mujeres: el desempleo, cargas laborales, violencia intrafamiliar, el acceso a la educación. ¿Cómo transformar la pandemia en algo positivo? NS: "Para mí la pandemia es el mejor caos que pudimos tener para poner en orden las prioridades reales. Tenemos una excelente oportunidad ahorita y es que la transición hacia la nueva normalidad debe tener como prioridad la equidad de género, una segunda oportunidad de definir los caminos enfocados hacia la mujer. Los gobiernos están en el momento perfecto para redefinir sus planes de acción y que la mujer deje de ser un tema transversal para convertirse en uno prioritario". SS: La niñez es quizá una de las etapas más importantes en la vida de una persona y en la que se forja esa mujer que va a ser más adelante. ¿Cuál es la relación que existe entre la niñez y el empoderamiento femenino? NS: "En She Is nos pasó algo y es que muchas mujeres faltaban a los talleres porque no podían dejar a sus hijas solas, entonces las empezamos a incluir. Entendimos que desde la niñez ellas empiezan a forjar su empoderamiento. Muchas niñas siguen viviendo el machismo en sus hogares y desde sus propias madres que les dicen “que nacen para hacer oficio, atender al marido y no estudiar”. Las niñas crecen y se mentalizan con lo que viven, por eso también es muy importante trabajar con sus mamás para que se conviertan en su modelo a seguir. Ellas deben definir y armar su proyecto de vida desde chiquitas, tener modelos a seguir cercanas a su realidad. Mostrarles que los sueños no tienen límites y las cosas van mucho más allá de lo que ellas ven. Si empoderas a una niña se vuelve ejemplo para las otras en su región y se crea un efecto multiplicador".