Esto es peor que contar piedrasen caminos que no llevan a ninguna parte,como cuando un tigre intenta cazar y retrocedeal oler su propia sangre en el suelo.El que se arrodillaba junto a la pagoda,¿te acuerdas? Capitán, no vamosa hablar de eso. El niño budistaque se ponía en la puerta y a quien le frotábamosla cabeza afeitada para que nos trajera suertebrilla ahora como una luna blanca.¡Está muerto para siempre, maldita sea!La hierba que pisamos se levanta;cuchillos amenazandonuestras partes más preciadas.Bogalusa, Louisiana, 1941