Desde hace casi 10 años, el expresidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez llevaba una vida tranquila en Miami (Estados Unidos) en donde pasaba sus días en medio de fisioterapias, luego de que en 2003 un ataque cerebro-cardiovascular le hubiera paralizado su lado derecho del cuerpo. Pérez soñaba con volver algún día a su país, eso sí, siempre y cuando el presidente Hugo Chávez no estuviera en el poder. Según dijo su segunda esposa, Cecilia Matos, en una entrevista en 2008 con AP, Pérez le repetía: “si me llego a morir fuera de mi país, que mis restos los repatríen, siempre y cuando haya libertad en Venezuela”.  Falleció después de un ataque cardiaco, y como Chávez aún está en el poder, es muy probable que sus restos permanezcan en Miami y sea enterrado en esa ciudad. La referencia a la falta de libertad en Venezuela fue una de las muchas críticas del exmandatario al régimen de Chávez, de quien se consideró una víctima, pues sufrió un intento de golpe de Estado en 1992 y posteriormente una persecución judicial. Su retiro de la vida pública también tuvo que ver con el comandante de la “revolución bolivariana”. En 1999 fundó un nuevo movimiento político (Movimiento de Apertura y Participación Nacional) con el que logró un escaño en el Congreso de Venezuela. Sin embargo, para ese momento, Chávez había llegado al poder y había formulado la disolución del Congreso para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Tras su derrota en la elección de la Asamblea, en junio de 1999, Pérez salió de Venezuela. De político precoz a Presidente Carlos Andrés Pérez nació en Vega de la Pipa, estado de Táchira, el 27 de octubre de 1922. Fue el penúltimo de doce hijos del matrimonio entre Antonio Pérez (colombiano) y Julia Rodríguez. En 1935 la familia Pérez se radicó en Caracas, en donde el joven terminó sus estudios de bachillerato con énfasis en filosofía. En 1944 se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, para ese momento ya había adquirido compromisos políticos que lo alejaron de la academia. Desde 1938, cuando apenas era un adolescente, había ingresado al Partido Democrático Nacional, organización de corte socialista “no marxista”, que después adquirió el nombre de Acción Democrática (AD). Una junta revolucionaria cívico militar, presidida por el abogado y periodista Rómulo Betancourt Bello, derrocó al general Isaías Medina Angarita. Pérez, discípulo de Betancourt, con apenas 23 años de edad, fue llamado a ser secretario del Consejo de Ministros. Muestra de esa precocidad política fue su elección en 1946 como diputado de la Asamblea Legislativa y en 1947 como integrante de la Cámara baja del Congreso. Al año siguiente, Pérez fue encarcelado por el régimen de Marcos Pérez Jiménez quien organizó un golpe de estado con otros militares en contra del recién elegido presidente y escritor Rómulo Gallegos. Con su esposa y prima, Blanca Rodríguez, emprendió un exilio que duró 10 años, entre Colombia, Cuba y Costa Rica, hasta que en 1958, con la caída del dictador, volvió a Venezuela para reorganizar la AD. Desde su llegada a Venezuela, Pérez ocupó un escaño en la Cámara de Diputados hasta 1973, año en que postuló su nombre para conseguir su primera elección presidencial. Su discurso se concentró en la nacionalización de la industria petrolera que había hecho de Venezuela el país con mayores ingresos per cápita. Su lema “Democracia con Energía” caló en la mayoría de los electores (48,7 por ciento) que derrotó a los seguidores de Lorenzo Fernández, del Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei). Los meses que precedieron a la toma del poder coincidieron con el embargo de petróleo de los países árabes a Estados Unidos, lo que significó un alza en el precio del crudo de casi tres veces su valor. El hecho derivó en un inusitado entusiasmo entre los venezolanos que le permitió a Pérez ejecutar su plan de gobierno sin mayores contratiempos, a la vez que elevar la capacidad adquisitiva de los trabajadores y la inversión en grandes complejos industriales. Sin embargo, la prodigalidad del gasto, al finalizar su primer mandato, le mereció duras críticas. Su gestión se vio salpicada de cuestionamientos por la excesiva burocracia, corrupción y mal manejo de los recursos. Según la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, la primera administración de Pérez gastó más dinero en cinco años que todos los gobiernos desde la independencia sumados. Las críticas por el despilfarro de la fortuna petrolera, las inversiones inútiles y la corrupción, significaron el ascenso de Luis Antonio Herrera, un copeyano, a la máxima jefatura del Estado venezolano en 1979. Tras superar investigaciones de congresistas del Copei, Pérez se dedicó a una intensa actividad internacional en la cual se destacó por su espíritu dialogante y por sus importantes relaciones con figuras como el expresidente de EE.UU. Jimmy Carter.  Su segundo mandato En 1987 volvió a la actividad política en Venezuela. Pérez era recordado como el “hombre del milagro económico” de la época de la bonanza. Por esta razón fue elegido para un nuevo periodo presidencial. Pero para ese momento Venezuela enfrentaba una crisis económica, después de dos períodos de gobierno en los que el bolívar se había devaluado, la deuda había aumentado y el petróleo había bajado de precio. Las medidas económicas aplicadas por Pérez estaban lejos de la popularidad que caracterizó su primer mandato. En febrero de 1989, el encarecimiento de los servicios y especialmente de los hidrocarburos y la implementación de nuevos impuestos generaron revueltas y disturbios en Caracas y otros centros urbanos. Las protestas se conocieron como el Caracazo. Durante dos días se extendió el toque de queda y la represión de las Fuerzas Militares. Según cifras oficiales murieron 276 personas. No obstante, hay organizaciones que aseguran que en esos días fueron desaparecidas casi 2.000 personas. Los hechos le significaron a Pérez el divorcio con la opinión pública. El desempleo, el costo de vida, la supresión de algunos subsidios alentaron un malestar social que derivó en el intento de golpe encabezado por Hugo Chávez entre el 3 y el 4 de febrero de 1992. A pesar de que prontamente el país volvió al orden democrático y los sediciosos fueron llevados a la cárcel, el descontento fue en aumento y el discurso nacionalista de Chávez empezó a calar en el grueso de la población mientras que Pérez fue perdiendo crédito. Los intentos de desestabilización del gobierno no pararon ahí. Meses después el auto oficial en el que se transportaba Pérez fue arrollado por un camión, lo que fue considerado como un intento de magnicidio. Y a finales de ese mismo año un grupo de militares intentaron un nuevo golpe lo que derivó en violentos combates entre las fuerzas leales y los levantados. La persecución judicial A pesar de que logró recuperar el orden democrático, en 1993, Pérez tuvo que enfrentar un nuevo impasse: una denuncia por peculado, malversación y apropiación indebida de recursos. Según la Fiscalía, Pérez usó dinero de Venezuela para financiar el servicio de escoltas de la política nicaragüense Violeta de Chamorro y otros políticos extranjeros. Según la acusación, los auxilios a otros políticos tenían por objetivo convertirlo en “paladín” de la región. El 20 de mayo de 1993 la Corte Suprema de Justicia abrió un proceso de antejuicio y días después el Congreso lo suspendió de su cargo y levantó la inmunidad de otros funcionarios. El 31 de agosto de ese mismo año, en un hecho sin precedentes en Venezuela, el Congreso lo destituyó de su cargo. Al año siguiente fue condenado por la CSJ a dos años y cuatro meses de prisión. Sin embargo, solo pasó unos meses en arresto domiciliario debido a su edad (73 años).  Pérez volvió a la arena política en 1997 y fundó el Movimiento de Apertura y Participación Nacional, con el que buscó conquistar una curul en el Congreso en representación del Estado del Táchira. Sin embargo, sus contradictores aseguraban que su objetivo era conseguir la inmunidad legislativa pues estaba en ciernes un nuevo proceso de investigación por enriquecimiento ilícito. A él y a su compañera, Cecilia Matos, antigua secretaria, se les acusaba de ocultar entre 50.000 y 900.000 dólares en cuentas extranjeras. A pesar de que conquistó la curul, su fuero no le sirvió de mucho, pues el aplastante triunfo de Chávez significó la posterior suspensión del Congreso para dar paso a la convocatoria de una asamblea constituyente. Pérez se lanzó, pero fue derrotado.  Con la renovación de la rama judicial, en 2001 el Ministerio Público reabrió el caso por corrupción contra Pérez y ordenó su detención. En enero de 2002 un tribunal de Venezuela falló a favor de la petición de orden de extradición del exmandatario quien se encontraba en República Dominicana. No obstante ese país la negó, lo que derivó en una tensa relación con Venezuela. Pérez calificó de “loco” a Chávez por lo que consideró un “chantaje”, la suspensión del suministro energético a ese país.  En octubre 2003, Pérez fue llevado al Presbiterian Hospital de Nueva York, ciudad donde vivía, aquejado de un fallo cerebro-vascular. Sufrió una parálisis de su lado derecho del cuerpo. Sin embargo, sus críticas contra el régimen de Chávez y sus sesudos análisis políticos siguieron publicándose.  En una ocasión, en un día de julio de 2004, instó a la oposición al uso de la violencia para levantarse contra el régimen de Chávez quien merecía “morir como un perro, con el perdón de esos nobles animales”. Hasta la oposición se mostró en contra de esas palabras pues en lugar de favorecer sus propósitos los contravenían.  En 2005, una fiscal de Caracas pidió ante un tribunal una orden de captura por su responsabilidad en los hechos ocurridos durante el Caracazo. Sin embargo, su salud estaba deteriorada.  Así, aquejado de su salud, pero solícito en las críticas a Chávez y con ganas de volver a Venezuela, pasó sus últimos días. A la edad de 88 años, pasado el mediodía de este 25 de diciembre, su corazón no resistió más.