La mayoría de las madres confiesan haberla sufrido. Se le conoce como baby blues y se caracteriza por llantos repentinos, tristeza, confusión y ansiedad. Es la depresión post-parto. Una afección que médicamente se atribuye al cambio hormonal ocurrido después del nacimiento del bebé, que los sicólogos justifican en el temor de la futura mamá ante la nueva responsabilidad, pero que ahora los científicos catalogan como uno de los mitos más difundidos con respecto a la maternidad. La idea de la depresión asociada con el parto se generalizó hace dos décadas. Sin embargo, los estudios realizados entonces no hacían comparaciones entre las depresiones sufridas por las nuevas madres y las de mujeres de la misma edad que no habían dado a luz. Un estudio realizado recientemente, en Gran Bretaña, incluyó la comparación y encontró que no existen tasas mucho más altas de depresión en el primer grupo. Otro estudio encontró que en muchos casos la depresión está más relacionada con conflictos de la pareja y otros problemas que con la maternidad misma. La nueva revisión concluye que aunque es normal que durante las dos semanas siguientes al nacimiento la nueva madre pase por un período de tristeza, que tiene explicación en los cambios fisicos y la tensión emocional, este es un corto episodio que pasa en cuestión de horas. Según los investigadores, una depresión severa después del parto es mucho menos común y más grave de lo que comúnmente se cree. Igualmente señalan que la depresión de la menopausia es un mito, mientras que el riesgo de que se presente después de una mastectomía, por ejemplo, es mucho mayor de lo que se piensa. Los nuevos descubrimientos arrojan interesantes datos acerca de los problemas sicológicos asociados con la reproducción. Los especialistas señalan que tanto las mujeres como los médicos deben tener en cuenta los resultados de las investigaciones para determinar cuándo existe el peligro potencial de una severa depresión cuando es una preocupación innecesaria acerca de la menopausia o de las consecuencias sicológicas de una histerectomía. Unas creencias muy difundidas señalan que la mujer que ha tenido una histerectomía es especialmente vulnerable a la depresión. Según los nuevos estudios, el riesgo no es mayor del que existe después de cualquier operación. Y en algunos casos, por el contrario, la cirugía hace que muchas mujeres recuperen estabilidad emocional al ser superadas las incomodidades, como sangrados o tumores, que hicieron necesaria la operación. Una investigación realizada por el siquiatra británico David Gath, con un grupo numeroso de mujeres que se sometieron a histerectomías, señaló que las depresiones en los casos de mujeres operadas estaban más relacionadas con la amenaza del cáncer que con la pérdida de la matriz. Otro prejuicio común, señalan los investigadores, es que la mujer que pasa por la menopausia es particularmente vulnerable a las depresiones. La vieja idea de que el final de la edad reproductiva ocasiona una crisis emocional ha sido revaluada. Según las nuevas investigaciones, las mujeres que atraviesan por esta etapa no son más susceptibles que las de otras edades. Un estudio reciente, realizado en Gran Bretaña, encontró que había un aumento en la tasa de depresión entre los 45 y los 50 años comparado con otras edades, pero este era más severo en mujeres que habían padecido crisis depresivas antes de llegar a la menopausia. En cambio, las mujeres que han sido sometidas a una mastectomía sí son más vulnerables a sufrir problemas emocionales. Según los especialistas, al temor de que el cáncer vuelva a aparecer se suma el sentimiento de pérdida de la feminidad. Y señalan que la posibilidad de una cirugía reconstructiva del seno ha reducido significativamente las tasas de depresión. El estudio encontró que las mujeres que fueron tratadas con una cirugía menos radical y radiaciones, un año después llevaban una vida sexual normal y se sentían mejor en términos de atractivo fisico que aquellas que se habían sometido a una extirpación completa del seno. Pero sin duda el descubrimiento más alarmante en el nuevo estudio se relaciona con la verdadera depresión post-parto. Mujeres que sufren de una psicosis después del nacimiento, que las puede llevar a atentar contra la vida del bebé. Los investigadores señalan que los obstetras pueden pasar por alto el desarrollo de una sicosis al enviar muy pronto a las madres de vuelta a sus casas. Aunque es un caso raro, los especialistas estiman que puede presentarse en uno de cada mil nacimientos, señalan que la generalizada creencia de que la depresion post-parto es normal, puede llevar a que muchas veces no se detecte a tiempo un problema mayor. Todo cambio de vida genera tensiones. Si a esto se agrega un elemento químico ocasionado por un desequilibrio hormonal, como es el caso del parto o de la menopausia, es muy factible que el llanto haga su aparición. Sin embargo, dicen los expertos, no puede hablarse de depresión ya que el cuadro clínico de esta enfermedad va mucho más allá de unas cuantas lágrimas.