Juliana, fueron tres años de intensa gestión al frente del Instituto Distrital de las Artes (Idartes). Ahora que dejas la dirección y mirando hacia atrás, ¿cuáles son los proyectos clave que dejas en Bogotá en materia cultural? En estos cuatro años logramos consolidar procesos que ya venían y otros que se construyeron todos en esta administración, legados que le quedan a la vida cultural de la ciudad. Hablaría, primero, de esos dos enormes hitos que son la Cinemateca de Bogotá y la Galería Santa Fe. La gente solo ve los edificios, pero detrás hay procesos muy complejos. Yo nunca había trabajado en el sector público y, aunque me había tocado una obra en el sector privado cuando estuve en el Museo de Arte Moderno de Medellín, esto fue muy distinto. Uno se enfrenta a cosas que parecen imposibles, pero que igual hay que encontrar la manera de realizar. Es complejo hacer una obra física, y uno estando al frente entiende por qué. Manejar recursos públicos es otra historia. En la Cinemateca, por un lado estuvo la obra, pero por otro lado tuvimos que hacer el diseño del modelo de gestión y la definición de su programa. Porque la Cinemateca no es solo un edificio: es un programa. Creo que el reto mayor estaba ahí, porque más allá de lo visible, de lo que está materializado en algo que la gente puede tocar, lo valioso en realidad es lo que está detrás: su programación, los talleres, la galería, la Biblioteca Especializada en Cine y Medios Audiovisuales - BECMA. Decíamos: claro, luego vendrán nuevos programas, pero es muy importante con lo que arranquemos, porque eso va a marcar la hoja de ruta del equipamiento y del proyecto.  Por otra parte está la Galería Santa Fe, que curiosamente es un edificio más pequeño pero mucho más complejo porque tiene ahí a varios sectores reunidos. El hecho de que esté ubicada debajo de la Plaza de La Concordia hizo que, a diferencia de la Cinemateca —a la que la plata se la puso el Idartes a la ERU y punto—, tocara coordinar a la Alcaldía Local de la Candelaria, por el espacio físico; a la Secretaría de Educación, por el colegio; al IPES, el dueño de la Plaza, y al Instituto de Patrimonio, que es el que estaba construyendo todo el proyecto. Fue un reto poner a todas esas entidades a conversar y que estuvieran de acuerdo.  Esos dos edificios son dos hitos importantes en la gestión de estos cuatro años, porque es algo que le queda a la ciudad. Yo siempre le decía al equipo del Idartes: un equipamiento como la Cinemateca se inaugura en una ciudad cada 30 años. Qué bueno haber podido estar en un momento así. La gran pregunta es cómo garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos espacios y estos programas. ¿Qué dejaron listo para que eso sea así y qué debe tener tu sucesor en la cabeza para continuar robusteciéndolos? En ambos casos hubo muchas cosas para definir en términos presupuestales y de modelo de gestión, de cómo iban a operar. A un alcalde definitivamente le preocupa, cuando le va a dejar a una ciudad un equipamiento de este tamaño, cómo se va a mantener a futuro, porque esos equipamientos se vuelven un gasto recurrente que no tenía la Alcaldía. Ese fue un trabajo que empezamos a hacer desde el 2016 y en el que se invirtieron muchos esfuerzos de la entidad: esfuerzos jurídicos, financieros, de gestión, interadministrativos. Eso tiene todo un tejemaneje y su complejidad. Una clave del éxito de la sostenibilidad tiene que que ver con empezar a hacer que el programa de fomento (que tiene todas las becas, estímulos, pasantías) converse con las infraestructuras y con programas como los festivales al parque. En la medida que todo conversa hay mayor eficiencia del recurso público, hay mayor eficiencia del trabajo como equipo, tienen más sentido todas las becas y oportunidades, y uno aprovecha mucho más sus espacios. La Secretaría de Cultura, a la cabeza de María Claudia López, logró unificar el Portafolio Distrital de Estímulos para que fuera distrital; es decir, que no fueran separadas las becas del Idartes, las becas de la Fuga, de la Secretaría de Cultura y de la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB). Antes esas becas se pisaban mucho. Logramos hacer que no se repitieran, por ejemplo, becas de música en el Idartes y en la OFB, o de arte dramático entre la Fuga y el Idartes, para saber hacia dónde destinábamos los recursos de los estímulos.  Cuando diseñamos todo el programa de la Cinemateca y de Galería Santa Fe decidimos engranar las becas y los equipamientos. Dijimos, por ejemplo: “Hagamos que los estímulos alimenten la programación de la Galería”. Entonces, la selección de los artistas que exponen es transparente, porque hace parte de un proceso de convocatoria abierto, y tienen un espacio al que nosotros nos encargaremos de darle la visibilidad donde pueden exponer. Lo mismo en la Cinemateca: mucha de la programación está directamente relacionada con el Portafolio de Estímulos. Damos un recurso, el artista o gestor saca adelante su proyecto y lo expone en uno de nuestros equipamientos, como la Cinemateca o la Galería. Lo hacemos redondo. La historia de la Cinemateca de Bogotá Y pensando en los recursos, ¿cómo es el modelo de financiación de esos nuevos equipamientos? Nuestros escenarios del Idartes tienen una fuente de recursos que no son del Distrito sino que vienen de recaudo. Digamos, para el Teatro Jorge Eliécer Gaitán ponemos un recurso pero hay otra parte muy importante que la tiene que producir el mismo Jorge Eliécer Gaitán: con boletería, con alquileres, con coproducciones. Un ejemplo: si un empresario quiere hacer un concierto con un cantante y nos propone alquilar el teatro, nosotros les proponemos que mejor hagamos una coproducción: él pone al artista y nosotros ponemos los recursos que implica el teatro, la logística y partimos boletería. Eso le genera un recurso importante al Jorge Eliécer para su sostenimiento y al empresario también sin tener que pagar por el escenario. Tanto la Galería Santa Fe como la Cinemateca tienen el mismo modelo. Y eso es a través de una resolución de usos que sale y que define que el espacio se puede alquilar, que se pueden hacer coproducciones. Un ejemplo es la exposición que tenemos en este momento en la Cinemateca. Es una coproducción con Telefónica. Eso se puede hacer gracias a que existe una resolución de usos que define que una empresa privada puede hacer allá un proyecto y que lo hacemos juntos. De los procesos de la Cinemateca y la Galería Santa Fe, ¿cuáles son los puntos clave que debería tener un director de una entidad cultural como el Idartes en la cabeza para hacer posibles esos proyectos transversales a las administraciones? Eso tiene una parte importante de voluntad política, porque uno también puede dejar que los cuatro años pasen y uno no la termine inaugurando. La obra de la Cinemateca empezó en agosto de 2016 y la terminamos en junio de 2019. Aprendimos que sí es posible terminar una obra pública en tres años. Otra de las claves es obviamente el equipo de trabajo. Quien llegue a la dirección del Idartes debe entender cuál es el equipo de trabajo que necesita para llevar un proyecto a feliz término. Hay una gente que tiene que estar concentrada en eso mientras la estás haciendo y que además tiene que estar vinculada tanto en el equipo de la infraestructura, la obra física, como al equipo de dotación y al equipo misional. Esas tres cosas tienen que estar engranadas. Otra historia es el equipo que necesitas una vez la abres, que debe tener un perfil distinto. Otro de los éxitos fue la celebración de los 25 años de Rock al Parque, un festival que ha demostrado ser una política pública cultural ciudadana que sobrevive vigorosa a las administraciones que pasan. Ese hito no tiene solamente que ver con los 25 años de Rock al Parque, sino con el fortalecimiento de todos los festivales al parque. Hicimos un trabajo para volver a esa idea original de los festivales al parque que tienen que ver más con la convivencia, con el disfrute del espacio público. Insistimos mucho en eso y dio frutos.  Lo que pasó con la edición 25 de Rock al Parque es que sí nos la empezamos a soñar desde el 2017. Desde antes habíamos pensado en muchos nombres que nos teníamos que guardar para la edición de los 25 años. Ese concierto con la Orquesta Filarmónica de cierre nos lo inventamos una vez Sandra Meluk y yo viniendo de una reunión y luego fueron saliendo las ideas. Nombres como Juanes y Fito fueron apareciendo así.  Además, la zona de bienestar la hemos mejorado mucho. Muchas de las personas que no iban a Rock al Parque di tú hace 15 años, a quienes fuimos convenciendo de que volvieran, estaban muy descrestados con lo que es hoy en día. Ya no es solamente una tarima y un terreno, sino que cuenta con una zona bien pensada de alimentación, de bienestar, de emprendimiento.  Las alcaldías pasan, Rock al Parque queda Haciendo un ejercicio de autocrítica y revisando también los vacíos o faltas, ¿qué proyecto te quedó en el tintero? ¿Qué otro proyecto querías hacer y no pudiste? Hay una cosa que se quedó por hacer por muchas razones y es la actualización tecnológica del Planetario. El Planetario, que este año cumplió su cincuenta aniversario y que es un referente de la ciudad, debería tener hoy en día unos proyectores de última generación como los que tiene Maloka, a la que le hicieron una inversión importante de recursos. Pero pasó que en el 2016 se disparó el dólar tremendamente y se nos empezaron a caer las licitaciones. No pudimos hacerlo. Luego ensayamos otro modelo, pero era riesgoso jurídicamente. Finalmente no hicimos esa actualización tecnológica y es una responsabilidad que tiene aún el Idartes con la ciudad. En la medida que se haga la actualización tecnológica vamos a poder actualizar al mismo tiempo la programación. En términos de infraestructura, su domo es uno de los más grandes de América Latina, pero hay muchos de los programas que tienen los Planetarios del mundo no podemos presentar porque no tenemos los equipos para hacerlo. Ya lo tenemos en el plan de presupuesto del año entrante y es una de las recomendaciones que se hizo al empalme de la administración entrante. Y más allá de los proyectos de infraestructura, ¿qué otros programas de la gestión y fomento cultural le recomendarías a tu sucesor y al secretario de Cultura entrante, Nicolás Montero, que tengan en la cabeza? Los Centros de Formación Artística con un programa muy impresionante, único en América Latina. La gente de otros continentes no puede creer que la Alcaldía tenga un programa de formación artística en toda la ciudad, gratuito, para niños y jóvenes, donde van a aprender literatura, música, danza, teatro, artes audiovisuales. Eso además de un programa de circulación, en el que esos artistas rotan por todos nuestros escenarios. Solo ese programa es el 30% del presupuesto del Idartes. Y ese programa tiene una cosa muy importante y es que se convirtió en un empleador de artistas en la ciudad. Muchos de los artistas de todas esas áreas son nuestros artistas formadores del programa. Eso es muy raro: los artistas encuentran trabajo o en una institución educativa dando clases o hacen su propia producción, y obviamente esas plazas no son tantas, entonces abrir ese otro universo, que son casi 650 empleos por toda la ciudad, de las diferentes artes, contratados por nosotros para que puedan prestar ese servicio, es una cosa muy potente. Otro de mis proyectos favoritos, que ha sido una gran ganancia, son los Festivales al Barrio. Ese es un hijito de los Festivales al Parque, pero el modelo es totalmente distinto. Eso nació de la relación y las conversaciones con el sector hip hop a raíz de Hip Hop al Parque. Como los festivales al parque son unas plataformas tan importantes para los artistas, entonces todo el mundo quiere participar, pero hay un número limitado de artistas que pueden presentarse y que pasan las convocatorias, que, además, premian solo lo artístico. Mucho del movimiento hip hop su valor principal no radica en lo artístico, sino en lo ético y político, y el trabajo importante y vital que hacen en las localidades.  Había mucha molestia, porque ellos sienten que merecen estar ahí por el trabajo que vienen haciendo desde años. En esa conversación pensamos en que debíamos visibilizarlo y así nacen los Festivales al Barrio, para reconocer el trabajo de todos los festivales locales que hay en la ciudad. Nació del hip hop pero se abrió luego a todas las artes. Digamos que el 70% de los festivales al barrio son de hip hop. Nosotros en esos festivales no hacemos curaduría, sino que festival tiene toda su autonomía. Les damos un dinero, los fortalecemos y les damos formación. Muchos de ellos llegaban de manera muy guerrillera a un parque y montaban tarima y la policía los bajaba. Entonces dijimos, venga, los acompañamos a sacar permisos a ayudarles y a formarlos en curaduría y producción. Ese proyecto es una gran ganancia para Bogotá. La Lista Arcadia 2019: cien años, cien libros de escritoras en español ¿Qué se ha hablado en el empalme con el equipo de Claudia? ¿Qué sugerencias puntuales le has hecho o harás a tu sucesor o sucesora? Ya hicimos las reuniones que eran, ya entregamos la documentación y unas recomendaciones puntuales. Además de las que ya te conté, hay otra que tiene que ver con la estructura del Idartes. Cuando el Idartes nació en 2011 era una entidad muy pequeñita y, con los años, empezó a volverse mucho más robusta y ganar una relevancia en el vida cultural de la ciudad, entonces le empezaron a entregar otros programas. Le entregamos a la administración que entra ya todo el rediseño del Idartes: la recomendación para ellos es que hagan el rediseño apenas entren porque eso va a generar un mayor bienestar en el equipo de trabajo base del Idartes y garantizará mayor eficiencia. Otra de las recomendaciones es sacar adelante el Teatro San Jorge. Es un teatro que en los años treinta fue muy importante en la ciudad y que el Idartes compró en 2014. Está ubicado en la localidad de Los Mártires. Cuando se compró había dejado de ser un teatro, ya no tenía silletería, habían quitado los balcones. En algún tiempo fue de unos recicladores. Pero como ya es propiedad del Idartes, la entidad debe restaurarlo y habilitarlo. En esta administración logramos terminar todos los estudios y diseños y la vocación del teatro. Va a ser muy bacano, porque será un teatro polivalente, que sirve para circo, para hip hop, para artes vivas. Le dejamos los estudios a la próxima administración, para que ellos lo puedan entregar. Un tema clave en las políticas del Gobierno Nacional en torno a la cultura es el tema de las industrias creativas y culturales, la economía naranja. ¿Qué papel debería jugar el Idartes el próximo año para que se cumplan esas promesas? Con la Alcaldía de Enrique Peñalosa nacen tres líneas estratégicas transversales en el Idartes: una es arte, ciencia y tecnología, la otra es de arte para la transformación social y, por último, la línea de emprendimiento e industrias culturales y creativas. Esa línea va a ser muy importante porque la Secretaría de Cultura deja la política pública de emprendimiento e industrias culturales y creativas lista este año. Entonces el Idartes se va a convertir en el brazo ejecutor de esa política pública, que está alineada con el Gobierno Nacional.  En esa línea sacamos adelante muchas cosas, por ejemplo en temas de música. Muchas de las actividades del sello "Bogotá Ciudad Creativa de la Música" están lideradas por el Idartes: en parte los festivales al parque, pero también todo el tema de DC en Vivo con economía de la noche o los toques en bares. Acabamos de hacer un censo de música en vivo y ya están los resultados: eso va a permitir a futuro tomar decisiones acertadas en términos de política pública. Hay un montón de becas y oportunidades para artistas de la ciudad que tienen que ver con emprendimiento e industrias culturales y creativas, y todas las zonas de emprendimiento, la participación en mercados. Esas oportunidades los artistas de la ciudad saben que las encuentran en el Idartes, gracias a esa línea abrió todo ese abanico de posibilidades desde hace cuatro años. En las recomendaciones a la administración entrante está también que conserve esas tres líneas, que son transversales a todas las artes y que van a ser muy importantes el próximo año. Artistas y gestores culturales hablan de lo difícil que es sostener sus proyectos en Colombia