* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana. A lo largo de los 24.210 kilómetros cuadrados de extensión de Cundinamarca, se distribuye un sistema hidrográfico que cuenta con 10 cuencas y 366 subcuencas. La del río Bogotá es la que tiene el mayor número de subcuencas con 184 y en su recorrido cruza el departamento de forma transversal, pasando cerca de 46 de los 116 municipios que lo componen, además de la capital. A partir de este contexto, el Grupo Río Bogotá (GRB) revisó sus Planes de Desarrollo con el fin de conocer cómo han respondido estos municipios a la sentencia del Consejo de Estado sobre la recuperación de este cuerpo de agua. Los hallazgos evidencian que los alcaldes vienen haciendo la tarea.  Le puede interesar: Cinco ejemplos que demuestran que sí es posible descontaminar los ríos De acuerdo con Yolanda Villabona, abogada y asesora de GRB, “todos (los municipios) incluyen la realizacion de diferentes actividades que tienen como finalidad la descontaminacion del río Bogotá”. Según indica, entre las acciones incluidas en los Planes de Desarrollo se destacan la siembra de árboles, los programas con líderes comunitarios y los educativos con la población del municipio. También incluyen proyectos para evitar los vertimientos de desechos, la adquisición de predios en la ribera del río, además de planes de uso eficiente y ahorro de agua. El mejoramiento de la calidad del recurso hídrico también está presente en los planes, así como la construcción y mejora en las redes de acueducto y alcantarillado, la construcción de plantas de tratamiento, la separacion de residuos y la cultura del reciclaje. Mirada geográfica Villabona plantea que “cada cuenca tiene sus propias problemáticas y avances. Sin embargo, según lo señalado por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, durante 2020 la alta presentó una mejora en la calidad de agua”. Destacó, entonces, el trabajo realizado en nueve municipios. De la cuenca alta mencionó a La Calera, Guasca y Zipaquirá. De la media a Soacha, Facatativá y Bojacá; y de la baja a Anolaima, Zipacón y San Antonio de Tequendama.

Grupo Río Bogotá revisó planes de desarrollo municipal y encontró avances en el cumplimiento de mandato judicial. Foto: EAAB El Plan de Desarrollo de La Calera, un municipio con 28.501 habitantes según el Censo Nacional de 2008, “enfatiza en la revisión general del Plan de Ordenamiento Territorial en función de los lineamientos de la CAR y de la sentencia del río Bogotá”. Además, incluye la adopción de planes de manejo ambiental de cuencas y los programas de promoción de ahorro y uso eficiente del agua. Carlos Escobar Rioja, alcalde este municipio, señala entre las actividades más avanzadas “la actualización del Plan Básico de Ordenamiento Territorial que define los lineamientos de tipo ambiental para el desarrollo del municipio”. También destacó el “manejo adecuado de vertimientos” gracias a la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) del Centro Poblado El Salitre, lo que evitará que estos lleguen directamente al río Teusacá, aguas arriba del Embalse San Rafael.  En Guasca, un municipio de 14.992 habitantes, el Plan de Desarrollo permite reconocer “el compromiso evidenciado con la planificación, construcción y mejoramiento de las redes de acueducto y alcantarillado, la mención clara de acciones para la contención de especies invasoras como el retamo espinoso y la incorporación de los lineamientos ambientales establecidos en el POMCA dentro de los planes de ordenamiento y manejo del municipio”. En la bitácora de Zipaquirá, por su parte, un municipio de 129.652 habitantes, Villabona destaca “la claridad en las actividades propuestas para la gestión del sector ambiental. En especial se resalta la implementación de pagos por servicios ambientales y que se haya fijado una meta concreta de aumentar a 30 hectáreas las áreas bajo este tipo de esquemas”. En el Plan de Desarrollo de Soacha, el municipio más poblado de Cundinamarca y el séptimo del país con 645.205 habitantes según el DANE, "se mencionan clara y concretamente acciones que dan cumplimiento a las órdenes impuestas por el Consejo de Estado en la Sentencia del río Bogotá”, afirmó la asesora de Grupo Río. Asimismo, valoró la actualización y revisión del catastro de zonas verdes y de los planes de ordenamiento, acción que desarrolla con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional (CAR). Le recomendamos: Cuenca alta del río Bogotá mejoró sus niveles de oxígeno en pandemia: Acueducto Según Juan Carlos Saldarriaga, alcalde de ese municipio, a la fecha se han gestionado 8.000 millones de pesos para la realización de los estudios y recuperación de la ronda del río Soacha. Así como la inclusión en la meta 131 del Plan de Desarrollo de la reformulación del Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos (PSMV) que determina las acciones y costos proyectados para apoyar la descontaminación del río Bogotá y en el que se requerirán inversiones por 82.736 millones de pesos.  En este municipio también se ha adelantado la compra de 200 hectáreas en predios de importancia hídrica para la protección de páramos y bosques altos que garanticen el agua a los afluentes del río Soacha y al Bogotá. A su vez, se ha adelantado la limpieza de 1.500 metros del canal Tibanica y se han realizado 2.208 visitas de control y vigilancia ambiental en 62 polígonos mineros. "Salvar el río implica salvar el páramo. Por eso, desde la administración del cambio se avanza y tres municipios más estamos coordinando, de manera institucional, técnica, científica y académica", aseguró.  

El 97 por ciento de las aguas del río Bogotá palidecen por cuenta de las cerca de 690 toneladas de carga contaminante que los habitantes de su cuenca arrojan a diario. Foto: Nicolás Acevedo Por otro lado, en Facatativá, un municipio de 136.041 habitantes, Villabona destaca tres aspectos: la identificación y buen manejo de los sitios de vertimientos no regulados, la puesta en marcha de la articulación y alianzas con públicos y privados para desarrollar acciones de rehabilitación y protección de la biodiversidad, y la creación de la Red Municipal de Guardabosques Voluntarios para vigilar, proteger y recuperar la biodiversidad. En la práctica, según cuenta Guillermo Aldana, alcalde municipal, el mayor avance lo constituye la construcción de la PTAR II en el sector Cartagenita. “Esta acción que pusimos en marcha en julio de 2020 ya tiene avances importantísimos. Todo está planeado para que, en diciembre de este año, se ponga en funcionamiento”, aseguró. También destacó la optimización de la PTAR I del sector de Santa Marta. Según cuenta, este proyecto se viene estructurando y se avanza en la consecución de recursos. La previsión es que este año entre en funcionamiento. Finalmente, además de valorar una serie de actividades de reforestación, recolección de envases y jornadas de capacitación, resaltó que el municipio mejoró su desempeño frente al cumplimiento del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos pasando del 64 por ciento al 78,45 por ciento. “Nuestra mayor apuesta financiera en el Plan de Desarrollo se encuentra relacionada con concluir y dejar en funcionamiento las PTAR Santa Marta y Cartagenita, ya que no podemos seguir vertiendo de manera directa a las fuentes hídricas nuestras aguas residuales”, aseguró. Del Plan de Desarrollo de Bojacá, un municipio de 9.674 habitantes, Villabona resaltó “un apartado especial referente al manejo de la cuenca del río Bogotá, por tener como meta el mantenimiento de la estructura ecológica de 16 hectáreas del municipio. Así como actualizar y tener en funcionamiento el 100 por ciento de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales PTAR y EBAR, y por destacar la importancia de la actualización e implementación del Plan de Saneamiento y manejo de los vertimientos”. En el caso del municipio de Anolaima, con 12.204 habitantes, destaca la “formulación de metas claras en cuanto a compatibilizar sus esquemas de desarrollo territorial con los determinantes ambientales de la CAR”. También resalta la definición de la base ambiental y ecológica del municipio que determina el potencial de la oferta natural y los elementos de la estructura ecológica, con lo que se garantiza el esquema de Pago por Servicios Ambientales. Según Luis Hernando Martínez, alcalde municipal, los principales avances se han alcanzado en “la implementación del plan maestro del acueducto y alcantarillado de los centros poblados de La Florida, Corralejas y Boquerón de Hiló y, de la cabecera municipal”. Planteó que el objetivo trazado es que allí llegué agua tratada y descontaminada de todos los afluentes del municipio. Desafíos La inclusión de acciones y proyectos por realizar en los planes de desarrollo con el fin de cumplir las órdenes judiciales, es clave para descontaminar el río Bogotá. Sin embargo, la ejecución de la totalidad de las obras y la puesta en marcha de las mismas plantea desafíos en varias dimensiones. El primero es la obtención de recursos. María Andrea Rozo, especialista en ordenamiento territorial y asesora externa de la Asociación Colombia Líder, señala que este “corresponde a la financiación de obras y las intervenciones a gran escala”. Con respecto a las fuentes, explica que para “poder cumplir con la ejecución de este tipo de proyectos por parte de los mandatarios se requiere de la subsidiaridad de orden Departamental y Nacional”. Puede leer: ¿Cómo lograr que la ciudadanía deje de lastimar al río Bogotá? Según el alcalde de La Calera, en este municipio es vital “la gestión de recursos para lograr el cumplimento de las 17 Órdenes de Sentencia, dado que estas tienen actividades donde el municipio es ejecutor, pero en la mayoría de ellas tiene el rol de apoyo a entidades como el Ministerio de Ambiente, CAR, Gobernación entre otras”. En este punto considera “un desafío importante” lograr una articulación interinstitucional. Coincide con esta última mención la primera autoridad de Soacha, que plantea como mayor reto “la articulación de entidades nacionales, departamentales y regionales para lograr un mismo propósito”. Esta dinámica la divide, según plantea, en dos acciones: compra de predios que han invadido las rondas de los ríos, humedales y otros sistemas hídricos, y la inversión en las redes de acueducto y alcantarillado para evitar conexiones erradas a los sistemas hídricos que nutren el río Soacha, el Bogotá, humedales y otros afluentes.

Municipios como La Calera, Soacha y Anolaima destacan en la ejecución de acciones para darle vida a dicha fuente hídrica. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. El alcalde de Anolaima plantea que este municipio requiere “disponer del apoyo técnico y de los recursos económicos para implementar los planes de descontaminación de las aguas residuales, las inversiones se estiman, por lo menos, en 5.000 millones de pesos”.   Por último, Rozo concluye que la recuperación del río Bogotá es un proyecto que “va más allá del plan de desarrollo en ejecución”. Asimismo, plantea que “es importante crear conciencia social en torno a la sostenibilidad”. Aquí insta a los mandatarios locales a que se comprometan con su ejercicio de gobernanza. Los municipios colindantes con el río Bogotá están haciendo la tarea de incorporar en sus planes de desarrollo las acciones correspondiente a su descontaminación, cumpliendo con el mandato judicial. Pero lograr que todo esto se cristalice requiere de la participación y apoyo financiero de los actores en este megaproyecto ambiental.