“La cultura aporta más al PIB que la minería o el café”. La frase, pronunciada por el senador Iván Duque en una entrevista reciente para Arcadia, resume una realidad que, hasta hace poco, pasaba desapercibida en el debate público nacional: que la economía naranja o economía creativa o economía de la cultura puede desempeñar - y ya desempeña- un papel muy importante en el desarrollo de Colombia. Compuesta de cuatro sectores (el patrimonio ancestral, las artes visuales y escénicas, los medios de comunicación y las creaciones funcionales -como la arquitectura-), se trata de un sector que hoy genera el 3 % del Producto Interno Bruto del país según la Organización Mundial del Patrimonio Intelectual. Además de la Ley Naranja del senador Duque -cuyo cuarto debate se realizó en diciembre del año pasado-, entre las iniciativas que buscan potenciar este sector está el Proyecto de Ley de Estímulo a la Creatividad en Colombia. Radicada en noviembre por los representantes a la Cámara Luciano Grisales Londoño e Iván Agudelo Zapata, se trata de un proyecto que busca estimular la creatividad haciendo hincapié en la biodiversidad y en la ancestralidad que existen en el país. Los dos conceptos, unificados en la iniciativa bajo la palabra bioriginalidad, pueden servir “como fuente de inspiración e insumo para la producción de bienes y servicios creativos”, según afirma Andrés Guzmán Ayala, asesor en el congreso de Grisales Londoño y fundador de Creatividad para Colombia, la plataforma ciudadana que creó el marco del proyecto durante los últimos tres años. Ahora, ¿cómo se lograría?La columna vertebral del proyecto sería la creación de la Mediateca Nacional, un institución tanto física como virtual donde se sistematizaría y catalogaría todos los saberes ancestrales y la biodiversidad del país, incluidas las 55.438 especies existentes de flora y fauna. De acceso gratuito a todos los ciudadanos, tendría como fin dar a conocer las culturas de los pueblos indígenas colombianos, así como traducir la biodiversidad del país en paletas de color, bancos de sonido y compendios de texturas y formas. Sería, en palabras de Guzmán, “un sistema de cultura viva”, que más allá de almacenar y manejar esta información, sería una puerta de entrada para que todo tipo de emprendedor pueda acceder a ella con el fin de generar bienes y servicios creativos.La premisa es que, antes de avanzar, se necesita crear la mediateca como una medida para institucionalizar la bioriginalidad colombiana. Si bien ya existen casos exitosos de bienes creativos formulados a partir de saberes ancestrales, esta institución podría, según sus ponentes, multiplicarlos. Un ejemplo interesante, dentro del campo de la creación de marcas, es el del café Anei, cosechado, empacado y vendido por los arhuacos en la Sierra Nevada de Santa Marta. Como explica Guzmán, “el mercado busca experiencias y el café de los descendientes de los tayrona es un gran ejemplo. Es un producto que tiene un empaque con toda la cosmovisión tayrona, cuyos canales de comunicación cuentan la relación entre ellos y la tierra. No se trata de cultivar café como un monocultivo sino desde el sombrío, la biodiversidad y el respeto por las aguas. Todo este valor agregado hace que sea el café que mejor se vende en el país y que se exporte a 8 países. Hoy ellos son premio de economía solidaria por garantizar que las ganancias de sus productos llegan a sus bases”.La iniciativa, además, tiene como fin expandir el alcance de la Cuenta Satélite de Cultura del Ministerio de Cultura y el DANE, que desde 2004 cuantifica el aporte de la economía creativa al país. La idea es incluir categorías como laboratorios creativos y cultura científica, que abarca desde planetarios hasta parques temáticos, pasando por espacios de tecnología. La más importante, quizás, es la categoría de los laboratorios creativos, pues entra en juego con otro de los propósitos del proyecto de ley: llevar la economía naranja al campo. Por medio de estos, el proyecto busca promover cadenas productivas en ciudades intermedias con el fin de entrelazar la producción campesina y la economía naranja a través de la creación de marcas y empaques. La meta de este proyecto de ley es a todas luces ambicioso. Según Guzmán, podría duplicar la economía naranja en el país. En otras palabras, en unos años ésta representaría el 6 % del PIB. Esa estimación nace en parte del hecho de que Colombia vive una bonanza demográfica: 51 % de la población está entre los 20 y 30 años. “Es un potencial creativo único que no podemos pasar por alto”, dice el asesor de Grisales. Por otro lado, tanto la mediateca como las demás iniciativas del proyecto serían financiadas con los recursos del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación y estarían bajo la supervisión conjunta de tres ministerios: el de Cultura, el de las TIC y el del Interior. Aunque la Proyecto de Ley de Estímulo a la Creatividad en Colombia está en una etapa preliminar y aún le falta pasar por los debates en la Cámara de representantes, cabe destacar cualquier iniciativa que visibiliza el potencial económico de la cultura. Hoy en Colombia la cultura todavía es la oveja negra en la asignación de los recursos del estado (El ministerio que menos dinero recibe es el de Cultura). Y el mejor argumento para que eso cambie son justamente proyectos como estos.