Los tiburones son fundamentales para los ecosistemas marinos. Su presencia ayuda a mantener en equilibrio los océanos, razón por la cual su desaparición traería graves consecuencias para quienes se benefician de sus servicios ecosistémicos.

“Hay que saber que los tiburones se alimentan de los débiles y los enfermos, e incluso algunas especies se alimentan de los cadáveres, evitando así que haya epidemias en el mar. Son realmente los grandes reguladores de la salud en los océanos”, explicó Sandra Bessudo, fundadora y directora de la Fundación Malpelo y Otros Ecosistemas Marinos, en el más reciente Encuentro Sostenible. Pese a su importancia, varias especies de tiburón están amenazadas y uno de los grandes obstáculos para repoblarlas es su lenta reproducción. Aunque varía de acuerdo a la especie, en general los tiburones tardan mucho en alcanzar la madurez sexual. Además, se reproducen cada dos o tres años, tienen pocas crías y el tiempo de gestación en algunos, como el tiburón blanco, por ejemplo, puede ser de un año o más. En contexto: Gobierno prohíbe la pesca artesanal e industrial de tiburones en Colombia “Sin duda una de las principales amenazas de esta especie es la sobrepesca. Entonces regular y compensar a las comunidades que dependen de este recurso es súper importante para poder tener una pesca sostenible, es decir, que puede seguir ocurriendo para alimentar a la población y que, a su vez, ocurra de una manera en que los tiburones pueden reproduciéndose y sobreviviendo”, señaló la doctora Camila Cáceres, bióloga marina especializada en pesca de tiburones. Esta sobrepesca está impulsada por diferentes motivos: alimento, comercialización tanto de la carne como de las aletas, creencias ancestrales y la conocida práctica ilegal llamada aleteo, una que infortunadamente se registra en Colombia pese a su prohibición. En ella los pescadores capturan al tiburón, le mutilan las aletas y lo vuelven a lanzar al mar, razón por la cual estos no pueden sobrevivir posteriormente.

En Colombia se registra de manera importante la práctica ilegal del aleteo con estos animales.  Sin embargo, de acuerdo con la doctora Cáceres, los pescadores artesanales, a diferencia de los que hacen aleteo ilegal, no desechan el resto del cuerpo del tiburón al mar. En su lugar, lo aprovechan para consumo humano. “Si los pescadores mantienen el cuerpo del tiburón porque si no pueden venderlo usan esa carne para alimentarse. También tiene históricamente algo cultural pues se ha comido de manera ancestral tanto en el Caribe colombiano como en el Pacífico".  En otros mercados como el asiático, por su parte, el tiburón es muy apetecido para preparar una sopa de aleta de tiburón que tiene una consistencia gelatinosa. “En Asia comer aleta de tiburón es algo de clase alta y se ha ido popularizando. Entonces ya no es para cierta élite sino generalizado”, dijo Bessudo en una de sus intervenciones. Puede leer: El futuro de tiburones en San Andrés depende de la restricción a la pesca El consumo de carne o aletas de tiburón podría tener, además, consecuencias para la salud humana. Según explicó la doctora Cáceres, algunos científicos recomiendan no comer más de 400 gramos de tiburón al día por la alta concentración de mercurio y arsénico que este tiene. “Son animales que pueden acumular bastantes contaminantes”, afirmó. Para ponerle fin a esta práctica ilegal y a la sobrepesca que ha reducido sustancialmente las poblaciones de algunas especies de tiburones, el Gobierno Nacional anunció la semana pasada que prohibirá la pesca de estos ejemplares en Colombia. Una decisión que muchos aplaudieron pero otros aún son un poco escépticos frente a su implementación y efectividad. Bessudo, por ejemplo, aplaude la decisión del Gobierno pues para ella es fundamental proteger a esta especie. No obstante, considera que esta no debería ir en contra de la seguridad alimentaria. Además, es importante que este proyecto esté acompañado de estrategias como pagos por servicios ambientales a los pescadores. 

La doctora Camila Cáceres se ha especializado en el tema de la pesca de tiburones. Foto: Camila Cáceres “En caso de que llegue un tiburón de manera incidental a sus redes, eventualmente lo pueden consumir, no se debe pensar inmediatamente que son delincuentes porque no lo son. Lo importante es evitar la comercialización para tratar de bajarle el flujo a este mercado y al aleteo”, expuso la directora de la Fundación Malpelo. A su vez, añadió que es fundamental que los pescadores pongan de su parte y que, al momento de capturar un tiburón, deberían tomar datos e información científica que se requiera, oportunidad que muchas veces se pierde al momento de pescar estos ejemplares y luego es muy difícil obtenerla. Le recomendamos: La bióloga colombiana que estudia los tiburones del planeta “Es importante capacitar a estos pescadores que dicen no querer capturar al tiburón pero que a veces les cae, para que puedan tomar información y así tener datos científicos que permitan saber el estado de nuestras poblaciones de tiburones y tomar mejores medidas de conservación. Lo que sí es claro que no podemos seguir comercializando especies en peligro crítico de extinción”.  La doctora Cáceres, aunque también aplaude la decisión y se alegra que el tema de tiburones esté en la agenda nacional, cree que la clave para que funcione es saber cómo va a funcionar el tema de compensaciones económicas a las poblaciones que dependen de esta pesca.  “La literatura demuestra que a veces los subsidios no siempre funcionan, hay excepciones, entonces es preferible usar este tiempo y dinero para ayudar a los pescadores a adquirir métodos de pesca sostenible, lo que se llama hacer una transición justa. Es decir, tomar decisión de protección de especies y recursos naturales teniendo en cuenta el impacto a las comunidades”, comentó la bióloga marina.

De acuerdo con la bióloga, muchas veces si los subsidios no compensan los ingresos que solían tener las comundiades, estas podrían recurrir nuevamente a la pesca ilegal para ganar más dinero, lo cual, según la doctora, aumentaría nuevamente esta práctica. Para la doctora Cáceres, la pesca no debería prohibirse totalmente sino teniendo en cuenta los territorios, las áreas específicas, las especies de tiburones, el grado de amenaza, además de su lugar y época de reproducción. “Tiburones pequeños como el género Rhizoprionodon spp. podría pescarse de manera sustentable, mientras que tiburones grandes, como el gran tiburon martillo (Sphyrnidae mokarran) están en peligro y no debería pescarse para protegerlo”, concluyó la bióloga.