Para entrar al restaurante bar Madre, ubicado en el centro de la capital, en la calle 12 con carrera quinta de La Candelaria, hay que tener un conocimiento previo del lugar –haber leído sobre él o haberlo escuchado de boca de otro– porque, de lo contrario, se corre el peligro de pasarlo inadvertido. La fachada de la casa donde se encuentra es una tienda de esmeraldas y así, para entrar a él, hay que tocar un timbre, esperar a que un vigilante abra la reja ornamentada y sirva de guía hasta un pasillo que termina en una bodega amplia, de paredes de bareque en donde sobresalen jaulas vacías, materas con diversos tipos de plantas, y un horno de leña. Allí se cocina la materia prima del restaurante: la maza delgada con la que se hacen las pizzas. El ambiente es fresco, sencillo, presuntuoso solo cuando se trata de la música: se escuchan desde boleros de Agustín Lara hasta piezas de jazz de Nat King Cole. Los recomendados de Arcadia: el pulpo a la parrilla y la pizza María Antonieta, de prosciutto y rúgula.