Tal como sucede con la mayoría de órganos de cuerpo, el proceso de envejecimiento también afecta los ojos y ocasiona problemas de visión, los cuales a largo plazo pueden conducir a la ceguera.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos asegura que algunos tipos de pérdida de la visión nunca llevan a ceguera completa y dentro de las causas más comunes para que se presente esta afección están, entre otras, los accidentes o lesiones a la superficie del ojo, la diabetes, glaucoma, cataratas y degeneración macular.
Cualquiera que sea la causa, la pérdida de la vista no se puede revertir, asegura la citada fuente, y por ello es importante adoptar hábitos saludables como la ingesta de una alimentación equilibrada. En la dieta no deben faltar alimentos que le aporten al organismo vitaminas clave como la A, que es determinante para cuidar la salud de los ojos.
De acuerdo con los expertos, este nutriente ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel sanos. Se conoce también como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina del ojo. “Esta vitamina favorece la buena vista, especialmente ante la luz tenue”, la referida fuente.
La Asociación Americana de Oftalmología precisa que, para ver todo el espectro de luz, el ojo tiene que producir ciertos pigmentos para que la retina funcione correctamente y por ello esta vitamina es esencial. Cuando se presenta carencia de este nutriente se impide la producción de estos pigmentos, lo que ocasiona ceguera nocturna.
Los ojos también requieren del mencionado nutriente para alimentar otras partes, como la córnea, y sin suficiente cantidad del mismo no se genera la humedad que requieren para mantenerse debidamente lubricados.
Sandía, rica en vitamina A
Uno de los alimentos que contienen esta vitamina es la sandía. Esta fruta es rica en carotenoides que son precursores de la vitamina A y le confieren el color rojizo que tiene. Uno de estos componentes es el licopeno, el cual le aporta propiedades antioxidantes a los diferentes órganos, entre ellos, los ojos. Los carotenoides participan en la formación y el mantenimiento de las mucosas, membranas y otros tejidos blandos, además de aportar su función antioxidante.
Los especialistas aseguran que el signo más común de carencia de vitamina A es un trastorno de los ojos conocido como xeroftalmia, que es la incapacidad de ver con poca luz y, si no se trata, puede ocasionar ceguera.
Si se agrava la carencia de este nutriente, la conjuntiva, es decir, el recubrimiento de la parte blanca del ojo que ayuda a lubricarlo, se seca. Luego aparecen úlceras en la córnea (llagas abiertas) y si no se trata de manera adecuada, con el tiempo esto deriva en pérdida de visión y ceguera total.
De acuerdo con los especialistas, cuanto más profundo o brillante es el color de la fruta u hortaliza que se consuma para obtener esta vitamina, mayor es la cantidad de carotenoides. Las fuentes vegetales de betacaroteno no tienen grasa ni colesterol y su absorción mejora si estas fuentes se consumen con una pequeña cantidad de grasa.
Las personas que tienen mayor riesgo de enfrentar deficiencia de vitamina A son aquellas que padecen de inflamación intestinal, enfermedades del hígado y el páncreas, han tenido cirugía bariátrica (control de peso) o han realizado dietas severamente restringidas.
Referencias:
Universidad de Murcia
Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos
Institutos Nacionales de Salud
Estudio: Caracterización fisicoquímica, químico proximal, compuestos bioactivos y capacidad antioxidante de pulpa y corteza de sandía (Citrullus lanatus)