El mandatario volvió de Cuba la semana pasada tras la tercera operación en ocho meses para hacerle frente al cáncer que lo aqueja. Frente al secretismo con que se ha manejado la salud presidencial -aún no se sabe qué tipo de cáncer tiene Chávez, dónde está localizado ni en qué estado estaba cuando lo detectaron, recibe ataques constantes de parte del chavismo. El presidente de la Asamblea Nacional lo tildó de "enfermo de alma" y lo acusó de desearle diariamente "la muerte al comandante", mientras que el ministro de Información aseguró que lleva adelante una "guerra sucia". Las autoridades desmienten los datos que brinda, pero los hechos -y el propio Chávez- suelen confirmar poco después la información de Bocaranda. "No me pueden acusar de decir mentiras. Yo no he especulado con la información del presidente, no he declarado sobre la salud del presidente sino que he dado la información que tengo, que creo que es importante que el país la tenga también", le dice a BBC Mundo. "Quieren que los informe" El periodista asegura que muchas veces lo que molesta al oficialismo es que cuenta con información que ni ellos tienen y que las fuentes sean tan variadas y provengan tanto desde el exterior como desde dentro del gobierno. Bocaranda asegura que sus fuentes gubernamentales se han cuadruplicado desde que lanzó la primicia sobre el cáncer de Chávez en junio pasado "porque quieren que los informe yo y no quedar desinformados". Es así que su cuenta en Twitter, donde tiene más de 570.000 seguidores, se ha convertido en lectura obligada, especialmente luego de que el mes pasado lanzara la primicia sobre el nuevo viaje a La Habana de Chávez por la recurrencia del cáncer. Bocaranda dio la información, las autoridades lo desmintieron y al día siguiente Chávez, quien a los 57 años buscará en las elecciones de octubre un tercer mandato, lo confirmó. A este periodista lo consultan embajadores, empresarios y analistas y, ante la falta de información oficial, hasta inversionistas recurren a sus llamados "runrunes" para desentrañar la realidad venezolana. "Como su salud recibe tratamiento de secreto de Estado, leer a Bocaranda es fundamental", le dijo a la agencia de noticias financieras Bloomberg, Boris Segura, estratega de Nomura Securities International en Nueva York. "Está muy conectado, muy bien informado y hay que leerlo", agregó. ¿La clave? "Cincuenta años de trabajo -dice el periodista- me ha permitido tener una red de información que puede romper de alguna forma las murallas de la censura". Bocaranda trabajó desde joven en distintas radios, fue corresponsal en Nueva York para la TV venezolana y allí también sirvió de consejero de prensa de la delegación de su país ante Naciones Unidas. En su época estadounidense se codeó con estrellas, fue amigo de Warren Beatty, Gene Kelly iba a ser su padrino de bodas y trabó amistad con Jackie Kennedy. Hoy día lo reciben mandatarios y expresidentes de varios países. Opositor declarado, ha ganado el Premio Nacional de Periodismo, escribe una columna en el diario El Universal y tiene un programa de radio todas las tardes, Bocaranda considera que lo que mueve a sus fuentes a dar la información es "una enorme angustia" por lo que pueda ocurrir en "un país que depende únicamente del presidente Chávez". "Sienten que hay un enorme peligro en cuanto a la institucionalidad en el país y por eso la salud del presidente preocupa tanto a la gente", agrega. ¿Plan del gobierno? Hace un par de semanas denunció un plan gubernamental "para desacreditarlo", que "incluiría un secuestro y la posterior aparición 'drogado' en un hotel, tras tomarme fotos para un montaje vulgar con el que pretenden dañar mi credibilidad". "Hago responsable al más alto gobierno de cualquier cosa que me pase a mí o mis seres queridos. Quiero anunciarlo porque ya venía por tres fuentes distintas", publicó. Y aunque dice no vivir con miedo, reconoce que teme por su seguridad y la de sus familiares. Tiempo atrás Bocaranda tomó un curso de malabarismo en Nueva York y disfruta hacer trucos de magia, casi el último recurso que le resta para blindarse. "Nuestra página ha sido sometida a ciberataques, tengo que tener varios teléfonos, los de la casa ya están 'tomados', eso ya lo sé, cambio los chips, cambio los blackberrys, debo tener en uso entre cinco y siete teléfonos distintos a diario, cambio las contraseñas con mucha frecuencia, es casi una rutina para nosotros en la familia ir cambiando las claves. A veces hay problemas porque uno se las olvida y hay que anotarlas rápidamente", señala con una sonrisa.