El órgano que se encarga principalmente de digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas del cuerpo es el hígado. Este se encuentra en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, justo debajo del diafragma y encima del estómago.
De acuerdo con Stanford Medicine, el hígado también se encarga de la producción de bilis, proteínas para el plasma sanguíneo y colesterol. Del mismo modo, ayuda a mantener el equilibrio y la producción de glucosa en sangre y regula los niveles de aminoácidos en la sangre.
Normalmente, cuando el hígado acumula grasa en exceso, aparece una afección denominada enfermedad del hígado graso que puede tener dos tipos, no alcohólico y por alcohol. Cuando se habla del último tipo, la causa principal es el consumo excesivo de estas bebidas, pues la descomposición de esta sustancia puede generar sustancias dañinas que provocan inflamación del órgano.
Al desarrollar la enfermedad del hígado graso por alcohol, Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que es fundamental hacer algunos cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, se debe adecuar una dieta saludable, limitando el consumo de sal y azúcar. También se debe hacer ejercicio con frecuencia para reducir los niveles de grasa en el hígado.
Respecto a la alimentación, el consumo de alimentos ricos en antioxidantes mejoran la salud hepática, dado que inhiben la acción negativa de los radicales libres. Frente a esto, un estudio denominado ‘The Role of Oxidative Stress and Antioxidants in Liver Diseases’ y publicado en International Journal of Molecular Sciences señala que los antioxidantes tienen un enfoque terapéutico que ayuda en el tratamiento de las enfermedades hepáticas.
Un alimento muy recomendado para combatir el hígado graso son los cereales integrales, que son abundantes en fibra y micronutrientes que favorece la salud de este importante órgano. De hecho, un metaanálisis denominado ‘Beneficial effect of whole-grain wheat on liver fat: a role for the gut microbiota’ y publicado en Hepatobiliary Surgery and Nutrition, indica que los granos integrales ricos en fibra dietética, betaína y colina ayudan a promover la resiliencia hepática, lo cual también contribuye de forma positiva al peso de las personas.
Entre las recomendaciones de cereales integrales que se pueden consumir para un óptimo metabolismo de los lípidos hepáticos son los siguientes: avena, arroz integral, pan de centeno y harina integral.
Otras formas de mejorar la salud hepática
A continuación algunas formas saludables de tener un hígado en óptimas condiciones:
- Consumir cantidades abundantes de agua, ya que el hígado requiere de este poderoso líquido para filtrar los desechos acumulados allí.
- Ingerir una dieta ruca en frutas y verduras para la disminución del riesgo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Se recomienda consumir alimentos como el aguacate, la papaya, la manzana, los espárragos, la cebolla, el ajo y el brócoli.
- Lavar correctamente las frutas y verduras antes de consumirlas, dado que pueden contener pesticidas o plaguicidas que pueden ocasionar daños en la salud.