Ciertamente, el consumo excesivo de sal, incita a la presión arterial alta, misma que de no ser controlada puede causar problemas cardíacos como un accidente cerebrovascular o un ataque cardiaco.
No obstante, otros factores inciden en la hipertensión como la inactividad física y el consumo bajo de frutas y verduras, teniendo en cuenta que el sodio es indispensable para el funcionamiento correcto del cuerpo.
Beneficios del sodio
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus) explica que el sodio es de tal importancia para el organismo que controla la presión arterial y el volumen sanguíneo, útil para los nervios y los músculos.
Aunque el sodio más común es el cloruro de sodio -que es la misma sal de mesa-, alimentos como el apio, la leche y la remolacha lo contienen, pero no en grandes cantidades. Incluso las galletas de paquete, la carne procesada como el jamón y demás también tienen sodio agregado, y por eso, es importante leer la información nutricional antes de consumirlos para evitar el incremento presión arterial.
“En la alimentación, la sal puede provenir de alimentos elaborados, ya sea porque son particularmente ricos en sal (como platos preparados, carnes procesadas como el tocino, el jamón y el salame, quesos, tentempiés salados, fideos instantáneos, etc.), ya porque suelen consumirse en grandes cantidades (como el pan y los productos de cereales elaborados)”, precisa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, en el mercado se encuentran diferentes tipos de sal como la marina, la condimentada y la kosher, entre otras, que según la Clínica Mayo pueden tener muchos otros beneficios, pero estos no opacan los efectos negativos del consumo de sal excesivo.
Sal marina
A través de la Clínica Mayo, la profesional Katherine Zeratsky explica que la sal marina “se produce a través de la evaporación del agua del océano o del agua de los lagos de agua salada”, que a diferencia de la sal de mesa es menos procesada y retiene oligoelementos dándole un intenso sabor a las preparaciones.
Un consumo no moderado de este tipo de sal es perjudicial para la salud porque aunque no tenga el mismo proceso que la sal de mesa, también puede elevar la presión arterial e incidir en enfermedades cardiacas.
Finalmente, la OMS sugiere una ingesta diaria de sal menor a 2000 mg/día, lo que equivale a menos de 5 g/día.
Referencia científica
- Sodio, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus).
- Reducción de ingesta de sal, Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Sal marina, Clínica Mayo.