La Nasa seleccionó tres propuestas de concepto de diseño para un reactor de fisión nuclear que podría lanzarse a finales de esta década para una demostración en la superficie de la Luna.
Esta tecnología beneficiaría la exploración futura bajo el paraguas del programa Artemis, precisa la Nasa en un comunicado.
Los contratos, que se otorgarán a través del Idaho National Laboratory del Departamento de Energía de EE. UU., tienen un valor aproximado de 5 millones de dólares cada uno. Los contratos financian el desarrollo de conceptos de diseño iniciales para un sistema de energía de fisión de clase de 40 kilovatios que se prevé que dure al menos 10 años en el entorno lunar.
Relativamente pequeños y livianos en comparación con otros sistemas de energía, los sistemas de fisión son, según la Nasa, confiables y podrían permitir una energía continua independientemente de la ubicación, la luz solar disponible y otras condiciones ambientales naturales. Una demostración de tales sistemas en la Luna allanaría el camino para misiones de larga duración en la Luna y Marte.
Se otorgarán contratos de 12 meses a las siguientes empresas para que cada una desarrolle diseños preliminares:
- Lockheed Martin, en asociación con BWXT y Creare.
- Westinghouse en alianza con Aerojet Rocketdyne.
- IX de Houston, una empresa conjunta de Intuitive Machines y X-Energy, asociada con Maxar y Boeing.
“El proyecto Fission Surface Power es un primer paso muy factible para que Estados Unidos establezca energía nuclear en la Luna”, dijo John Wagner, director del Laboratorio Nacional de Idaho. “Espero ver lo que logrará cada uno de estos equipos”.
Por otra parte, la Nasa realizó la prueba de fuego para el megacohete que volverá a llevar humanos a la Luna.
A las 14:40h, hora local en Cabo Cañaveral, Florida, del lunes 20 de junio, el cohete SLS pasó, si todo va bien, su última prueba de fuego. Fue en la plataforma de lanzamiento 39B, aquella de la que partió en 1969 el mítico Saturno V con el Apollo 10, con destino a nuestro satélite natural. Ahora el Space Launch System (SLS) ocupa su lugar. Esta prueba, el wet dress rehearsal, fue la última antes de que el prometedor gigante nos lleve de vuelta al lugar del que nunca debimos marcharnos: la Luna.
¿Qué se va a probar?
El wet dress rehearsal es un ensayo de todas las operaciones que se realizan previamente a un lanzamiento. Combustible y oxidante son criogénicos, así que no pueden almacenarse en el cohete y deben cargarse antes del despegue. El proceso de carga, junto con las operaciones previas hasta T - 10 segundos, es lo que se pondrá a prueba el 20 de junio. Si SLS las supera, todo estará a punto para el primer lanzamiento del programa Artemis, el ambicioso objetivo de la NASA de lograr que el ser humano vuelva a pisar la Luna.
En el caso del SLS se cargan unos 2.6 millones de litros entre oxigeno e hidrógeno líquido; la cantidad de propelentes necesarios para dar la vuelta alrededor de la Luna y volver (la misión Artemis I no alunizará). Esa cantidad apenas cabría en una piscina olímpica de dos metros de profundidad.
Un peso pesado para abordar misiones titánicas
El SLS es un gigante. Pertenece a la categoría de lanzadores súper pesados, necesarios para abordar misiones titánicas como ir a la Luna o a Marte. Los lanzadores se suelen clasificar por cuantos kilogramos o toneladas pueden poner en órbita baja (LEO, Low Earth Orbit, hasta unos 1 500 km) y se consideran lanzadores superpesados aquellos que pueden poner más de 50 toneladas en LEO.
Esto es más que el tráiler más pesado que se pueda ver en carretera lleno hasta arriba. Acelerado hasta unos 28 000 km/h y puesto a dar vueltas alrededor de la Tierra. El SLS es todavía mayor. La primera versión, llamada Block-1, con sus casi 100 metros de altura y 2 700 toneladas de peso total, tendrá una capacidad de carga a LEO de 95t. Y aún quedan dos versiones más por llegar: la Block-1B (105t a LEO) y la Block-2 (130t a LEO), porque no es suficiente con 95t a LEO para cumplir los planes de la NASA de vuelta a la Luna.
*Con información de Europa Press.