El río persigue la gravedad es una muestra antológica derivada de un viaje a la Cuenca del Amazonas. Está compuesta por elementos observados en los ríos y los mosaicos de la geografía amazónica. Comenta sobre su relación con los procesos de colonización de la región y las estructuras mentales que se desarrollan en las urbes. Está nominada al IX Premio Luis Caballero. Su creador es Felipe Arturo, un arquitecto y artista bogotano nacido en 1979. Actualmente es profesor asociado del programa de Artes Plásticas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Sus piezas, entre las que se cuentan instalaciones, esculturas y videos, han sido expuestas en el Sculpture Center de Nueva York (2007), la Bienal do Arte Naif en Piracicaba, Sao Paulo (2012) o la Galería OMR de México (2010)Arcadia habló con el artista a propósito de su participación en esta edición del premio.

Verso Anverso. Obra del artista Felipe Arturo.El río persigue la gravedad estará desde el 28 de septiembre hasta el 12 de noviembre en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. ¿Cómo surgió?Tiene muchos orígenes, puntos de entrada y puntos de salida. Uno de ellos fue el interés que tuve hace diez años por las historias del caucho en el Amazonas a finales del siglo XIX. Me llevó a visitar ciudades que fueron establecidas con el dinero de ese oficio, como lo son Manaus, Iquitos, Santarem, Puerto Maldonado, Leticia, Rio Branco y Belém, entre otras. En ese viaje tuve un encuentro muy potente con personas, lugares e historias que he ido canalizando a través de otros proyectos. Esta exposición es una oportunidad para reunir todos esos trabajos que se relacionan con ese viaje y encontrar conexiones internas entre ellos. Este proceso de revisión me ha enseñado muchas cosas y me ha llevado a descubrir una estructura intrínseca que está presente en todos los proyectos. Por ejemplo, la idea de Cuenca y la idea de Mosaico, que son estructuras mentales y culturales que se encuentran y se enfrentan en esas ciudades amazónicas. Podemos usar esos conceptos para mirar a Bogotá como otro nodo de la Cuenca. La exposición también me ha permitido realizar conexiones entre la Amazonía, los Andes, el Caribe, México y la península Ibérica, lugares por los que he circulado en estos diez años.¿Qué relación encuentra entre la selva Amazónica y el inmenso río Amazonas con el caos de las urbes?El Amazonas es sobre todo un campo de representación externa que poco tiene que ver con el territorio amazónico. En general no se piensa la selva como un lugar de ciudades, a pesar de que este territorio lleva siendo habitado desde hace miles de años por sociedades muy sofisticadas. La imagen que sale de la selva generalmente está ligada a la idea de la naturaleza purificada o una representación virginal del mundo indígena. Sin embargo las ciudades y pueblos amazónicos son espacios muy interesantes de mestizaje cultural y de expansión y explotación económica. Cada vez se puede hablar menos del Amazonas como una región apartada y marginada en oposición al mundo civilizado. Por el contrario, la ciudad es un espacio rural en muchos aspectos y la selva es una región de conexiones de nodos urbanos.La antología será expuesta en un ambiente universitario del centro de Bogotá. ¿Usted eligió el espacio para presentarla? ¿Por qué razón? El Premio Luis Caballero funciona a partir de una convocatoria pública, en el que cada participante propone un proyecto vinculado a un lugar. En mi caso fue muy importante encontrar un lugar en la ciudad en el que se pudiera combinar espacios públicos con espacios de exhibición más protegidos. Por otro lado, me interesa mucho esta manzana de la Universidad Jorge Tadeo Lozano que es una administración compartida con el IDU donde se mezclan los paseantes con los estudiantes. También es un híbrido muy particular de la traza colonial de la ciudad y la tipología urbana modernista. Además me gusta recuperar la idea de Bogotá como una antigua cuenca, de hecho uno de los trabajos de la exposición intenta dibujar en el aire una quebrada que según mapas históricos transitaba por lo que hoy es la Calle 22.

Instalación de la antología El río que fluye expuesta en la capital colombiana.Las obras estarán en espacios abiertos para todo el público. ¿Qué tipo de interacción espera que logren los visitantes con su obra? Muchos de los proyectos de la exposición podrán ser transformados e intervenidos por la gente y de hecho necesitan de su participación para ser realizados. Por otro lado algunos proyectos que están en la calle no son percibidos inmediatamente como arte, sino que poco a poco se va descubriendo que son parte de una exposición. Me interesa mucho como un trabajo puede tener esa doble lectura de acuerdo al contexto y cómo es la gente la que va encontrando su propia relación con estos objetos. El río persigue la gravedad es en este sentido un ejercicio arriesgado y experimental porque las obras no están quietas en un museo o una galería sino que por el contrario son como plantas que espero crezcan y se implanten en este fragmento de ciudad. ¿Qué significa para usted participar del IX Premio Luis Caballero?Ofrece una oportunidad única para producir una exposición individual de manera relativamente autónoma, esto es muy importante para ver los trabajos cómo cada artista piensa que deben ser mostrados. En mi caso tengo la oportunidad de exponer algunos trabajos como siempre quise, sin las limitantes de espacio o de la negociación que se hace en cada exposición con curadores, agentes institucionales o galeristas. Es un evento vital para la ciudad porque genera un circuito y un recorrido para conocer las propuestas.