Egan Bernal ha dejado al descubierto, durante la entrevista exclusiva con SEMANA, todo lo sucedido en el accidente del pasado 24 de enero en un relato donde asegura que estuvo cerca de la muerte o de haber quedado parapléjico por la gravedad de las lesiones que le dejó el suceso.

Así las cosas, el campeón del Giro de Italia y del Tour de Francia tuvo un capítulo aparte para hablar sobre la importancia de su familia en todo el proceso de recuperación, dando un espacio muy especial a la señora Flor Gómez, su madre, quien lo ha acompañado en todo momento y que, según él, lo ha vuelto a tratar como a un bebé.

Tras arribar al centro médico donde estuvo por varios días, se conoció que Egan tenía que ser sometido a múltiples cirugías, producto de golpes que necesitaban la intervención quirúrgica cuanto antes. Bajo ese panorama, el pedalista contó a SEMANA cómo afrontó esta situación y cómo aún con dolor físico tuvo que reponerse para darles fuerzas a sus familiares, en especial a su señora madre, quien durante varios momentos se quebró en llanto al ver a su hijo en esa situación.

“Ella sabía que todo era un poquito más grave, no sabía qué tan grave, pero sabía que no era solo el fémur. Iba hacia el quirófano y vi a mi mamá, a Mafe, ya estaba sin dolor, me estaban llevando y mi mamá estaba llorando, obvio. Yo le dije: no, mamita, tranquila, no va a pasar nada. Entro a cirugía y ya. No es algo del otro mundo, yo intento tranquilizarla. A Mafe, mi novia, la saludé, no sé si estaba mi hermanito”, contó el ciclista cafetero.

Por otra parte, habló de las diferencias entre el dolor que sentía él y el que llevaba su familia: “Mi drama empezó cuando me desperté en cuidados intensivos. Yo sentía dolor físico, pero ellos, mi mamá, mi papá, mi novia, mi hermanito, tenían un dolor diferente”.

De manera complementaria y con el pasar de los días, expresó lo que a su parecer sentían los suyos al verlo en esa situación de salud: “Y yo creo que para ellos era muy duro verme en la cama con los dos tubos que salían de los pulmones. Imagínese, cada que respiraba, la sangre corría, venía, corría, venía, y al lado de la cama había dos tarros gigantes con toda la sangre que iba drenando y no me podía mover”.

En un relato sentido, contó cómo su mamá lo cuidó durante algunos momentos en su estadía en la UCI: “Me tenían que cambiar el pañal y mi mamá me volvió a cambiar un pañal, ella decía: “Es mi niño, es mi bebé otra vez…”.

Finalmente, no guardó palabras de agradecimiento para sus familiares, los cuales han estado presentes en cada momento desde aquel 24 de enero, cuando empezó a librar una de las carreras más importantes, su carrera por la vida: “A mi mamá, mi papá, mi hermanito y pues obviamente a mi novia, que gracias por acompañarme en ese momento tan difícil y por ser tan fuertes. Creo que no fue fácil para ninguno de ellos verme en esa situación. Eso de mi mamá cambiándome el pañal, hasta mi novia paladeándome, mi papá también, mi hermanito viéndome con bastante dolor, que de hecho lo tenían que sacar porque ya no era bueno para él verme así. Así que yo creo que les tocó muy duro, pero siempre se mostraron muy fuertes. Creo que esa fortaleza me la transmitieron y hasta cierto punto es un trabajo en equipo y de verdad creo que si ellos no hubieran estado conmigo en la uci, acompañándome y ayudándome a hacer los ejercicios y dándome esa buena energía, seguramente no estaría en este momento y en este punto”.