Una babilla apareció deambulando por las calles del barrio Las Palmeras de Aguazul. Varios miembros de la comunidad quedaron sorprendidos con la presencia del reptil, ya que su hábitat natural son las extensas sabanas inundables de la Orinoquia.
Inmediatamente, se comunicaron con el Cuerpo de Bomberos para que la rescataran. Un grupo de socorristas fue al lugar para ponerla a salvo. “Recibimos el llamado de la comunidad que estaba consternada por la presencia de la babilla, vista a pocos metros de las casas y lo que podía representar un peligro. Acudimos al lugar y con tres unidades de bomberos logramos inmovilizarla con sogas”, señaló el teniente John Jairo Manosalva, comandante del cuerpo de bomberos voluntarios de Aguazul.
Una babilla aprovechó la soledad de las calles de Aguazul para transitar con tranquildad. Foto: Cuerpo de Bomberos de Aguazul. Albert Camargo, subdirector de control y calidad ambiental de Corporinoquia, afirmó que durante la cuarentena, las especies silvestres se están tomando las calles, especialmente en regiones como los llanos orientales. “Los ecosistemas de la zona pueden estar muy cerca de la población civil, y al no encontrar peligro por el ser humano, sienten la confianza para entrar al terreno antes vedado para estos”. La babilla juvenil fue liberada en una reserva de la sociedad civil por parte del cuerpo de bomberos, donde se preservará su integridad y podrá repoblar la especie.
En una zona natural y pantasona, fue reubicada la babilla que transitaba por las calles de Aguazul. Foto: Cuerpo de Bomberos. Este reptil (Caiman crocodilus) puede llegar a medir entre 1,8 y 2,5 m de largo en el caso de los machos, y las hembras hasta 1,4 metros. Se alimentan de crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y pequeños mamíferos. Camargo recomienda que en caso de encontrar algún animal silvestre “la comunidad debe abstenerse de alimentarlos o tocarlos, pues estos animales no están humanizados y pueden tener reacciones agresivas al sentirse en peligro. Ellos no atacan sin razón, pero al momento de verse vulnerados pueden ser agresivos. Recomendamos que sean tratados por personal que tenga la idoneidad, ya sea funcionarios de Corporinoquia, la Policía Ambiental o bomberos”.
Corporinoquia hace un llamado para que la comunidad no interactúe con los animales silvestres. Foto: Cuerpo de Bomberos de Aguazul. Caimán llanero, casi extinto Además de las babillas, en los departamentos de la Orinoquia colombiana aún sobrevive, pero en su mínima expresión, el caimán llanero (Crocodylus intermedius), animal que alcanza a medir los 4,3 metros de longitud. En 1920, cerca de tres millones de caimanes llaneros habitaban en la Orinoquia colombo venezolana, en especial en las playas de arena de los ríos, humedales y lagunas. Una década después, el crocodylus intermedius empezó a peligrar. Los nativos de la zona vieron que sus pieles eran apetecidas en el mercado internacional, por lo cual empezó su matanza.
Cerca del 99 por ciento de la población de caimán llanero ya desapareció por la caza ilegal. Foto: Jhon Barros. Hoy en día, su población no supera los más de 2.000 ejemplares, es decir que su exterminio fue del 99 por ciento. En Colombia no sobreviven más de 300 caimanes llaneros libres en su hábitat natural, mientras que en el territorio venezolano hay indicios de la presencia de aproximadamente 1.300. El caimán llanero, uno de los cocodrilos más grandes del mundo y que alcanza a vivir 66 años, fue catalogado en 1997 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro crítico de extinción. Es uno de los 12 animales vertebrados más amenazadas en el mundo.