El túnel peatonal que comunica a la estación local de tren con el pueblo holandés de Heerlen, cerca de Maastricht, tendrá una característica que lo sacará del común. En su interior está siendo instalado un sistema de sonido que tocará música de Beethoven y Bach durante las 24 horas del día. Pero no se trata de complacer los gustos sofisticados de los habitantes de la localidad, ni de procurar su descanso mental al regreso del trabajo. La idea de las autoridades de la estación es espantar a los drogadictos que suelen aprovechar lo recogido del lugar para dedicarse a su mortal hábito. La idea es detectar cuál de los compositores irrita más a los junkies, quienes por lo visto no tienen la mínima cultura musical.