La Central de Beneficio Farallones representa toda una transformación de la cultura cafetera en cuanto al procesamiento del café, ya que implica el cambio de la modalidad tradicional de beneficio en las fincas de los caficultores al beneficio agroindustrial que propone la Central. Se trata de un proyecto con enfoque social y técnico que le ayuda a la comunidad a comprender su realidad para construir una visión compartida sobre el procesamiento comunitario del café en la Central y desarrollar capacidades sociales y empresariales. Con el fin de garantizar la calidad del café, proteger los recursos hídricos y mejorar los ingresos y calidad de vida de los caficultores antioqueños y sus familias, De los Andes Cooperativa e Industria Colombiana de Café, con su marca Matiz, inauguraron esta central de beneficio que, después de dos años de funcionamiento, registra un positivo balance. Lea también: Avanza proyecto de ley del Fondo de estabilización cafetera Para la construcción y puesta en marcha de la Central, Industria Colombiana de Café realizó una donación a la Cooperativa y hoy ese proyecto es de propiedad de esta última, que es responsable de su operación. Sin embargo, la compañía continúa apoyando a la Central acompañándola desde diferentes frentes, en donde se destaca principalmente la transferencia de conocimiento. En los Farallones del Citará, en el municipio de Ciudad Bolívar -Antioquia-, es donde se cultivan los granos de Café Matiz, a más de 1.700 msnv; la central ubicada en la misma zona, es el lugar donde el grano cereza pasa a pergamino. Así es como Matiz se convierte en un café de altura y origen sostenible. Las ventajas De otra parte, esta iniciativa, que afianza los lazos con los caficultores, genera beneficios tangibles en materia de sostenibilidad económica, social y ambiental. En el campo económico representa una disminución en los costos de beneficio de aproximadamente 30%, así como un pago de prima de calidad al caficultor, consistencia en la calidad del grano, liquidez inmediata, posibilidad de acceder a negocios con valor agregado y la no inversión en construcción y mantenimiento de beneficios en finca. A nivel social, los caficultores y sus familias tienen una mejor calidad de vida, ya que se reduce el trabajo del caficultor en 6 horas al día, aproximadamente. Esto le permite dedicar tiempo a otras actividades y a su familia. En materia ambiental se destaca un uso eficiente de los recursos. En agua, por ejemplo, se evidenció una disminución en el consumo utilizado para el beneficio (62.000 metros cúbicos de agua en el 2018), así como una reducción en la contaminación de las fuentes hídricas. También se destaca la utilización de energías limpias: secado a partir del cisco de café. Le recomendamos: Producción de café crece 2% de enero a abril Algunos resultados al cierre 2018 fueron: 12.379.430 kilos de cereza. 360 familias caficultoras beneficiadas. Consumo de un 80% menos de agua que en el beneficio tradicional.
Para seguir los avances de esta iniciativa sostenible que impacta a esta región del país y sus caficultores, encuentre más información en las redes de Instagram y Facebook.