Los Sex Pistols, en un poco más de un par de años, crearon las bases de un género musical que nació muerto, porque no le interesaba estar vivo, trascender o llegar a los grandes listados de los años setenta en Inglaterra. The Filth and the Fury (Julien Temple, 2000) es el retrato de una banda que quiso desafiar en la sociedad de su tiempo y que vivió en el intento. Se presenta el 22 de octubre, a las 7:00 pm, en Armando Hall Music en el marco de In-Edit.
Londres, 1976. El partido Laborista no cumplió con sus promesas de posguerra. La clase obrera empobrecida se levantaba en protestas que terminan en batallas callejeras -no campales- entre la policía y los manifestantes. Montañas de basura en las aceras y londinenses de cabellos largos y bien peinados, pantalones bota campana y una sociedad tan goda como cualquier pueblo paisa. “I’m an antichrist” gritaba -porque no canta- Johnny Rotten y se contorsionaba sobre el escenario. En las calles militarizadas habián más manifestaciones, bombas y gases lacrimógenos. El momento justo para que naciera un pequeño aborto musical.Con este documental, su segundo sobre la banda, Temple crea una narración intima en la que los mismos integrantes de la banda, amigos y dueños de bares en los que tocaron hablan de una época que ya no existe. El material de archivo de la banda se yuxtapone a imágenes del Londres de mediados de los setentas acercando al espectador a las razones por las cuales este tipo de música y esta banda se juntó y lanzó insultos a lo que aborrecían: la prensa, los medios, la televisión, la reina, el Estado y una sociedad que cada vez los odiaba más. Toma el título de una publicación del diario sensacionalista The Daily Mirror del 2 de diciembre de 1976. Los Sex Pistols no duraron mucho. No son de bandas que hoy insisten en seguir tocando -exceptuando unas cuantas reuniones en los años 2000- por más que deban estar en un geriátrico, no en un escenario en giras jurásicas. Para ellos su música era honesta, la más honesta que se hacía en la isla en 15 años, música de tres acordes, de músicos no tan músicos, de cabellos pintados y gritos incontrolados, escupitajos en las cámaras que los grababan en sus presentaciones, escupitajos a la audiencia. The Filth and the Fury es una película en la que los Sex Pistols cuentan su versión de los hechos, en su mayoría a través de entrevistas con los miembros supervivientes del grupo, secuencias filmadas durante la época, y tomas de The Great Rock ‘n‘ Roll Swindle (otro documental sobre la banda, pero realizado en 1980 por el mismo director). Pero es también una oda a la anarquía y a la muerte de la reina. Una pinta por los Sex Pistols, por favor.