Una de las lecciones más importantes que nos dejó el 2020 es la necesidad de llevar unas finanzas sanas y responsables, empezando por un presupuesto que detalle los ingresos y gastos, pero que también nos ayude a definir una meta de ahorro con el objetivo de tener un respaldo financiero en momentos de incertidumbre y dificultad. De hecho, en el 2020 el estilo de vida y el consumo de miles de hogares colombianos se vieron afectados por la pandemia, pues aumentó el desempleo, disminuyeron los ingresos familiares y se deterioró la salud personal y familiar. Con las lecciones financieras aprendidas, para 2021 el programa de Educación Financiera de BBVA en Colombia recomienda elaborar un presupuesto que permita definir cuáles son los gastos necesarios y cuáles pueden aplazarse en caso de afrontar dificultades económicas, También plantea la necesidad de destinar alguna parte del ingreso como respaldo en los momentos en que se requiera.
¿Cómo hacer un presupuesto? Lo primero es contabilizar y establecer los ingresos mensuales, bien sea por concepto de salario, ventas de un negocio que se tenga, rentas por alquileres o por ganancias de alguna sociedad, entre otras fuentes de ingresos. La idea es que en este rubro se agrupen todas las fuentes de ingreso en el mes. Luego, se debe elaborar una lista de los gastos fijos, que incluya rubros como el arriendo de vivienda, pago de los servicios públicos, mercado, transporte, gasolina, vestuario y pago de las obligaciones financieras, si se tienen. Como tercer punto, se deben determinar los gastos variables que le restan a sus ingresos de manera recurrente, como mantenimientos del carro, arreglos locativos permanentes en la vivienda, compras innecesarias de vestuario, comida, bebidas o por actividades de ocio o entretenimiento que se pueden aplazar.
Así mismo, se recomienda establecer un monto de ahorro, que puede funcionar como un fondo de emergencias que alivie los momentos de incertidumbre, o como dinero para utilizar en el largo plazo. El sector financiero ofrece diferentes herramientas de ahorro como las cuentas de ahorro, que dependiendo de la entidad pueden tener un fin específico, y fondos de inversión, a través de los cuales puede destinar sus recursos dependiendo de sus planes o propósitos, como educación, realización de un viaje, inicio de un negocio, entre otros. Una vez calculados los rubros anteriores, el presupuesto será la diferencia entre los ingresos, lo que recibe cada mes, y los egresos, lo que gasta mensualmente. Si al hacer la diferencia lo que gana es más de lo que gasta, podrá destinar el dinero restante al ahorro y a la inversión a largo plazo. Pero si es al contrario y lo que gasta es más de lo que gana, es necesario que revise los gastos y haga las cuentas necesarias para reducirlos, si no es posible hacer un ajuste individual, puede sumar a sus ingresos los de su pareja o núcleo familiar para que las cuentas se hagan más llevaderas. En caso de que definitivamente no pueda ajustar el presupuesto con mayor ingreso, puede optar por alternativas que le permitan disminuir sus gastos, tales como: reducir o eliminar los gastos innecesarios, mudarse a un sitio más económico, ahorrar en el consumo de servicios públicos, entre otros.
Tenga en cuenta que tener unas finanzas sanas no es sólo cuestión de escribir un presupuesto, sino de llevarlo a cabalidad con disciplina, haciendo un seguimiento constante de todos los gastos a diario o semanal. Haciendo este ejercicio mes a mes y siguiendo de manera puntual cada una de las recomendaciones, al final del año logrará contar con un balance sano en sus finanzas, un fondo de ahorro definido y sobre todo la certeza de saber con qué cuenta y cómo gastarlo de manera consciente y racional.