Una de las situaciones más insólitas que ha dejado esta edición 105° del Giro de Italia se produjo tras la victoria de Biniam Girmay (Intermarché-Wanty-Gobert) en la etapa 10. El eritreo hizo historia siendo el primer ciclista de ese país que logra ganar etapa en una carrera de tres semanas, razón suficiente para que celebrara una vez venció a Mathieu Van der Poel (Alpecin-Fenix) en el esprint final.
Girmay se abrazó con todos sus compañeros y miembros del equipo, antes de llorar de alegría por el deber cumplido. A la hora de subir al podio, el ciclista del Intermarché estuvo sonriente recibiendo las felicitaciones de la organización, que resaltó por todo lo alto la gesta del primer corredor afro que gana una etapa en la corsa rosa.
Lastimosamente, el protocolo habitual para el ganador terminó en alerta por el duro golpe que recibió en el ojo izquierdo a la hora de abrir la botella de champaña que ofrecen los patrocinadores del Giro. El corcho salió disparado en dirección al rostro de Girmay, quien, a pesar de su alegría, tuvo que ser llevado a un hospital cercano para determinar si había lesiones de consideración en la región ocular.
Al final, el Intermarché tomó la decisión de retirar al corredor eritreo al considerar que no estaba en condiciones de continuar en una competencia tan exigente. Una semana después, Girmay no se ha recuperado y pone en duda su participación en las próximas carreras de la temporada, entre ellas el Tour de Francia.
La escuadra belga confirmó que el de Eritrea “se sometió a una nueva revisión médica en Bélgica el martes” y como resultado obtuvo que el ojo izquierdo necesita “más descanso” antes de volver a competencias. “Se espera que Biniam reanude los entrenamientos en los próximos diez días”, indicó el reporte médico.
Intermarché publicó unas cortas declaraciones del ciclista en las que llama a la tranquilidad de sus fans. “Me siento mejor, estoy feliz de no tener secuelas. Me gustaría agradecer a los médicos y a mi equipo por el apoyo”, afirmó.
“Espero poder correr pronto después de un descanso en casa en Asmara. Continuaré apoyando al equipo en el Giro, estoy muy feliz por su éxito”, terminó Girmay que, antes de retirarse, estaba metido en la pelea por vestirse con la maglia ciclamino, hoy prácticamente sentenciada a favor de Arnaud Démare (Groupama-FDJ).
Momento insólito
Lo más insólito de aquella etapa 10 fue que el corredor eritreo pasó de la alegría al nerviosismo en cuestión de minutos. Tras varios intentos lejanos, la batalla en la meta fue cosa de dos: Van der Poel, el favorito de los fanáticos, y Biniam Girmay, que utilizó toda la potencia de sus piernas para vencer al neerlandés y plasmar su nombre en los libros de historia del Giro de Italia.
“Es increíble, todo el día estuvimos controlando. No tengo palabras para agradecerle al equipo”, declaró Girmay en línea de meta bastante emocionado al haber marcado un antes y un después en el ciclismo de Eritrea.
Al subir a la tarima como ganador, se dirigió a abrir la botella que reposaba sobre el podio, soltó el sello de seguridad y recibió un fuerte golpe en su ojo izquierdo, que quedó evidenciado en las cámaras de la transmisión oficial.
A pesar del dolor que seguramente le representó la velocidad con la que salió disparado el corcho, Girmay levantó la champaña y la ofreció a los fans que lo aplaudían sin entender lo sucedido. El eritreo bajó de la tarima y allí informó de lo sucedido a los miembros del equipo, quienes rápidamente lo acercaron a la enfermería dispuesta por la corsa rosa.
Semana en la Ruta se encontraba esperando las declaraciones del ganador de la décima fracción. Sin embargo, el jefe de prensa informó a los medios de comunicación presentes que Girmay no podría atenderlos a raíz del duro golpe que lo obligó a ser trasladado a un centro asistencial inmediatamente.