Hace unos días una decisión judicial causó polémica e indignación. No era para menos, por vencimiento de términos un juez de Bogotá otorgó la libertad al periodista Alejandro Matamoros.La Fiscalía que apeló la decisión aceleró la causa judicial y radicó el escrito de acusación en su contra por los delitos de pornografía con personas menores de 18 años, en concurso homogéneo y sucesivo con actos sexuales con menor de 14 años.En la decisión se señala al periodista como responsable de perseguir a niños en redes sociales y engañar a unos 50 menores. Aunque la investigación de la Dijín de la Policía presume que las víctimas serían unas 100 personas. Según el expediente, el periodista contactó a los menores a través de dos perfiles falsos de Facebook. Los convencía de compartir fotografías y videos donde aparecieran desnudos.Los padres de familia y las fuentes que hablaron con Semana.com contaron en su momento que Matamoros utilizaba el nombre de una mujer (Juliana Salazar) para ubicar a algunas de sus víctimas en colegios como San Carlos, Gimnasio Campestre, Gimnasio Moderno, Clermont y el English School.De acuerdo con la investigación adelantada por la Dijín, el engaño consistía en enviarles fotografías y videos desde su falso perfil (una joven desnuda) y pedirles que respondieran de igual forma. Muchos de los menores creyeron estar compartiendo su intimidad con una hermosa joven de 14 años.Sin embargo, con ese cruce de información caían en el engaño. Matamoros, después de que lograba su objetivo, cambiaba su fachada. Mediante otro perfil (también falso), con el nombre de Andrés Monsalve, los contactaba para que accedieran a sus pretensiones.Ante la negativa de los jóvenes, comenzó a extorsionarlos. La amenaza consistía en que hicieran lo que él les pedía o, de lo contrario, publicaba el material que tenía en su poder. Incluso llegó a amedrentarlos con la amenaza de hacerles daño a sus familias.De esta forma lograba que los menores accedieran a todo: enviar más fotografías y contactar a más jóvenes en su Facebook para tenderles la misma trampa. Matamoros creía estar realizando el crimen perfecto. Pero no contaba con que uno de ellos se armó de valor y lo denunció bajo la tutela de sus padres. Presentaron el caso ante las directivas de uno de los colegios que dejaron el repudiable caso en manos de las autoridades.Mientras Alejandro Matamoros Vargas seguía con su plan de contactar víctimas, en otro costado estaban unos expertos investigadores de la Dijín de la Policía siguiéndole el rastro.El procesoEl primer paso que siguieron los expertos digitales de la Dijín fue contactar en Estados Unidos al personal de Facebook para que suministraran datos de las cuentas falsas que utilizaba Matamoros para engañar a los jóvenes. Empleados de esa red social entregaron pistas claves que llevaron a los investigadores a dar con el perfil original del presunto abusador.Después de contrastar los datos, los investigadores encontraron el sitio exacto desde el cual Matamoros se conectaba. “El domingo pasado se realizó el allanamiento en su vivienda en el norte de Bogotá. Al verificar su computador se encontraron fotos y videos de cada niño al que convenció de compartir su intimidad”, señaló una fuente del caso a Semana.com.La fuente indicó, además, que también tenía una larga lista de jóvenes a los que apenas estaba contactando para que entraran en su red.Con este arsenal de pruebas, Matamoros fue presentado ante un juez en una audiencia reservada. Cinco meses después, la justicia decidió, sorpresivamente, liberarlo de forma provisional mientras las víctimas exigen que vuelva a ser recluido en una prisión por el alto riesgo que representa.