La columna de Héctor Abad titulada 'Los hijos de Lindbergh' (SEMANA #1.072) es de gran lucidez. Desgarradora pero llena de sentido común. El chantaje del secuestro es intolerable. Muy realista, muy pragmático, muy dramático y conmovedor. El secuestro es un crimen horrendo contra la persona secuestrada, contra su familia y contra toda la sociedad. Un acuerdo humanitario o político con la guerrilla, evidentemente debería darse bajo la condición de 'no más secuestros', pero también que los guerrilleros que salgan de las cárceles deben vivir en otros países y abstenerse de actividades subversivas.