¿Cómo se están adaptando a la coyuntura los artistas y los espacios de exhibición?
Ha sido un proceso intuitivo y en parte lento. Los espacios de circulación, como galerías, espacios institucionales (museos y salas de exhibición) y los espacios auto gestionados por artistas, comenzaron replicando en un formato virtual muchos de los programas y proyectos que realizaban habitualmente. Movilizaron los contenidos que ya tenían producidos, tanto en sus sitios web como en sus redes sociales, y comenzaron a buscar estrategias de interacción con las audiencias.
Los museos han revisado sus colecciones. Destacaron piezas y propusieron diferentes maneras de motivar la apropiación de lo que ha sido su rol en el campo del arte. Algunos espacios de exhibición revisaron sus programas expositivos y destacaron a través de diferentes piezas sus apuestas más significativas. Otros han movilizado información sobre los artistas que integraron o integrarán sus proyectos, y muchas galerías han revisado las piezas de los artistas que representan.
En un segundo momento comenzaron a gestionarse encuentros virtuales “en vivo” particularmente para intercambiar posturas y discursos sobre diferentes prácticas del arte. En ese sentido han florecido los seminarios y talleres en la web que permiten interacción social en torno al arte, y que parecen intentar mantener vigente un sentido de comunidad.
Los artistas, por su parte, han movilizado en sus redes diferentes proyectos ya realizados o piezas que están en proceso de creación y algunos han comenzado a concebir las redes sociales -particularmente Instagram- como una plataforma tanto para la creación como para la circulación de proyectos.
¿Ha visto que haya cambiado el tipo de arte que se produce, que los artistas hagan cosas distintas pensando en que ahora sólo pueden ser exhibidas en plataformas virtuales?
Esta opción ha sido explorada por algunos artistas desde el inicio de internet. Recuerdo, por citar solo un ejemplo, como hace unas décadas el sitio web de detanico&lain (Angela Detanico y Rafael Lain de Brasil) resultaba refrescante y sorprendente como un espacio de circulación de sus proyectos artísticos.
Desde la popularización de Instagram como red social, muchos artistas vieron las ventajas del medio para movilizar y concebir proyectos. El hecho de conjugar imagen -fija o en movimiento- y textos, o el hecho de generar series o episodios de una misma idea o la opción -más reciente- de articular diferentes imágenes en una sola publicación, hacen de Instagram un claro soporte creativo.
Por ejemplo, el artista colombiano residente en Alemania, Roberto Uribe está creando una pieza episódica en torno al jabón de manos. La artista colombiana Lore Espeleta realiza una serie de dibujos diariamente desde el inicio de la cuarentena. Algo similar, aunque más abstracto, está haciendo Milena Bonilla e incluso Felipe Arturo con sus indagaciones sobre el sentido de los detalles casi imperceptibles de la cotidianidad.
De las tendencias que ve, ¿cuáles le resultan más interesantes, y por qué?
Junto a los casos de Instagram que acabo de mencionar, me parece muy interesante que espacios institucionales como la Galería Santa Fe, hayan abierto un espacio de radio o que el Museo de Arte del Banco de la República proponga agudos juegos interactivos con piezas de su colección. También resulta interesante que varias galerías de arte hayan virtualizado el formato del “studio visit” -que acá mucha gente llama visita al taller- porque amplía aspectos del trabajo de los artistas a los que habitualmente solo teníamos acceso los profesionales del campo del arte. También resalto los diversos espacios virtuales que intentan preservar una idea de comunidad.