Dos días una noche, Jean Pierre y Luc DardenneLos hermanos belgas volvieron este año con la historia de Sandra (Marion Cotillard), madre de dos hijos, quien después de recuperarse de una depresión es despedida de la empresa donde trabaja.Sin embargo, podría recuperar el empleo si sus compañeros de trabajo, dieciséis sin contarla a ella, deciden por votación secreta y por mayoría renunciar a una bonificación de 1.000 euros a cambio de que ella mantenga su empleo. Sandra, con el apoyo de su marido, emprenderá durante un fin de semana, el de los dos días y una noche del título, un periplo desesperado para contactar a cada uno de sus compañeros e intentar convencerlos de que estén a su lado, de que voten a favor de ella.

El club, Pablo LarraínLa más reciente película del cineasta chileno (No y Post mortem), ganadora del Premio de la Crítica en la pasada edición del Berlinale, tiene como protagonistas a cuatro curas hedonistas, quienes a pesar de encontrarse en una casa de penitencia pasan los días tomando, comiendo y apostando en carreras de perros. Su apacible vida, sin embargo, toma un giro cuando un padre adusto amenaza con cerrar la casa y el loco del pueblo, presuntamente abusado de niño, los confronta a todos. Larraín utiliza la tensa situación de la casa para elaborar una inquietante parábola sobre Jesús, y la religión, como una forma de denunciar la impunidad.

Gente de bien, Franco LolliLa ópera prima del bogotano, quien ya se había dado a conocer gracias a cortometrajes como Rodri (2012), explora como pocas las tensiones sociales del país. Pero su mérito, quizás, está en cómo lo hace. En vez de acudir a un guion de proporciones innecesarias, con muchos personajes, Lolli se centra en la relación entre el hijo de un carpintero y unos niños adinerados de su misma edad. En una finca y en la ciudad, y con actores naturales que no conocían el guion (a excepción de la gran Alejandra Borrero), el director logra una película realista donde las similitudes (y sobre todo las diferencias) entre los protagonistas parecen marcar la pauta.

Intensamente, Pete DocterPixar es un maestro a la hora de manipular emociones. Todas sus películas, o casi todas, se han convertido en clásicos de la noche a la mañana. E Intensamente no es la excepción, a pesar de ser conceptualmente su obra más arriesgada. La cinta transcurre en la mente de la preadolescente Riley Anderson, convertida por el estudio de animación en un mapa casi freudiano donde cinco emociones (alegría, tristeza, miedo ira y desagrado) deben lidiar con una serie de cambios inesperados, así como emprender un recorrido por los lugares más recónditos de la psiquis, como la fábrica de sueños y el inconsciente.

Leviatán, Andréi ZviagíntsevEsta película, que cosechó varios premios incluido el Globo de Oro a mejor película extranjera, también generó gran controversia en su país, al ser tildada de “antirrusa” por altos funcionarios de la administración de Vladimir Putin y representantes de la iglesia ortodoxa. Retrata la historia de Kolia, un mecánico que vive con su familia en un pequeño pueblo a orillas del mar de Barents (norte de Rusia), quien se ve enfrentado a la corrupción de las autoridades locales que buscan arrebatarle su casa y su taller. Leviatán es una adaptación contemporánea del libro de Job. Aquí, las duras pruebas que soporta el personaje no provienen de Dios, sino de un Estado opresor.

La sal de la tierra, Wim Wenders y Juliano Ribeiro SalgadoWim Wenders, el director del Nuevo Cine Alemán que tiene entre su extensa filmografía grandes homenajes - Pina, Buena Vista Social Club - se reunió con Juliano Ribeiro Salgado para componer este documental sobre la obra del fotógrafo brasileño –y padre de Juliano- Sebastião Salgado. La sal de la tierra recoge las imágenes de un hombre que viajó durante más de 40 años por el mundo capturando el espíritu humano, sus movimientos, sus transformaciones y su devastación.

Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, Alejandro González IñárrituEn clave de humor negro, esta película protagonizada por Michael Keaton narra la historia de Riggan Thomson. Un decadente actor de Hollywood famoso por su papel del superhéroe Birdman luchando por montar la adaptación teatral de un cuento de Raymond Carver en la que ha invertido todo la esperanza de ganar verdadero reconocimiento como actor. El cruce con la vida real de Keaton y el mítico superhéroe que interpretó en los 90, disparan la historia hacia nuevos sentidos. Nuevas reflexiones sobre el trabajo del actor en la industria cinematográfica, la decadencia y por supuesto, la redención.

Mommy, Xavier DolanA sus 26 años, este cineasta canadiense tiene una filmografía envidiable. No solo ha filmado 5 largometrajes, sino que además ha ganado un sinfín de premios, incluidos varios en Cannes. Mommy, su más reciente cinta,trata sobre la relación entre una madre inestable y su aún más inestable hijo, quien sufre de repentinos ataques de rabia. Después de sacarlo de un centro especializado para jóvenes, la mamá intenta que ambos tengan una vida apacible, algo que logran durante un tiempo gracias en parte a la ayuda de una vecina. Más allá de la historia como tal, el éxito de Mommy radica en las decisiones estéticas del director, y en su manejo de actores.

Violencia, Forge ForeroLas tres historias que componen la ópera prima del bogotano Jorge Forero, estrenada en Berlín este año y distribuida brevemente en el país no como otra película más, sino como una obra de arte, tienen como telón de fondo el conflicto armado colombiano: la muda pero sonora cotidianidad de un secuestrado por la guerrilla en la selva, el reclutamiento ilegal de del jóvenes urbanos por parte de las fuerzas armadas y la tranquila vida de un capataz paramilitar, quien durante el día entrena soldados y por la noche sale a pasear con su novia. Violencia es un ejercicio de reflexión que demuestra, entre otras cosas, que en todo bando hay víctimas y victimarios.

Whiplash, Damien ChazelleAndrew Neiman (Miles Teller), es un baterista de 19 años, que sueña con la grandeza pero duda si su sueño se hará realidad alguna vez. Abrumado por la fracasada carrera como escritor de su padre, Andrew tiene la determinación de llegar a lo más alto en el conservatorio musical más prestigioso del país. Una noche, Terence Fletcher (J.K. Simmons), un director de orquesta conocido por su talento y por sus terribles métodos pedagógicos, descubre a Andrew practicando la batería. Fletcher despierta en Andrew una pasión por alcanzar su meta y sorpresivamente, al día siguiente, Fletcher solicita que le transfieran a su banda. Así comienza un duelo orquestada de obsesión y jazz.