¿Cómo diferenciar una buena escapada de una mala? Tres expertos en esta suerte del ciclismo ofrecen sus teorías sobre el arte de las fugas en carrera: Sylvain Chavanel, Tony Gallopin y Lennard Kämna.
Los tres pueden presumir de victorias en el Tour de Francia. Y el alemán se quedó a un paso de una segunda victoria el viernes.
Diseccionar el recorrido
Los inicios del Tour de Francia son poco propicios para las fugas, que se suelen producir por lo general una vez se han establecido diferencias reseñables, “y con el estado de cansancio de todo el mundo”, explica el ya retirado Sylvain Chavanel.
“El perfil cuenta también por su puesto, es preferible que sea accidentado”, diserta el triple ganador de etapa en la grande boucle.
“Cuando la etapa es llana, es una lotería”, desarrolla Tony Gallopin, victorioso en Oyonnax en 2014. “Es necesario tomar la buena ola”.
Pero no hay que mostrarse demasiado selectivo, según Kämna, alcanzado a menos de 200 metros de meta en la Planche des Belles Filles. “Yo no elijo una etapa en particular. Me ocurrió en el Giro, quería estar como fuera en la escapada porque me parecía el día perfecto para mí. Fallé porque estuve demasiado activo antes del movimiento bueno”.
Multiplicación de experiencias
El buen golpe no se anuncia, según Kämna. “No se puede sentir que ha llegado el momento, es diferente cada vez”, apunta el escalador del Bora. “Hay que probar mucho”.
Una de sus victorias más prestigiosas, en el Etna en mayo en el Giro, se vio influida por la casualidad. “No tenía previsto estar en la escapada. Ocurrió así, la oportunidad se presentó”.
Aunque las oportunidades pueden provocarse, desliza Sylvain Chavanel. “Si intuimos corredores interesados y nos entendemos bien con ellos, se habla: ‘Si te interesa no te quedes demasiado lejos de mí’, hay pequeños acuerdos, unos códigos”.
Inteligencia colectiva
Pero el destino de los huidos depende en gran parte de la composición del grupo. “Es necesario que todos estén motivados”, insiste Kämna. Si el objetivo es la victoria no hay lugar entre los escapados para mostrar anunciantes, o corredores que se meten en la fuga por indicación de su director.
Entre los compañeros de escapada ideales cita espontáneamente a ‘Kaspy’ Asgreen, “un buen chico”. “Cuando le veo en la escapada siempre estoy contento”, afirma sobre el danés, que le acompañó en la 7ª etapa.
“Siempre hay corredores marrulleros, son conocidos, y hay otros con los que gusta rodar”, resume Gallopin. “Lo principal es entenderse bien. Una vez que se llega al final y se juega la victorias diferente, ahí empieza la táctica”.
No subestimar a rivales
El número de escapadas victoriosas ha aumentado estos últimos años -ocho de media en los tres últimos años en el Tour- bajo el efecto de un diseñador del recorrido, Thierry Gouvenou, con la idea de “no poner demasiados esprints”.
“En 18 Tours de Francia, sólo cuento con tres victorias”, recuerda Sylvain Chavanel. La diana es muy pequeñita. Cuando sabes que la escapada llegará al final, hay que concretar como sea”.
Pero no hay un secreto. “Hay presión pero hay que mantener la sangre fría”, explica Chavanel.
Kämna tampoco conoce la receta. “Miro a ver cómo parecen estar los otros y trato de encontrar el lugar para separarme”, explica. “Pero sobre todo no hay que subestimar a los rivales. Es mi mantra”.
*Con información de la AFP.