El próximo 6 de marzo arranca la edición 59 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci), el festival cinematográfico más importante del país y el más antiguo de América Latina. El ficci ha sido históricamente una ventana que da cuenta de la diversidad del cine colombiano y una plataforma para nuestras estéticas y creadores. Durante los seis días que dura, el público verá el resultado de nuevas apuestas en su línea curatorial, su comité seleccionador y su propia naturaleza. Le puede interesar: El Ficci 2019 revela sus invitados y sus apuestas En el Ficci, este año se les dará continuidad a algunas de las actividades que el Ministerio de Cultura y su Dirección de Cinematografía tradicionalmente han organizado. Pero, antes que nada, esta nueva edición del festival será la oportunidad para ver el estreno de estrategias orientadas a cumplir nuevos lineamientos del Ministerio de Cultura en cabeza de la ministra Carmen Vásquez. También se verán reflejados en el ficci los propósitos planteados por el proyecto de Economía Naranja, uno de los ejes de desarrollo más característicos del gobierno del presidente Iván Duque y que bien expresa en su objeto la Ley 1834 de 2017, o Ley Naranja, en cuanto a “desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas” y los “sectores que conjugan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural”. Una red de relaciones La transformación que el ministerio prevé para el cine surge de la labor del equipo de la Dirección de Cinematografía de la institución y, en palabras de su director Julián David Correa, busca consolidar, finalmente, un “ecosistema cinematográfico de Colombia”. Según Correa, se trata de dinamizar un complejo entramado compuesto por público, realizadores y productores, distribuidores y exhibidores, programadores, críticos, festivales y muestras, espacios de circulación y creación de audiencias, casas de cultura, plataformas ott y vod, archivos fílmicos y audiovisuales, entre muchos más. Una vez establecida esta red les permitirá a los miembros del sector construir las relaciones necesarias para sostener, estimular, promover, renovar, consumir y conservar la producción cinematográfica del país. En la actualidad, este ecosistema es débil en Colombia, y muchos de los representantes del sector no forman (o no se sienten) parte de él. Por esta razón, como ocurre en un entorno natural, hoy se percibe un desequilibrio en el sector cinematográfico nacional, que podría llegar a poner en riesgo el funcionamiento de todo el ecosistema. Esto podría afectar la creación artística y la preservación del patrimonio cultural, y podría dejar a Colombia relegada en un mundo en que el cine y las artes visuales necesitan ecosistemas robustos para progresar. Sin una consciencia de lo que hacemos, ¿que podría suceder en cincuenta años con las películas que se producen actualmente? Sin un público interesado en el cine nacional, ¿cómo se podría motivar a los creadores a dedicarse a este, a apostarle a un futuro sin perspectivas de éxito? Desde que comenzó este siglo, los escenarios más pesimistas han venido reduciéndose por cuenta de algunos hechos determinantes que han suplido necesidades del sector cinematográfico. Las denominadas leyes de cine (Ley 814 de 2003 y Ley 1556 de 2012) han sido diseñadas, respectiva y principalmente, para estimular la producción nacional (de un estreno en 1997 se pasó a 44 en 2017) y para promover a Colombia como un escenario para producciones extranjeras, a través de una devolución parcial del gasto en el país, atrayendo así capitales externos y fomentando una mayor especialización de técnicos y artistas gracias a su participación en rodajes internacionales realizados en Colombia. Le puede interesar: El cine colombiano entra a la industria cinematográfica mundial Ambas leyes han producido importantes resultados. En quince años, la Ley de Cine ha beneficiado a 3391 proyectos de ficción, documental y animación; ha entregado 147.412 millones de pesos en estímulos por concurso y estímulos automáticos, y ha invertido 38.489 millones de pesos en estrategias de promoción de largometrajes, en la participación de obras colombianas en el circuito internacional, en investigación y en programas de formación. Por su parte, la Ley Filmación Colombia ha permitido la aprobación de cuarenta proyectos internacionales, de los cuales 33 ya han sido rodados en el país. Y el negocio, podría decirse, ha sido muy favorable: las producciones generaron inversiones superiores a los 158.000 millones de pesos, mientras que el gobierno, como contraprestación, aportó apenas 53.262 millones. Los recursos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) son recaudados a través de los aportes parafiscales de exhibidores, distribuidores y productores colombianos, bajo la garantía de que los recursos generados por la actividad cinematográfica vuelvan al sector para estimular la formación, producción y circulación, entre otras acciones. Las decisiones sobre el destino de este fondo pasan por el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (CNACC), que encabeza la ministra de Cultura y el director de Cinematografía, y en el que participan diversos sectores a través de representantes elegidos para el periodo 2018-2020. Estos son: Alina Hleap Borrero (productores), Gilberto Gallego Martín (distribuidores), Diana María González Barragán (exhibidores), Felipe Moreno Salazar (directores), Gabriel Alberto Alba Gutiérrez (artístico-creativo), Édgar Ovell Montañez Muñoz (técnicos), Iván Monsalve Morales (Consejos Departamentales de Cine), Felipe César Londoño y Paula Jaramillo (designados por la ministra de Cultura). La Secretaría Técnica está a cargo de Claudia Triana, directora de Proimágenes Colombia. Este consejo celebrará su primera reunión del año en el marco del Ficci 59. La cultura es de todos Pero las condiciones han cambiado, y es el momento para reflexionar sobre la forma como se ha fomentado y debe seguirse impulsando el desarrollo cinematográfico y audiovisual del país. El exitoso aumento de producciones de largometrajes y cortometrajes ha hecho crecer significativamente las necesidades de algunos actores del ecosistema cinematográfico. Esto requiere la creación de otras herramientas que cubran estadios hoy apremiantes, por ejemplo, la distribución del cine nacional, la creación y desarrollo de audiencias, y la formación técnica para oficios especializados, indispensables en rodajes de perfil internacional. Preguntas como estas hacen hoy más necesario que nunca enfocarse en la apertura del sector cultural (y cinematográfico), en su ampliación y descentralización, y aquí es donde la idea guía de las acciones del ministerio de Carmen Vásquez cobra fuerza y pertinencia: “La cultura es de todos”. Y desde la perspectiva del gobierno, pensar en esa premisa es posible solo si se entiende bajo la bandera del enfoque poblacional y regional, y si se trabaja en conjunto. Es necesario que en el país el acceso a la cultura sea tan frecuente para quienes viven en las grandes ciudades como para los demás colombianos. La Ley de Cultura de 1997 fue el instrumento fundamental para la creación del Ministerio de Cultura y para la definición, el reconocimiento y la protección de los diversos bienes artísticos, intelectuales y patrimoniales (tangibles o no) como parte integral de la cultura e identidad colombianas. Acogiéndose a lo que dice esa ley, Vásquez insiste que “es obligación del Estado y de las personas valorar, proteger y difundir el patrimonio cultural de la nación”. Por esta razón, el ministerio hoy busca defender uno de los objetivos que justificaron, en un principio, su creación, y posibilitar y promover el acceso a este derecho fundamental. Este objetivo abarca, entre otras manifestaciones, artes como el cine, la literatura y la música, procesos industriales de producción, un importante músculo financiero y vías de circulación de bienes culturales. Por eso, el ministerio hoy plantea una reestructuración que divide las tradicionales direcciones en dos viceministerios: el ala del viceministerio de Fomento Regional y Patrimonio acogerá las direcciones de Patrimonio y Memoria, de Fomento Regional y de Poblaciones; por su parte, el viceministerio de la Creatividad y la Economía Naranja, a cargo de David Melo, reunirá a las direcciones de Artes, Cinematografía y Comunicaciones. Se trata de dos componentes de un mismo propósito; dos componentes que necesariamente se nutren mutuamente y se comunican en doble vía; dos componentes cuya efectiva conjugación resulta hoy más necesaria que nunca. Para producir El Ministerio de Cultura y su Dirección de Cinematografía ofrecen, tanto a los creadores industriales como a otros agentes del sector, cuatro mecanismos de fomento que este año se verán fortalecidos para contribuir al cumplimiento de los objetivos esbozados hasta aquí. En primera instancia, se encuentran las becas diseñadas por la Dirección de Cinematografía para el Programa Nacional de Estímulos, que en 2018 incluían nueve modalidades por un monto de 1405 millones de pesos, cifra que en 2019 se incrementa en un 50 %. Este concurso abrirá en dos momentos: el 28 de febrero y el mes de abril. Este año, las once modalidades que conforman el apartado de Cinematografía se enfocan en apoyar el desarrollo de públicos a través de muestras y festivales de cine colombiano, y el fomento de largometrajes infantiles. Además, la investigación, conservación y circulación del patrimonio audiovisual colombiano mediante la creación de documentales con material de archivo, el estímulo a investigadores y a quienes publican sus obras y una pasantía en la Filmoteca de la UNAM. Las convocatorias también financiarán la formación técnica a talentos regionales para que puedan formarse a través de programas de estudio desarrollados por entidades educativas, culturales o empresas del sector. Así mismo, apoyarán el desarrollo de modelos de negocio de exhibidores cinematográficos activos, con el objetivo de fortalecer el circuito actual de salas alternativas del país e incentivar en nuevos territorios la creación de salas que ofrezcan contenidos diversos y sirvan como ventana para el cine colombiano. Colombia es uno de los 21 países miembros del Programa Ibermedia, el cual, como instancia multilateral, se propone crear un espacio audiovisual iberoamericano por medio de ayudas financieras y a través de convocatorias. Ibermedia invita anualmente a participar a empresas productoras colombianas en las modalidades de Desarrollo y Coproducción, que buscan la colaboración entre compañías de América Latina, Portugal, España e Italia. Así mismo, el programa apoya en su modalidad de formación a escuelas de cine, universidades, centros especializados, o gremios pertenecientes a la industria audiovisual. “Queremos un sector creativo fuerte, diverso y sostenible que aporte cada vez más al desarrollo económico y social del país”, dice la ministra Vásquez. “Esto se logra sumando aliados como en el caso de la plataforma Ibermedia; la Economía Naranja no solo proyecta los talentos nacionales, sino que al hacerlo también aporta a construir un país con equidad”. La convocatoria Ibermedia estará abierta hasta el jueves 25 de abril de 2019. El tercer mecanismo de fomento es el Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FCD). Su línea de Estímulos Automáticos fue lanzada el pasado 2 de enero, y los Estímulos por Concurso serán anunciados en el marco del Ficci 59. Hay que resaltar que en 2019 el ministerio le apostará a dinamizar la creación cinematográfica de todas las regiones del país, y lo hará también apoyándose en los recursos del FCD a través de la modalidad de Relatos Regionales. Así mismo, en acuerdo con el cnacc, la bolsa de más de 22.000 millones de pesos permitirá aumentar el número de películas financiadas. Otro mecanismo es el Programa Nacional de Concertación, la herramienta con que el ministerio apoya proyectos de interés público que desarrollen procesos artísticos o culturales, y que contribuyan a brindar espacios de encuentro y convivencia en sus comunidades. Este programa encarna uno de los principales apoyos que el Estado brinda, en igual medida, a festivales emergentes en escenarios locales como el Festival de Cine del Bajo Cauca, el Festival Internacional de Cine de la Isla o el Festival de Cine del Sur, y a escenarios cinematográficos de impacto nacional (e internacional) como el Ficci, la Muestra Internacional Documental de Bogotá (Midbo) y el Festival de Cine de Cortos de Cali, así como un conjunto de programas de formación en Amazonas, Arauca y Antioquia dirigidos a poblaciones indígenas y públicos infantiles, entre otras, a los cuales apoyó con más de 970 millones de pesos. Adicionalmente, desde la Dirección de Comunicaciones se fortalece el portafolio de convocatorias de 2019 con un enfoque poblacional y territorial. Aquí hay que destacar nuevas categorías como la de Mujeres Creadoras, para el desarrollo de proyectos de no ficción: esta categoría busca apoyar a creadoras para que desarrollen propuestas con enfoque de género que fomenten la equidad en el sector. La categoría de Producción de Microdocumentales con Dispositivos Móviles, por su parte, busca visibilizar los saberes, expresiones y prácticas artísticas, culturales y patrimoniales en un diálogo entre nuevos creadores y personas adultas mayores. Finalmente, la de Prácticas Creativas de Producción Sonora Digital busca incentivar el uso y la apropiación de herramientas digitales para explorar técnicas y narrativas sonoras promoviendo la participación de la comunidad en la producción de contenidos. En la misma línea, en asocio con el ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, se abrirá la convocatoria Crea Digital, que fomentará la coproducción de contenidos educativos y culturales a través de videojuegos, series de animación y libros digitales. Le puede interesar: ¿Qué es ser estadounidense? Un ensayo sobre el cine de los hermanos Coen Los otros cines El cine es, sin duda alguna, un hecho económico, pero sus productos no son como cualquier otro. Al entrar en contacto con la audiencia, a través de su circulación, y al dialogar con una tradición (local y global) que le precede, a través de su revisión histórica y conservación, el cine hace realidad su verdadero sentido. Por estos motivos es pertinente que el Estado genere espacios y políticas que garanticen y potencien su difusión e impacto. “El cine es espectáculo y es patrimonio, es un espacio de debate y un lugar para la memoria y para la construcción de nuestra identidad”, dice la ministra Carmen Vásquez. El cine nació como espectáculo de feria y conquistó los teatros, pero hoy es más que lo que sucede en las salas. Hoy convergen y se han multiplicado las pantallas, y es un deber gubernamental marchar a la par del desarrollo tecnológico y encontrar las ventanas adecuadas para esos “otros cines”, aquellos que deben encontrar su propio público. Para responder a esta realidad, se celebrará en el marco del Ficci el tercer aniversario de Retina Latina, la plataforma vod que ofrece de forma gratuita el acceso al cine colombiano y latinoamericano. Se trata de un proyecto intergubernamental que lidera el Ministerio de Cultura, que ha recibido apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la Unesco, y es posible gracias al trabajo de las autoridades cinematográficas y de creadores de Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay. En esta edición del Ficci se llevará a cabo por primera vez Circula: Laboratorio de Exhibición Alterna, un encuentro de agentes de la circulación alternativa en Colombia y América Latina. En Circula se explorarán estrategias para el fortalecimiento de estos agentes en cuatro ejes: la apropiación de las obras por parte de los públicos; la oferta de actividades complementarias; instancias de cooperación con otras salas; espacios culturales y sectores de la economía, y la inclusión de contenidos adicionales a su programación. Es un evento organizado por la Dirección de Cinematografía del Ministerio, en colaboración con doc.co (una agencia de promoción y distribución), el Ficci y el apoyo del FDC. Le puede interesar: Descolonizar la vida: la historia del cine negro en Colombia Festivales y formación Aquí vale la pena resaltar el trabajo que, a lo largo de catorce años, ha hecho el Ministerio de Cultura para consolidar el Encuentro Internacional de Productores como un terreno fértil para el desarrollo de películas, para la cualificación de personas y proyectos y el trabajo conjunto con profesionales de otros países. Este es uno de los programas de formación más significativos para América Latina: les ofrece a productores latinoamericanos emergentes con proyectos en etapa de desarrollo la posibilidad de fortalecer destrezas, habilidades y conocimientos para formular y diseñar estrategias de financiación, promoción y distribución, sin perder de vista su conexión con futuras audiencias. En la próxima edición de ese encuentro, doce proyectos de Colombia, Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador recibirán la asesoría de cuatro tutores y doce expertos nacionales e internacionales. Así mismo, se llevará a cabo el Encuentro de Consejeros de Cinematografía, un espacio de intercambio en el cual voceros de distritos, municipios y departamentos adquirirán herramientas que mejorarán el ejercicio de su labor en sus territorios. El trabajo de los consejos dinamizan las cinematografías regionales, una acción que se suma a Imaginando Nuestra Imagen (INI), un programa con vocación territorial que, tras veinte años de trabajo, ha capacitado a más de tres mil personas, ha acompañado a 29 regiones del país, ha producido 162 obras. También ha fomentado el surgimiento de nuevos gestores y redes interinstitucionales de apoyo a proyectos audiovisuales. Uno de muchos ejemplos es el cortometraje Plan de fuga, realizado en San Basilio de Palenque en lengua palenquera y que da cuenta de la importancia de la participación de la mujer afro en el proceso de liberación de su pueblo. A estos hechos se suma la inauguración de la nueva Cinemateca de Bogotá, una dependencia de la Alcaldía Mayor de la capital de Colombia que se será un espacio de exhibición, creación y preservación del patrimonio audiovisual colombiano. Con un hecho como este y la reestructuración del Ministerio de Cultura, que incluye la creación del viceministerio Naranja, el fortalecimiento integral del ecosistema cinematográfico y una respuesta atenta a la evolución de las escrituras audiovisuales, 2019 será recordado como un año de renovación, en que los colombianos se reencontrarán con un cine que los representa. *Realizador Le puede interesar: Sobre migración y mestizaje en el FICCI 59