Este domingo llegó a su fin la edición 105° del Giro de Italia, con conclusiones para Colombia por la victoria de Santiago Buitrago y los incontables intentos de Fernando Gaviria en busca de una etapa al esprint que finalmente no llegó.

De los seis escarabajos inscritos inicialmente, solo cinco lograron terminar la carrera. Miguel Ángel López (Astana), justo la carta del país para la clasificación general, se retiró en la etapa 4 por problemas físicos que le impidieron meterse en esa lucha de tres que definió el título este sábado en la Marmolada.

Por fortuna, las cuentas no se fueron en blanco para el país. Buitrago, quien ya había avisado en un par de ocasiones, destrozó la montaña en la etapa 17 y puso a celebrar al país con la única victoria en este Giro. El bogotano llegó a la carrera como escudero de Pello Bilbao y Mikel Landa, pero terminó robándose la atención del mundo por su valentía y la ambición de un triunfo que hasta le sacó lágrimas el domingo pasado en Cogne.

Ese llanto se transformó en alegría tres días después, cuando aguantó más de 160 kilómetros de fuga para atacar en el ascenso al Monte Rovere. Santi, como le dicen en el Bahrain, rompió todos los esquemas y llegó en solitario a Lavarone para dejar caer unas lágrimas, pero esta vez de victoria por el deber cumplido.

El ‘maestro’ fue Landa

Después de aquel momento bañado de gloria, Buitrago agradeció a su familia, amigos y compañeros de equipo que se alegraron de verlo cumplir el sueño de subirse al podio en una gran carrera.

Mikel Landa, compañero de cuarto del colombiano, se acercó a la zona mixta y le dio un sentido abrazo como felicitación. Por su parte, Santiago calificó a Mikel como su ‘maestro’ en este Giro, el que lo apoyó en los momentos difíciles y le aconsejó la estrategia para que esa victoria al fin llegara. Devolución de gentilezas, el español también le deseó lo mejor este domingo después de terminar tercero de la clasificación general, detrás de Richard Carapaz (Ineos Grenadiers) y del campeón Jai Hindley (Bora-Hansgrohe).

“A Santi solo le puedo decir que tenga paciencia”, arrancó Landa con una sonrisa en el rostro, respondiendo a los medios de comunicación latinoamericanos que se encuentran este domingo en Verona. “El ciclismo es duro, pero muy gratificante. Tiene algo muy especial, va a ser muy bueno”, agregó.

Landa considera que Buitrago “necesita tiempo, asimilar cosas que hay que aprender”, pero va por un camino que lo puede llevar a “ser un gran corredor”.

El español cierra esta participación en el Giro con un tercer lugar que sabe a poco, luego de haber manifestado tener las piernas para lograr su primer título en una grande.

Al igual que Carapaz, Landa sufrió en la Marmolada por el ataque de Hindley y perdió la posibilidad de hacer un ataque en busca de la maglia rosa.

En la contrarreloj final tampoco tuvo un rendimiento destacado, aunque le bastó para aferrarse al tercer lugar de la general, a 3′24′' del campeón. “Me voy satisfecho, he dado todo lo que tenía. Lo hemos intentado, hace mucho rato que no estaba en un podio, así que contento”, declaró en zona mixta.

“Muy contento con este tercer puesto, con el trabajo de todo el equipo”, agregó Landa. La fortaleza para volver a pelear una grande, algo que no hacía desde que estaba en el Movistar, está en la unión dentro del Bahrain y las caras ya conocidas que seguramente darán de qué hablar en el Tour y la Vuelta apoyados en la evolución de una nómina en constante crecimiento.