Christo Vladimirov Javacheff, nacido en Bulgaria, "falleció por causas naturales el 31 de mayo de 2020 en su domicilio de Nueva York", decía el mensaje difundido por su oficina a través de redes sociales. Este hombre, de silueta esbelta y larga y cabellera blanca, formó con su mujer, la artista Jeanne-Claude Denat de Guillebon, una de las parejas más mediáticas del arte contemporáneo. Sus obras creadas in situ necesitaban años de concepción, millones de dólares para llevarse a cabo, y solo duraban unos días. Inventor de un nuevo género artístico, "entelado del espacio", Christo había envuelto en tela el famoso Pont Neuf de París (1985) y el Reichstag de Berlín (1995), entre otros monuemtos. "Vivió su vida plenamente. No solo imaginó lo que parecía imposible. Lo creó. La obra de Christo y de Jeanne-Claude se perpetúa en nuestros corazones y nuestros recuerdos", escribieron sus colaboradores. 

Para el ministro de cultura francés, Franck Riester, "el arte espectacular de Christo y de Jeanne-Claude ha marcado nuestra memoria colectiva". "Eran capaces de mostrarnos monumentos escondiéndolos. Sus creaciones han acompañado la historia de nuestro tiempo."  Christo era un "hechicero", dijo Serge Lasvignes, presidente del Centro George Pompidou en París. "Fue también una magnífica persona. Era audaz, determinado y profundamente humano." El Pompidou iba a inaugurar una exposición consagrada al artista y a su esposa y socia creativa Jeanne-Claude -fallecida en 2009-, pero tuvo que aplazarla por el coronavirus. Ahora se celebrará el 1 de julio, según el centro. Nacido el 13 de junio de 1935 en Gabrovo, Bulgaria, Christo huyó del régimen comunista en 1956 en un tren de mercancías. Al hacerlo dejó atrás el realismo soviético que se enseñaba en la facultad de Bellas Artes de Sofía. Su próximo proyecto, la envoltura del Arco del Triunfo parisino, se anunciaba como uno de los eventos más espectaculares del otoño, pero tuvo que ser aplazado un año debido a la pandemia. Está planeado para septiembre de 2021.  Las imágenes del dogma II: El purgatorio “Queremos a los museos vivos y abiertos”