El rector del colegio República Bolivariana de Venezuela, Hugo Florido, lo explicó muy bien con un cuento corto: un cuadrado quería entrar a un sitio donde todos eran redondos. No cabía por la puerta, entonces lo iban a cortar para hacerlo igual a los demás, pero al final cambiaron la puerta para que él pudiera entrar. En su colegio, hace 25 años, unas maestras se pusieron en la tarea de cambiar la puerta de la institución para que niños con autismo y déficit cognitivo pudieran ingresar. Hoy, el país requiere más docentes como ellas y más puertas que se adecúen a quienes ingresan o, mejor aún, que no haya puertas para que todos los niños puedan entrar. Como quedó demostrado durante el encuentro ‘La calidad educativa más allá de las pruebas: la educación inclusiva como camino para superar las inequidades’, segunda mesa del Ciclo de Conversaciones 2013: ‘Derecho a una educación de calidad incluyente y pertinente’, organizado por Educación Compromiso de Todos, la no inclusión de los niños al sistema escolar y la falta de pertinencia de lo que se les enseña son los grandes obstáculos para lograr que la educación sea equitativa en el país. Aunque Colombia se siente orgullosa porque la distribución de los ingresos mostró mejorías: el índice de Gini fue de 0,539 en el 2012 mientras que en el 2011 fue de 0,548, el encuentro que menciono muestra que los promedios esconden la inequidad del país. “Los cálculos promedios en Colombia no sirven. Somos un país con altísima inequidad. A las 13 grandes ciudades colombianas les va bien, pero no a las otras cabeceras y no al sector rural. La inequidad sigue siendo un problema y si vamos a medir cómo le va a la educación con el desarrollo social del país, tenemos problemas. Debemos desagregar los datos”, señaló el reconocido economista, estudioso de asuntos sociales, Alfredo Sarmiento. La investigadora Isabel Sepúlveda, de la Corporación Región, organización que desde hace 25 años trabaja por el derecho a la educación desde su sede en Medellín, también fue clara y categórica en este punto. "Siempre hablamos de avances y transformaciones viendo lo que se presenta en el centro del país, pero entre más nos alejamos del centro, en el caso de la educación, tenemos más vulneración en el acceso al servicio. Cuando vamos a hablar de inclusión educativa debemos poner sobre la mesa los problemas de justicia social y equidad que tiene el país. No es solo educación, es un asunto de exclusiones sociales, políticas, culturales y económicas que llevan años. Que se consolidan, profundizan y se recrean en la escuela, pero que no solo se resuelven allí”. Según las cifras del Dane, entregadas en abril pasado, en el 2012 Colombia fue el segundo país en América Latina en reducir la pobreza y el segundo entre 48 países de todo el mundo que más redujo el índice de Gini; sin embargo, esas noticias tan positivas se desdibujan cuando uno escucha afirmaciones tan contundentes como las de Sarmiento y Sepúlveda. Los niños que no ingresan al sistema porque tienen alguna discapacidad, déficit cognitivo, son indígenas, gitanos, afrodescendientes, raizales o vienen de comunidades LGBTI o de poblaciones situadas en el sector rural, requieren que las puertas de las instituciones siempre estén abiertas para ellos. Que los currículos sean flexibles a sus necesidades y potencialidades. Ellos y todos los demás niños requieren que Colombia los trate como seres especiales. El que desee ampliar información puede leer el resumen de las ponencias en: http://www.educacioncompromisodetodos.org/ect/noticia2.php?& *Editora general Semana Sostenible, especialista en Organizaciones, RSE y Desarrollo. Gerente de RS de Jerez&Sandoval. constanza.jerez@jerezsandoval.com