Fernando Gaviria llegó a la edición 105 del Giro de Italia con toda la intención de volver a sumar una victoria en territorio italiano. Desde el 2019, esta se la ha hecho esquiva y el colombiano no quiere irse este año en blanco. Su desespero por estar en el primer cajón del podio de una etapa y luchar por la maglia ciclamino, le han jugado una mala pasada y lo han llevado a tener ciertas reacciones que le podrían terminar costando bastante caro en el UAE Team Emirates de cara al futuro.

Hasta el momento, Gaviria tiene contrato con el equipo de los Emiratos Árabes hasta 2022. Sin bien el año pasado consiguió que le renovaran por un año más, sus actitudes durante la corsa rosa no están siendo del gusto de los directores y esto sería una razón para que se planteen la idea de no volverle a extender su contrato.

Aunque el colombiano llegó en un gran estado físico a esta competencia, hay rivales que se han mostrado algo más fuertes y le han negado la posibilidad de sumar un triunfo más en la ronda itálica, en la que suma un total de cinco, cuatro en el 2017 y una más en el 2019.

Entre sus más cuestionadas actitudes están las de la etapa 5, entre Catania y Messina y, principalmente, la de la etapa 6, entre la localidad de Palmi y Scalea, las cuales le costaron una serie de críticas hasta por parte de la prensa internacional.

En la primera de estas etapas mencionadas, al corredor de La Ceja, Antioquia, no le alcanzaron las fuerzas para vencer a Arnaud Démare (Groupama FDJ) y tuvo que conformarse con el segundo lugar. En línea de meta, al colombiano se le vio bastante molesto y hasta intentó empujar al francés, una acción que quedó registrada en cámaras y, además, le lanzó una pulla a su equipo al criticar, de una u otra forma, la bicicleta: “No puedo decir nada porque me regañan”, aseguró con bastante rabia.

Ahora bien, esto no fue todo. En el esprint del siguiente día de competencia, Gaviria, desafortunadamente, volvió a tener una actitud que los comisarios de carrera no dudaron en castigar y enviarlo hasta el último puesto de la clasificación.

El Misil parecía encontrar un resquicio en los últimos 500 metros e intentó aprovechar para alcanzar a sus habituales rivales. Sin embargo, se encontró de frente con dos corredores del DSM que le obstaculizaron la salida y esto caldeó sus ánimos de cara al cierre de la etapa.

Ansioso por no conseguir la victoria, Gaviria comenzó a empujar al neerlandés Cees Bol y por poco lo hace estrellarse con la valla de seguridad, acción que siempre es rechazada por la UCI y los organizadores de las principales carreras europeas, mucho más si se trata de una grande, y que llevaron a que la mirada de todo el mundo se enfocara en él.

Este tipo de rabietas, sin duda, no le hacen bien al colombiano de cara a buscar una nueva renovación con el UAE Emirates, ya que podría ser la gota que derrame el vaso para los directores y decidan darle fin a su vínculo.

Gaviria llegó al UAE Team en el 2019 proveniente del Quick-Step, equipo belga en el que tuvo algunos de sus mejores años. Sin embargo, en el equipo de los Emiratos Árabes, a pesar de que ha conseguido triunfos bastante importantes, aún tiene una que otra deuda pendiente en las grandes vueltas con su actual equipo, ya que sigue sin estrenarse ni en el Tour de Francia ni en la Vuelta a España.

El velocista colombiano todavía tiene varias opciones para luchar por una victoria en este Giro de Italia y demostrar por qué el UAE Emirates debe renovarle su contrato. Sin embargo, las rabietas del antioqueño dejan mucho que desear para su equipo y con muchas dudas para su continuidad de cara al próximo año.