Los municipios ribereños del río Magdalena han pasado por diferentes situaciones en las últimas semanas. Debido a las lluvias, algunos lugares han sido declarados en alerta naranja y hay quienes se han tenido que desplazar por la amenaza de inundación. De otro lado están quienes viven su ‘agosto’ por la reciente subienda de peces y el valor comercial que esto significa para los pescadores de la zona.

Debido a las lluvias y el aumento del caudal, los peces han salido a las superficies, tal como se ve en un video difundido por redes sociales en el que unos pescadores van en una ‘motocanoa’ en cercanías a Barrancabermeja, en el tramo de Chucurí, y se ve cómo los peces “brincan” casi sobre ellos.

“Mire como está subiendo pescado, miren cómo brincan, muchos caen a la canoa; señores, miren cómo los peces saltan, a comer pescado”, dice el hombre que asombrado explica el fenómeno que está ocurriendo en el río Magdalena.

En otros municipios como Gamarra, El Banco, San Pablo y Puerto Wilches los pescadores han reportado una subienda de peces antes del mes de diciembre, que es la época tradicional, cuando los peces salen del las ciénagas al río Magdalena.

Un enemigo silencioso

Cabe mencionar que en la última visita que realizó el defensor del Pueblo en el departamento de Bolívar, se evidenció una gran problemática que tienen los pescadores de la región, debido a que en esta parte del río Magdalena la cuenca se encuentra mayormente afectada por la sedimentación.

Esto, en cifras de la Organización Red de Desarrollo Sostenible, significa un 78 %. “Eso quiere decir que tres cuartas partes de la cuenca andina más grande del continente están en un estado que algunos científicos llaman de desertificación”, señala el informe.

Además, se asegura que por ello “buena parte de la región andina central de Colombia ha perdido los suelos y su capacidad productiva, y ha generado mayor vulnerabilidad en poblaciones localizadas en esta área, haciéndolas más propensas a inundaciones y derrumbes, lo que podría desencadenar graves afectaciones a la vida y a las propiedades de las comunidades allí asentadas”.

Según el estudio realizado por la organización y la Eafit, en Colombia no hay políticas contra la erosión y el manejo ambiental de los suelos. Por lo que Carlos Camargo, el defensor del Pueblo, hizo un llamado al Estado para atender a estas comunidades vulnerables y para buscar la manera de frenar con este enemigo silencioso que afecta el río más largo de Colombia.