La pregunta seguramente se la ha formulado usted, amable elector, en más de una ocasión: ¿Por qué se cayó el partido liberal? Y a mí, por razones obvias me la hacen constantemente: ¿Qué pasó? A estas alturas ya la discusión es bizantina. Tanto como debatir sobre la inmortalidad del cangrejo.La discusión vital del momento político que nos ocupa tiene que girar en torno a "quien ganó" las elecciones del pasado treinta de mayo. La pregunta no se refiere, obviamente, a los personajes políticos que contendieron, sino a los temas planteados durante el debate electoral.Ya para nadie es un secreto que la mayor parte de los electores votaron contra el clientelismo, contra el continuismo, contra la concentración de la riqueza, algunos contra el divorcio, y otros, como los periódicos liberales de Bogotá, porque estaban cansados de hacer gobiernismo. Es de suponer que si la voluntad de las urnas se expresó voluminosamente contra los elementos anteriormente citados, pues, en sana lógica, lo normal es que se opere en dichos campos, un cambio radical a partir del próximo siete de agosto.Pero políticamente las cosas obedecen a otra lógica. Veamos ¿Se acabó el clientelismo? No .Otra cosa es que estén tratando de acabar con los clientelistas liberales, después de la elección presidencial, para dar paso, naturalmente, a un clientelismo de otro color político o mejor, de diversos colores políticos.A la luz de los resultados electorales, es ingenuo suponer que con 700 mil votos se liquide, de una vez por todas, la maquinaria liberal, que logró dos millones ochocientos mil votos, es decir cuatro veces más que la disidencia de los "Ayatollahs y Mollahs purificadores".En cambio, el clientelismo conservador, que ha existido y existe tanto y tan clientelista como el liberal, se verá notoriamente reforzado a partir del próximo siete de agosto. En el Atlántico, Roberto Gerlein mandará más. En Antioquia, el poder y el mando quedará reforzado en manos de Jota Emilio. ¿Y qué decir de Humberto González Narváez y Rodrigo Lloreda en el Valle? Entonces, no es que los resultados electorales del treinta de mayo hayan, por sí solos, eliminado el clientelismo, sino que consolidaron aún más a un clientelismo ya existente pero curiosamente no criticado (¿Por qué?): el clientelismo conservador. La prueba es que nadie se imagina hoy que el congresista Alvaro Leyva, conservador va a resultar sancionado porque--segun las denuncias de Daniel Samper Pizano y la Unidad Investigativa de "El Tiempo"- entregó a la revista "Guión" $ 500 mil en auxilios parlamentarios. En estos casos la rigurosa moralidad es más flexible. O mejor, pongámoslo en plata blanca: las fundaciones y los excesos son censurados cuando son de los "caciques" liberales, pero cuando las mismas fundaciones y los mismos excesos son conservadores, pues aparecen simplemente como un atenuante. De ahí que cuando acusaron a "Guión" de haber recibido $ 500 mil la excusa fue: "Nosotros no recibimós nada. La que se benefició fue una fundación". Y ahí quedó la cosa. No pasó nada. La gente quedó tranquila porque era un atenuante. Porque en la prensa liberal lo que es vitando en los liberales es digno de aplausos en los conservadores.En cuanto a la concentración de la riqueza, ¿cree usted, amable elector, que está mejor el Grupo Grancolombiano--para citar un ejemplo--con el expresidente de Anif que es B.B y que ha pertenecido siempre a ese Grupo y ha sido orador de rigor en las asambleas de Anif? ¿O el vínculo está roto con el mencionado Grupo, que dizque encarnaba Ernesto Samper Pizano? O con el Grupo Santodomingo, Todos sabemos que el periódico de los Santodomingo es el "Diario del Caribe", de Barranquilla, dirigido por el exministro Francisco Posada de la Peña, que apoyó frenéticamente a B. B. ¿Cree usted, amable elector, que B. B. es un cruzado contra el Grupo Santodomingo, que le ayudó en su campaña, al menos con su periódico que el Grupo puso en manos de un conservador, como su actual director? En cuanto al divorcio, ¿cree usted amable elector, que la gente va a dejar de divorciarse, o va a vivir más unida, o no habrá "garroteras" matrimoniales, porque derrotaron la propuesta de López? No. Lo que va a pasar es que se le abrirán todas las puertas a la hipocresía en que veniamos. Se prosigue con el régimen actual donde no están reguladas por las leyes la disolución del matrimonio ni la constitución del nuevo matrimonio. Y del divorcio, se desprende automáticamente el aborto, que lópez nunca propuso pero que Belisario Betancur y sus seguidores decidieron crear como "otra promesa de López para destruir la familia", cuando en realidad fue y es una propuesta de ciertos y ciertas galanistas.Con B.B. no habrá aborto, pero tampoco lo habría habido con López. Hubiera podido tener lugar con la victoria de Galán. Puede, pues, la Iglesia seguir durmiendo tranquila porque con cualquiera de los dos--B.B. o López--que hubiera ganado, no hubiera salido triunfante el aborto, porque no era promesa del triunfador ni del perdedor.Era una propuesta del tercer partido que le sigue en votos al del Presidente Betancur. ¿Se acabará el gobiernismo? Difícilmente, cuando sabemos de ciertas situaciones económicas. Cierto tipo de periódicos, cansados de hacer gobiernismo, ya se ve que van a tener que hacer gobiernismo, pero gobiernismo para Belisario, gobiernismo conservador.¿Entonces, amable elector, en qué quedó el no continuismo? En pocos días se sabrá el nombre del nuevo Ministro de Gobierno, (dicen que ya se lo ofrecieron a Barco) y derepente vamos a resultar con algún personaje de la antigua república liberal, muy seguramente uno de aquellos que estába en el Congreso antes del triunfo de Ospina Pérez (ya sea Morales Benítez, Pardo Parra, o Agudelo Villa). Si esto ocurre, se confirma plenamente lo que decía López en su campaña, es decir que detrás de los "Mollahs purificadores" no se escondían sino ciertos "viejos" rencores.Después de todo, la gente que votó contra el continuismo, se va a encontrar con que no se va a acabar el clientelismo, ni va a desaparecer la concentración de la riqueza, ni se pondrá fin al tener que hacer gobiernismo, ni habrá relevo generacional. Seguirá mandando la gente "gastada". Conclusión: para quienes se preguntan y me preguntan ¿"Qué pasó"? "¿Quién ganó?" la respuesta es "Ganó el pasado".Ganó el pasado con una aclaración final. No hay que confundir a los autores con los responsables. No se puede decir que B. B. sea el responsable sino el autor de la caída del partido liberal. Lo mismo hay que decir de Lleras Restrepo y de Galán. Ellos no estaban tratando de derrotar al conservatismo, si no ayudán dole a B. B. a derrotar a López, lo que es bien diferente. Luego, ellos no son responsables, sino coautores de la derrota. No se puede llamar responsable a quien alcanza sus fines.No discutamos por qué perdimos, sino quién ganó.¡El clientelismo ha muerto, viva el clientelismo!