El Giro regresa este martes –24 de mayo– con la etapa 16, considerada la fracción reina por el desnivel del terreno, al inicio de la tercera y última semana de la ronda italiana, que concluirá el domingo en Verona.
Tres duras subidas figuran en el largo recorrido de 202 kilómetros que llevan a Salo, junto al lago de Garde, en la estación de Aprica. El Goletto di Cadino como aperitivo, el mítico Mortirolo como plato principal y el desconocido Santa Cristina por último, donde tanto sufrió Miguel Induráin en 1994.
El Mortirolo, uno de los puertos más duros de Europa, se subirá en esta ocasión por la vertiente sur, que habitualmente se reserva al descenso (12,6 kilómetros al 7,6 %). Pero la subida se complica con una bajada muy técnica, sobre todo en caso de tormenta. En cuanto al Santa Cristina, una carretera estrecha, se ubica a menos de siete kilómetros de la meta.
Por la consecución del título, el ecuatoriano Richard Carapaz encara como líder la última semana del Giro, pero su ventaja es mínima sobre sus tres perseguidores: el australiano Jai Hindley, el portugués João Almeida y el español Mikel Landa, a menos de un minuto.
La experiencia de la victoria en primer lugar, ya que el campeón olímpico en Tokio ya inscribió su nombre en el palmarés del Giro-2019, con los colores del equipo Movistar, que dejaría después por el INEOS, con el que finaliza contrato al término de la presente temporada.
En segundo lugar, su fortaleza. Impermeable a la presión, pero también a las condiciones climáticas, sea calor o frío, y a la altitud, la ‘Locomotora de Carchi’, su región en Ecuador, cerca de la frontera colombiana, presenta garantías tranquilizadoras para su equipo.
Aunque quienes en principio deben arroparlo, como el australiano Richie Porte, mostraron signos de debilidad en la etapa de Turín el sábado, cuando los Bora de Hindley pasaron a la ofensiva.
Por el momento, Carapaz no ha abierto un hueco significativo aunque atacase en las carreteras de Turín. “No esperaba que dos o tres corredores regresasen” a darle alcance, reconoció Carapaz en meta.
Durante el día de descanso, este lunes, cerca del lago de Garde, el ecuatoriano de 28 años se mostró confiado: “La última semana nos es favorable. Las etapas de montaña son largas y el papel del equipo será importante. Tenemos la ‘maglia rosa’ y es una motivación extra para defenderla”.
“Me siento aún mejor que en 2019″, proclamó el líder del INEOS.
La amenaza de Hindley
En dos semanas, el australiano se impuso como único líder del equipo Bora, que se había presentado en la salida de Hungría con varios potenciales aspirantes. Pero el neerlandés Wilco Kelderman perdió toda opción en la llegada a Blockhaus y el alemán Emanuel Buchmann también parece haber llegado a su límite, al contrario que Hindley, que ha ido de menos a más.
Ganador en el Blockhaus, el australiano impresionó el sábado en la etapa en Turín por su frescura. A siete segundos de Carapaz, cuenta en su favor con la experiencia en el Giro-2020, cuando perdió la maglia rosa en la contrarreloj del último día corriendo para el Sunweb (actual DSM).
Hindley (de 26 años) cuenta con el apoyo de un equipo potente, hasta ahora más consistente que el UAE de Almeida y el Bahrein de Landa.
El portugués tiene la ventaja de la contrarreloj final en Verona (de solo 17,4 kilómetros) y Landa su gen de escalador.
En este Giro agotador, la acumulación de esfuerzos puede suponer un factor diferencial, más aún porque las previsiones climáticas anuncian lluvia para el final de la 16.ª etapa que lleva a Aprica (con más de 5.000 m de desnivel positivo).
El ‘Tiburón’, el italiano Vincenzo Nibali ,cuenta con algo menos de tres minutos de retraso. Menos del que presentaba al inicio de la tercera semana durante su victoria de 2016.
*Con información de la AFP.