Según cifras de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el mundo ya son más de 65 millones de personas las que han sido forzadas a dejar sus lugares de origen para huir del hambre, el cambio climático, la guerra, las persecuciones políticas y las vulneraciones de sus derechos humanos. La Agencia afirmó que el 2017 fue “el año con más personas sin poder volver a casa desde la II Guerra Mundial” y esto despertó una aguda alerta entre las organizaciones humanitarias y los gobiernos de todo el planeta. También, de forma particularmente intensa, entre los artistas y activistas culturales, que durante los últimos años han estado dedicando gran parte de sus esfuerzos a abordar críticamente esta crisis. En 2016, el artista danés E.B. Itso viajó a Lampedusa (Italia), uno de los más álgidos puntos de tránsito de refugiados del Norte de África hacia Europa. Allí recogió objetos y ropa desechada por los migrantes para elaborar una serie de impresiones en papel, bañando en color sus hallazgos y elaborando piezas abstractas que vendió por 10.000 dólares y luego donó a organizaciones de apoyo a refugiados. Fotógrafos como Yanni Behrakis (ganador del Pulitzer en 2015) también han reenfocado su mirada hacia los inmensos flujos migratorios y el dolor del desarraigo. Incluso Doris Salcedo, la artista y escultora bogotana, decidió poner los ojos sobre el tema en Palimpsesto, su más reciente intervención en el Palacio de Cristal de Madrid, en cuyo suelo instaló unas placas de las cuales surgen gotas de agua que lentamente se unen hasta formar los nombres de hombres y mujeres que se han ahogado al intentar llegar a Europa por el Mediterráneo.Le puede interesar: Ai Weiwei: un breve perfil del controversial artista y activista chinoInscrito en esa ola de artistas que han decidido enfocar sus esfuerzos en ejercer acciones sobre el tema, el artista y activista chino Ai Weiwei hizo lo suyo en su película Marea humana (Human Flow), que se estrena mañana en Colombia. Grabado en más de 23 países, el documental elucida tanto la desbordante escala de la crisis de refugiados alrededor del mundo como sus rostros más humanos: la lucha por la justicia, la búsqueda de la seguridad, la precariedad y la ausencia. A propósito de los casos que aborda y su impactante retrato de esa crisis, quisimos dimensionar el volumen actual de la emergencia de refugiados en el mundo.Aquí les dejamos algunos datos clave en el mundo y en seis países en los que la emergencia ha sido más dura para entender su magnitud.En el mundo:Según datos de la ACNUR, cada minuto 31 personas tienen que huir de su hogar. Más de 68,5 millones de personas viven desplazadas a la fuerza y 25,4 millones cruzaron las fronteras y se convirtieron en refugiados. La mitad de ellos proceden de países en guerra o conflicto como Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia. El 85% viven en países en vías de desarrollo (Turquía, Pakistán, Uganda, Líbano e Irán son los que más refugiados acogen) y más de la mitad son niños.Siria:La situación más crítica de desplazamientos forzados es en Siria. Más de 400.000 personas han muerto en el conflicto desde 2011, según Human Rights Watch, y la cifra de personas que han huido para buscar refugio asciende a más de 5 millones, según agencias de las Naciones Unidas. En junio de 2017, estas agencias detectaron que 540.000 personas siguen viviendo en zonas asediadas. El éxodo hacia países vecinos, como el Líbano, Jordania y Turquía, ha desatado una crisis humanitaria, también por las fronteras físicas, legales y administrativas con las que se enfrentan de forma cada vez más violenta.Turquía:Turquía sigue siendo, según la ACNUR, el país que más alberga refugiados en todo el mundo. De los 3.4 millones que actualmente viven allí, la mayoría provienen de Siria y de países como Afganistán o Irak. El complejo trato con la Unión Europea, en la que le ofrecen ayudas económicas con la condición de que prevengan el paso de los migrantes al resto de la UE, continúa en pie, al tiempo que se han intensificado las restricciones en la frontera siria.Le puede interesar: Ai Weiwei: arte, derechos humanos y refugiados (documental) Líbano:El Líbano es el siguiente país del mundo que acoge a más población que escapa de la guerra. Hay más de un millón de refugiados registrados, pero el gobierno estima que puede ser incluso medio millón más. Así, 1 de cada 6 personas del país es refugiada, una proporción sin precedentes en el mundo. Su política de residencia hace que sea muy difícil para ellos (la mayoría sirios que huyen de la guerra) mantener un estatus de legalidad, aumentando los riesgos de explotación y abusos. Human Rights Watch también ha documentado deportaciones forzadas de sirios y palestinos que los han puesto de nuevo en riesgo de detenciones arbitrarias, torturas y otras persecuciones. Aproximadamente 45.000 palestinos que llegan de Siria han buscado refugio allí, sumándose a los aproximadamente 280.000 que ya están en el país, la mayoría en condiciones precarias.Afganistán:El caso de Afganistán es uno de los más extremos en términos de migración forzada. Después de Siria, es el país del mundo del que huyen más refugiados. Las confrontaciones entre el gobierno y los talibanes, que se intensificó durante 2017, ha desatado desplazamientos masivos de ciudadanos, sobre todo en la provincia de Nangarjar. Más de dos millones de personas se encuentran bajo el amparo de ACNUR.Grecia:Grecia es una de las más importantes puertas de acceso de migrantes de medio oriente hacia Europa. La crisis se concentra particularmente en la isla de Lesbos. La ACNUR estima que más de 7.600 personas que buscan asilo viven en la isla y que casi 5.000 de ellos viven en condiciones extremas en Moria, el campamento más grande de refugiados, que ha sido descrito por muchos como una “prisión”. En noviembre de 2017, el alcalde Spyros Galinos advirtió que la isla y sus periferias se están convirtiendo en “campos de concentración, donde no hay dignidad humana”.Birmania (Myanmar):El gobierno de Birmania, un país predominantemente budista, les ha negado a los Rohingya (una minoría étnica que ha sido históricamente perseguida en el país) la ciudadanía, negándoles derechos y obligándolos a migrar por la fuerza. Arriesgando su vida, más de 700.000 han tenido que huir de la destrucción de sus hogares y la persecución sistemática en la provincia de Rakhine hacia Bangladesh. La situación se ha acentuado desde agosto de 2017 y ha llegado a niveles tan extremos que las Naciones Unidas califican la ofensiva militar en esa provincia como “el ejemplo perfecto de una limpieza étnica”.