Cuando se trata de inversiones bursátiles, existen diferentes herramientas y estrategias de inversión, dos de ellas son las posiciones en largo y las posiciones en corto, también conocidas como ventas en corto. Las primeras, son las estrategias de inversión más tradicionales y comunes en el mercado. Si un inversionista tiene posiciones largas en diferentes activos financieros, significa que ha comprado y es propietario de esos activos. Así, el inversor espera haber comprado el activo a un precio menor, para venderlo más caro en el futuro, es decir, espera que el activo se aprecie. Este tipo de mercados en los que se espera que los activos se aprecien se conocen como mercados alcistas o bullish. Un mercado bullish es un mercado en alza, donde las condiciones de la economía son generalmente favorables.
Un mercado alcista se caracteriza por un aumento sostenido de los precios. En el caso de los mercados de acciones, un mercado alcista denota un aumento en los precios de las acciones de las empresas. Así, los inversionistas suelen creer que la tendencia alcista continuará a largo plazo, por lo que toman posiciones largas. En este escenario, la economía del país suele ser sólida, con niveles de empleo estables. Por otro lado, están las posiciones cortas, que son aquellas en las que los inversionistas no compran una acción sino que la venden. Pero… ¿cómo lo hacen si no poseen la acción? Generalmente, la acción “se pide prestada” a otro inversionista, que sí la tenga, por medio de un intermediario del mercado, aunque existen otras formas de hacer ventas en corto con otro tipo de productos financieros como los futuros o las opciones. La idea detrás de una venta en corto es vender una acción hoy cuyo precio creemos que caerá, para comprarla y devolverla en el futuro cuando su precio haya caído y, así, ganar el diferencial de precios.
Estos mercados en los que se espera que los precios de los activos disminuyan con el tiempo se conocen como bajistas, o bearish. En un mercado bajista, los precios de las acciones caen de manera sostenida. Esto da como resultado una tendencia a la baja que se espera que continúe y, esta creencia, a su vez, perpetúa la espiral descendente. Durante un mercado bajista, la economía se desacelera y el desempleo aumenta a medida que las empresas comienzan a despedir trabajadores. Sin embargo, se pueden encontrar tendencias bajistas, o alcistas, en las acciones de una empresa o sector en específico, sin involucrar a toda la economía, dependiendo de la coyuntura. Por ejemplo, cuando hay una caída sostenida de los precios del petróleo, puede pasar que los precios de las acciones de empresas petroleras caigan. O, por el contrario, que durante la pandemia, por el teletrabajo, el precio de las acciones de compañías que ofrecen servicios de teleconferencias aumenten, en cuyo caso una estrategia posible sería tomar una posición larga en acciones de este tipo. Es por esto que se suele recomendar diversificar las inversiones, pues si tengo una posición larga en acciones de un sector y los precios de las acciones de dicha empresa caen, puede que mis otras inversiones ayuden a que mis pérdidas no sean fatales. En caso de haber tenido todo mi dinero invertido en el mismo sector, todas mis inversiones estarían corriendo peligro.
Cabe mencionar que el comportamiento del mercado se ve afectado y determinado por cómo los individuos perciben la situación de las empresas, los sectores y la economía en general; entonces, la psicología y el sentimiento de los inversionistas afectan si el mercado subirá o bajará. Así, el desempeño del mercado de valores y la psicología del inversionista son mutuamente dependientes. En un mercado alcista, los inversores participan voluntariamente con la esperanza de obtener beneficios, por lo que el mercado sigue al alza. Mientras que, durante un mercado bajista, el sentimiento del mercado es negativo; los inversores comienzan a sacar su dinero de la renta variable (acciones, por ejemplo) hacia valores de renta fija (por ejemplo, bonos del tesoro, que son menos riesgosos) mientras esperan un movimiento positivo en el mercado de valores. En resumen, la caída de los precios del mercado de valores sacude la confianza de los inversionistas, lo que hace que mantengan su dinero fuera del mercado, lo que, a su vez, perpetúa la caída.
Sin embargo, en el mercado de valores no existen certezas, cada inversión es diferente y se debe analizar dependiendo de la coyuntura, el sentimiento del mercado y las condiciones de la empresa y del sector específico; para decidir si irse en largo o en corto.