Se habían cerrado las negociaciones y se anunciaba la firma del acuerdo entre el Estado y las FARC un miércoles en la noche. Al día siguiente, jueves 25 en la mañana, en el Auditorio Mayor de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Alfredo Molano habló de su libro A lomo de mula. Viajes al corazón de las FARC y también, porque la actualidad siempre se impone, habló de los acuerdos. Casi todos sabemos quién es Alfredo Molano y conocemos su trayectoria, pero el protocolo invita a recordarlo, como sucedió en el Auditorio esa mañana. Tras eso el moderador, Luis Navarro, profesor de la universidad, le preguntó a Molano qué pensaba sobre lo sucedido la noche anterior. "Naturalmente es un acontecimiento histórico, no por ser memorable, sino porque cierra un capítulo histórico de la vida colombiana. Que comienza el 9 de abril, son 68 años de sangre. Los que seguimos creyendo, empeñados en la democracia, en la justicia social, recibimos esto emocionados", dijo, y carraspeó. Evocó la alegría que le había dado escuchar los discursos la noche anterior, pero con algo de miedo "justificable porque la historia no ha sucedido en vano. Y por allá un dejo de nostalgia. Lo digo también como víctima. Yo creo que se ha dado un golpe final muy importante, trascendental. Colombia puede entrar a la democracia plena”.Navarro miraba a Molano, que seguía hablando de los efectos del proceso y cómo, a raíz de estos, en "Colombia se puede permitir que haya partidos de oposición, no dentro del establecimiento sino frente al establecimiento, eso me parece a mí, quizá, lo más trascendental del acuerdo". Pero debía volver al libro, al proceso de escritura de Molano, que era lo que los había reunido. Navarro preguntó por qué ese interés en darle voz a quienes no las tienen. "En realidad no le doy voz a la gente. La gente tiene voz. Lo que hago es editar esa voz, con una parte subjetiva, lo acepto”, pues en sus relatos, como los llama, es una primera persona la que cuenta las historias de esas personas, que se condensan y tratan de entender esa historia colectiva. Esa historia del país.Pero Navarro quería saber más y preguntó por esa causa o ese momento en el que decide esto. Molano le contestó que detrás está un rompimiento con la academia: "llegó un momento en el que lo que oía se sentía más fuerte que los conceptos, las metodologías, las premisas lógicas y epistemológicas. La voz de la gente es mucho más interesante, mucho más colorida, mucho más atractiva, mucho más intensa, que la mirada académica sobre el mundo. Ahí opté por oír a la gente, escucharla".El público no se mueve, pocos hablan entre sí. Atentos siguen las palabras de Molano, que con voz suave y pausada sigue recordando, o mejor, dejando claro sus intereses como escritor: “Mi intención general era mostrar un país que estaba vedado, que estaba oculto por esa verdad académica y sobre todo por las verdades oficiales, construidas, elaboradas. Lo que he hecho es tratar de mostrar una historia distinta, de la gente que tenía que ver con la violencia, que tiene que ver las necesidades, con los ríos, con las mulas, ese otro país profundo”. Continuó explicando cómo sus relatos están formados por voces que él articula en un solo sujeto, que cuenta esa historia que no es una historia particular o individual, sino la de un conjunto. “No es una historia de una región, es la historia de un país”.Navarro regresó sobre el texto de los acuerdos, sobre la tierra, habló de las reservas campesinas y la importancia de estas. Molano toma de nuevo la palabra para decir que él ve "que en conjunto es una rebelión campesina, que comienza en los años veinte con la lucha por la tierra y continúa en el cincuenta y en el sesenta con La Violencia y termina en lo que hoy estamos. Por eso se habla tanto de los campesinos ahora. Por eso el primer punto fue el problema de la tierra y el problema de la tierra está sumamente ligado al problema de la exclusión y esto fue lo que constituyó la fuerza del organización guerrillera, que hoy llega el momento en el que se le abre la puerta a esas fuerzas”.Fueron muchas más las reflexiones que hizo Molano en uno de los más concurridos conversatorios en Ulibro 2016, uno de los más aplaudidos. El miércoles se habían cerrado las negociaciones en La Habana y arrancó la campaña por el Sí. Un Sí por el que abogan Molano, profesores y gran parte del público que estuvo aquella mañana del jueves. También una campaña por el No, pero como dijo Molano “el No, no tiene programa”.